Traducción: Laura Vallejo
SALT LAKE CITY — Dos sacerdotes quienes han estado sirviendo en la Diócesis de Salt Lake City, el padre Rafael Murillo-Ventura y el padre Sebastien Sasa Nganomo Babisayone, serán incardinados a la diócesis a partir del 1ero de noviembre.
Ambos sacerdotes llegaron a Utah de otros países. Cada uno ahora tienen permiso de su Obispo para ser incardinados en esta diócesis, lo que significa que ahora ellos estarán bajo la dirección del Obispo Oscar A. Solis y sus sucesores.
Teológicamente la incardinación “subraya la cercana y permanente asociación de los Obispos, presbíteros, y diáconos en el ministerio ordenado de la Iglesia y de su estructura jerárquica,” dijo el padre Kenneth Vialpando, vicario de clero, citando a un artículo de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos en inglés titulado “Protocol for the Incardination or Excardination of Deacons.”
En las cartas enviadas a los sacerdotes informándoles sobre su incardinación el Obispo Solis escribió… “durante si tiempo aquí, se han ganado el respeto y admiración de tanto sus hermanos sacerdotes y de los laicos a quienes han servido,” El Obispo también notó que el Colegio de Consultotes de la diócesis “unánimemente recomendó mi propuesta para su incardinación.”
El padre Murillo recibió el permiso para ser incardinado en la diócesis por parte del Obispo José Elías Rauda Gutiérrez, OFM de la diócesis de San Vincente, en El Salvador.
Nacido y Criado en El Salvador, el padre Murillo ingresó al seminario a los 18 años de edad y fue ordenado al sacerdocio el 14 de diciembre de 1996 en su ciudad natal por el Reverendísimo monseñor José Oscar Barahona Castillo de la diócesis de San Vicente, en El Salvador.
Su primera asignación como sacerdote fue en Tilobasco Cabañas, en El Salvador. Después de eso se fue a Roma para terminar un título en estudios teológicos de la Universidad Pontificia Gregoriana; el padre tiene una licencia (el equivalente a una maes-tría) en teología.
Después de terminar sus estudios el padre Murillo pasó algún tiempo en la Arquidiócesis de Baltimore antes de regresar a El Salvador.
El padre recibió la invitación para realizar ministerio en la Diócesis de Salt Lake City de sus compañeros sacerdotes de El Salvador quienes sirven aquí. Fue aceptado y después de llegar en el 2013 comenzó su asignación temporal como vicario parro-quial en la parroquia de St. Francis Xavier en Kearns. Después fue asignado a la parroquia de St. Elizabeth en Richfield, para entonces irse a Notre Dame de Lourdes en el condado Carbon. En el 2019 comenzó a servir como administrador de la parroquia de St. Marguerite en Tooele, posición que actualmente sostiene.
“Desde que llegué aquí, me he sentido muy cómodo con las personas, con mis compañeros sacerdotes y con el Obispo; ellos han sido grandes amigos y un gran apoyo,” dijo el padre Murillo. “Aprecio todo lo que hacen por mí, y estoy muy agradecido con nuestro Obispo Oscar.”
El padre dijo que ser incardinado en la Diócesis de Salt Lake City tiene sentido porque la diócesis es como su hogar. “También el compartir mi ministerio aquí, donde creo que los Católicos nos necesitan. Espero que mi ministerio aquí puede ser una bendición tanto para ellos como para mí.”
El padre Sasa dijo que recibió la inspiración para ser sacerdote de un sacerdote de su infancia el padre Antoine Wawa.
“Un día le dije a mi papá Sebastien y a mi mamá Viviane, me gustaría hacer y vivir como el padre Antoine Wawa,” dijo el padre. “Con la ayuda y consejo espiritual de los padres Wawa y Kinzanza Celestin, desde los 9 años de edad hasta la preparatoria, entendí que Dios me estaba llamando a servir a Jesús y a su Iglesia.”
El padre Sasa fue ordenado al sacerdocio 30 de noviembre de 1997 para su diócesis natal en Mbujimayi, en la Republica Democrática del Congo. Asistió a la Universidad Católica del Congo en Kinshasa, instituto teológico de Kintambo, y de ahí se fue a estudiar a la Universidad Pontificia Urbaniana en Toma. Tiene títulos en filosofía y en teología, así como una maestría en administración pública de la Universidad Guillermo Marconi en Roma y un doctorado en misiologia.
En el 2017 llegó a la Diócesis de Salt Lake City. Anteriormente a su asignación como administrador de la parroquia de San Pedro y San Pablo en West Valley City, el padre sirvió en las parroquias de St. Joseph en Ogden, en St. Ambrose en Salt Lake City y en la parroquia de St, George en St. George.
“Mi experiencia en la Diócesis de Salt Lake City ha sido excelente”, dijo el padre. “Solo puedo agradecer a Dios por todas sus bendiciones. Desde que llegué a la diócesis en marzo del 2017 como sacerodte ‘Fidei Donum’ (sacerdote que es enviado por su Obispo para servir en una diócesis que tiene escases de sacerdotes) inmediatamente me sentí como parte de la familia. El Obispo Oscar A. Solis nos recibió muy bien y siempre nos ha acompañado con su amor fraternal.”
El padre Sasa ha recibido el permiso para ser incardinado aquí por parte del Obispo Bernard Emmanuel Kasanda Mulenga de la Diócesis de Mbujimayi, en la República Democrática del Congo.
“Escogí la incardinación por dos motivos,” dijo el padre Sasa. Primero fue que con la clausura del Instituto Secular St. John the Baptist en la Diócesis de Mbujimayi, “el Obispo nos pidió elegir una diócesis en la que pudiéramos servir,” dijo el padre.
“La segunda es la falta de sacerdotes de vocaciones al sacerdocio como una necesidad, la urgencia de anuncia la Buena Nueva aquí en Utah,” dijo el padre. “Pensé que con mis habilidades misiológicas y misioneras, con mi experiencia pastoral en África, en Europa podría ser útil para mi ministerio aquí en los Estados Unidos de América.”
“El tener al padre Murillo y el padre Sasa, además de muchos otros sacerdotes quien han sido incardinados en nuestra diócesis, fortalece nuestro presbiterado, parroquia y diócesis., principalmente porque estos sacerdotes quienes vienen de varias diócesis alrededor del mundo llegan con varios dones para la mesa, para el altar del Señor, con su solida fe, rica cultura y habilidades bilingüe o multilingües, las cuales definitivamente complementa sus ministerios, dones y talentos de los sacerdotes nativos que nacieron y se criaron en Utah o quienes han sido incardinados en nuestra diócesis en su ordenación,” dijo el padre Vialpando.
La incardinación de estos sacerdotes no solo “es una bendición para ellos y para sus familias, sino para todos nosotros en la diócesis quienes gratamente aprecian su sacerdocio,” agregó el padre Vialpando.
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