Durante su funeral el padre Patrick Elliott es recordado como un fiel siervo de Dios

IC Foto/Marie Mischel

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Traducido por: Laura Vallejo

SALT LAKE CITY — El padre Patrick Elliott, padre retirado de la Diócesis de Salt Lake City quien falleció el 29 de noviembre, “dio un testimonio de altruismo, de un siervo dedicado a Dios,” dijo el Reverendísimo Oscar A. Solis, Obispo de Salt Lake City durante la Misa funeraria realizada el 11 de diciembre en la Catedral de la Magdalena.

El Obispo Solis fue el principal celebrante y fue el encargado de la homilía en la Misa. Concelebrando estaban monseñor Colin F. Bircumshaw, vicario general; monseñor J. Terrence Fitzgerald, vicario general emérito; así como un gran número de sacerdotes diocesanos.

Entre el clero de otras religiones estuvieron el reverendísimo Rick Q. Lawson, antiguo decano, y el Rev. Canon Carol Marsh de la Catedral episcopal de St. Mark en Salt Lake City.  El diácono George Reade, canciller fue el diácono de la Misa; también asistieron varios diáconos, religiosos consagrados y laicado.

Durante su homilía, el Obispo Solis recordó al padre Elliot como un hombre muy especial para sus hermanos sacerdotes y para su familia.“Muchos fuimos bendecidos con el don del sacerdocio del padre Elliot y con su amistad. Como muchos otros, yo tuve la bendición de no solo por el ejercicio del ministerio sacerdotal, el cual compartimos, sino por su amistad.,” dijo el Obispo Solis. “Su vida, sus relaciones y su ministerio sacerdotal son testamentos de la preciosa bendición de Dios para él y para varios de nosotros.”

Resaltando que el padre Elliot respondió al llamado al sacerdocio a una edad adulta en su vida, dejando un trabajo asalariado para ingresar al seminario.

“He escuchado que cuando fue ordenado al sacerdocio para la diócesis de Salt Lake City hace unos 18 años, la diócesis nunca volvió a ser la misma,” dijo el Obispo, haciendo que los asistentes contuvieran la risa.

En una nota más seria, “el padre Elliot vivió una vida sacerdotal de dedicación, una vida para Dios y para su pueblo, marcada por el entusiasmo y la fidelidad,” dijo el Obispo.

“La Iglesia de Holy Family en Ogden, en donde sirvió por 12 años, y en donde se retiró, está hoy de pie como uno de los monumentos que el padre Elliot edifico, trabajando con los feligreses, construyendo un hermoso espacio de alabanza. En ese proceso no solo construyó un edificio, construyó una comunidad de fe vibrante.”

Después de su retiro el padre Elliot pidió regresar al ministerio activo, queriendo probar que “a pesar de su delicada salud nada lo podía detener para seguir sirviendo al Señor y para ejercer su ministerio. El padre Elliot nos dio un testimonio de altruismo, de un siervo dedicado a Dios,” dijo el Obispo.

Durante su retiro el padre Elliot tenía la esperanza de servir como capellán en la escuela Madeleine Choir y en la Catedral de la Magdalena.  “un ministerio que anticipó con gran alegría,” escribió Gregory Glenn, administrador pastoral de la escuela en la página en línea de la misma. “Extrañaremos sus conversaciones francas e ingenuas, sus oraciones y su apoyo a nuestro trabajo y su maravilloso sentido del humor.”

Durante sus comentarios en la vigilia previa al funeral, monseñor Joseph M. Mayo dijo que el padre Elliot fue un tesoro único “no solo para la comunidad de Ogden y de Salt Lake City sino para todo el país, en donde trabajó cuando joven. Extrañaremos su simpatía, su cándida sonrisa y su risa.”

Monseñor Mayo dijo que el padre Elliot ocupó un espacio especial en el corazón de la Iglesia, de los amigos que conoció a lo largo de sus años como seminarista y como sacerdote, y especialmente su gran mentor el fallecido Arzobispo George H. Niderauer.

Los regalos en su memoria pueden ser hechos para el legado de la Iglesia Holy Family, con copia a ‘The Catholic Foundation of Utah’, 27 C Street, Salt Lake City, Utah, 84103.