HUNTINGTON — Han pasado más de dos semanas desde que dos huracanes arrasaran las costas en México dejando cerca de 97 muertos y 68 personas desaparecidas. De acuerdo al gobierno mexicano Miles de turistas permanecieron atrapados en Acapulco y cerca de 100,000 personas fueron afectadas en Sinaloa. Mientras tanto en las misiones del centro-este de Utah, el aspecto humano de las tormentas pego duro. Rosario León Cano, feligrés de la Misión de San Rafael en Huntington, todavía está muy preocupada por el futuro de las comunidades afectadas en México. Sus papas, abuelos, tíos y básicamente un gran número de su familia están dentro de las familias que fueron afectadas en una pequeña población en el estado de Sinaloa, en donde uno de los huracanes tuvo su epicentro y 90 comunidades del estado fueron afectadas por las fuertes lluvias y vientos de hasta a45 millas por hora que dejaron a las comunidades llenas de lodo, inundaciones y avalanchas. Entre los do huracanes 29 estados de la república mexicana fueron afectados. "Fue realmente frustrante ya que no nos podíamos comunicar con nuestros familiares", dijo Cano. Muchos días pasaron antes de que ella pudiera volver a escuchar la voz de su papa. "Gracias a Dios todos están vivos", dijo Cano. "La casa está todavía hay pero esta toda inundada". El destino de su familia es similar al de muchas otras familias, a pesar de que su casa está en pie todas sus pertenencias se perdieron. "Todos allá están tratando de ayudar y de buscar ayuda a través de la iglesia, la comunidad y el gobierno, pero a todas esas personas les espera un largo periodo de recuperación ya que no podrán trabajar en un buen tiempo", dijo Cano. Muchos otros católicos en Utah tal como Silvia y Mingo Olivas también tienen familiares afectados en México. "Estábamos esperando escuchar de nuestra parroquia para saber cómo podemos ayudar a nuestros familiares allá", dijo Silvia, también feligrés de la misión de San Rafael. Sus hermanos y padres perdieron todo en la tormenta. "Al principio no me consolaba nada. Realmente estaba muy preocupada por ellos. No cuentan con un teléfono en la casa y no había luz, así es que no podían usar los celulares", dijo Silvia. Cuando finalmente pudo comunicarse con ellos se enteró de que pudieron salir de sus casas antes de que las inundaciones las destruyeran. "En el rancho hay un canal muy cerquita y se desbordo. Fue terrible", dijo Silvia quien quiere que las personas sepan que "hoy debemos de unirnos y ayudarlos porque mañana puede que seamos nosotros los que necesitemos ayuda". Cuando las noticias de los grandes daños finalmente llegaron, la comunidad en Huntington y Ephraim se unieron a orar para que Dios protegiera a sus familias. "Y ahora estamos tratando de encontrar formas para mandarles ayuda", dijo Cano. "Algunas familias están vendiendo comida para juntar dinero para enviar; otras más ya han enviado dinero a través de Western Union pero es una larga recuperación", dijo Cano. "Nos preocupa mucho que la ayuda no esté llegando a quien verdaderamente lo necesita y a nuestras familias, pero hablando con el Padre Hope y con nuestro sacerdote allá en México nos sentimos mejor", dijo Cano. El padre Donald Hope es el administrador de la misión de San Rafael. La ayuda para las víctimas de los huracanes es recibida en Caritas México, una filial de CRS. CRS es la agencia internacional humanitaria oficial de las comunidades católicas en los Estados Unidos. Para realizar un donativo las personas pueden acudir a http://www.catholicrelief.org/ y dar un click bajo el ícono ‘donate’. En la forma las personas pueden especificar a qué esfuerzo de ayuda quieren que se dirija su dinero. Para donar vía telefónica en CRS marque al 1-877-435-7277 de 8 a.m. a 11 p.m. tiempo de este. Para donar por correo mandando un cheque o un ‘money order’ a Catholic Relief Services, P.O. Box 17090, Baltimore, MD 21203-7090. "Nunca sabemos cuándo vamos a necesitar ayuda en una tragedia. Si podemos ayudar a nuestros hermanos y hermanas ahora es cuando", dijo Cano.
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