Como Cristianos, todos somos extranjeros en una tierra desconocida

Friday, May. 31, 2013
Como Cristianos, todos somos extranjeros en una tierra desconocida + Enlarge
By The Most Rev. John C. Wester
Bishop of Salt Lake City

Desde hace algún tiempo he tratado de entender la reacción de tantos americanos hacia nuestros inmigrantes, documentados e indocumentados. ¿Por qué existe tanto resentimiento, tanto vitrolismo, cuando hablamos de inmigración?, ¿Por qué somos tan crueles si el país es de inmigrantes?

Después de meditar, me di cuenta de que tal vez puedo compartir ciertos tratos con aquellas personas que están en contra de los inmigrantes. Si interiorizo un poco más, puedo encontrar áreas en mi vida en donde soy muy duro con mis semejantes, tan negativo sin aceptación.

Me di cuenta que este primer paso para la reforma migratoria, es una reforma personal; es examinar nuestras propias acciones y palabra, es recordar momentos en donde nosotros también fuimos migrantes en tierras desconocidas; solos, temerosos y con una incertidumbre acerca de nuestro futuro, y como estos momentos nos moldearon.

Mi primer experiencia migratoria fue cuando estaba en el kínder. Recuerdo muy claramente el momento en que mi mamá me dejó en la escuela. La puerta de cerró y su confortante presencia desapareció. Me senté, solo en un cuarto desconocido lleno de personas extrañas. Y entonces la maestra me dio un abrazo, galletas y leche – tal vez esto no iba a estar tan mal!, fue esa experiencia de bondad en esa tierra desconocida la que cambio todo.

Es en estos momentos de la vida dia-ria que Dios nos muestra su amor, compasión y misericordia, y nos guía. Jesús se sintió atraído por la actitud de sus con temporarios hacia los niños de Dios" como los estereotipos, miedos, egoísmos y avaricias hacen posible que las personas ignoren, acosen, ataquen y empujen a las sombras a aquellas personas que son diferentes a ellos.

2000 años después, esto no ha cambiado mucho. Conforme escuchamos preguntas acerca de la reforma migratoria, debemos preguntarnos a nosotros mismos si todavía, a nivel personal, estamos empujando a las personas hacia las sombras. ¿Existen personas que ignoramos?, ¿Existen personas con las que no concordamos y hacemos menos, bien sea por sus puntos de vista o porque tienen un tato o por su forma de vestir?

Gran parte del debate migratorio es acerca de la construcción de muros. Pero existen muchos otros muros que nos aprisionan, los mismos muros que Jesús estaba en contra" estereotipos, miedos, egoísmos y avaricias. ¿Cómo es que como individuos aprisionamos a los demás?, ¿A quiénes estamos sacando de nuestras vidas?. Como parte de nuestro camino hacia el entendimiento de la migración, debemos preguntarnos cuales son los muros que ponemos entre nosotros y otras personas.

Para la Iglesia Católica la unidad familiar es un componente vital de la reforma migratoria. El entender lo que esta significa más profundamente, pregúntense como es que trabajan ustedes para la unión de sus familias, amigos, feligreses y compañeros de trabajo. ¿Es la unidad tan importante como lo son intereses personales?

Mis hermanos obispos y yo frecuentemente hemos hablado acerca de que el actual sistema migratoria crea una ‘sociedad en las sombras’ o una subclase permanente. Una vez más, podemos entender mejor lo que esto significa a nivel nacional si primero vemos nuestras vidas y nos preguntamos, ¿quiénes son las personas que utilizamos o manipulamos para nuestro beneficio propio sin importarnos su dignidad?

¿Cómo es que nos dirigimos a estas personas?. Las palabras son muy poderosas. Nos guste o no, las palabras lastiman y humillan a las personas. Todos somos hijos de Dios, no insectos o bichos, tsunamis, desastres o invasiones que conllevan a pensamientos de destrucción. Pregúntense como es que utilizan sus palabras en sus vidas. ¿Lastiman a las personas, los humillan, los ridiculizas?, o utiliza sus palabras para reafirmar a las personas?.

Estamos posicionados de manera que viajamos junto a los migrantes ya que nosotros mismos somos migrantes. Somos peregrinos. Está en nuestro DNA como país y es parte de lo que es ser hijos de Dios, el hacer camino hacia la grandeza del reino.

Nos vemos como parte del camino con otros en lugar de solos, habiendo llegado, sin necesitar crecimiento, siendo mejores que otros?.

Una vez que hayamos reconocido que nuestro camino hacia Cristo nos llama a ser los que brindamos abrazos, galletas y leche a los extranjeros, tal como mi maes-tra lo hizo años atrás en el kínder, seremos más capaces de defender a aquellas personas que sus caminos los han llevado a cruzar nuestras fronteras.

For questions, comments or to report inaccuracies on the website, please CLICK HERE.
© Copyright 2024 The Diocese of Salt Lake City. All rights reserved.