Jóvenes se reúnen alabando al Señor

Friday, Jun. 20, 2014

SALT LAKE CITY – El 14 y 15 de junio más de 700 jóvenes católicas de entre 13 y 25 años de edad se reunieron en el The Complex en Salt Lake City para un retiro de dos días que estuvo lleno de emociones, testimonios de vida, oraciones, alabanza, música, bailes y oración que culminó con la celebración de la Santa Misa por el Padre José Barrera, Vicario Parroquial de la Catedral de la Magdalena y asesor espiritual del grupo de  Renovación Carismática Diocesana.

Julio Cesar Escobar, uno de los ponentes narró como después de haber pasado varios años en prisión él encontró a Jesús.

“Yo asistía a grupos cristianos en la cárcel e imagínense como iba caminando… tenía cadenas en mis piernas y cadenas en mis manos… a veces uno necesita tocar fondo, pero si ustedes conocen a Jesús, si sienten el Espíritu Santo en sus córazones, ahora es el momento de regocijarse y alabarlo pidiéndole que los persone”, dijo Escobar. “Pídanle a Jesús que los perdone por enojarse con su papá cuando llega borracho, pídanle a Jesús que los perdone por estar enojados y gritarle a sus mamás, pídanle a Jesús que los guíe …”, mientras Escobar hablaba muchos de los jóvenes asistentes lloraban y se abrazaban buscando un  apoyo.

Escobar invitó a uno de los jóvenes a compartir su experiencia.

Benny dijo que él nació en California y a los 5 años de edad comenzó a usar drogas y alcohol. Tiempo más adelante se mudó a Utah pero todo siguió cuesta abajo.

“A los 14 años distribuía drogas. Yo creía que todo estaba bien… tenía dinero, hacia lo que quería… pero un día estando con mis papás [quienes se drogaban y vendían las drogas] la policía hizo una redada en mi casa… de repente me encontré en las calles solo, sin nada, con miedo. Pero entonces conocí a Jesús. No fue fácil ni sencillo, pero dejé que El me guiara, comprendí que sus promesas eran verdad. Jesús siempre ha estado conmigo, Jesús me ha perdonado”, dijo Benny quien ya no consume drogas ni bebe y quien ahora vive junto a sus tíos y sus hermanos en el norte de Utah.

“El retiro me ha abierto los ojos”, dijo Virginia, feligrés de nuestra Señora de Guadalupe, quien asistió al mismo junto a varios de sus amigos.

“Ahora estoy segura que sin importar lo que he hecho y lo que he pensado y lo que he sentido por y hacia mis padres Dios me ha perdonado y Él está siempre conmigo y le tengo que ser fiel”, dijo Virginia quien no quiso compartir su ape-llido.

El retiro estuvo organizado por el Grupo de Renovación Carismática Diocesano en conjunción con la Oficina del Ministerio Hispano y la Oficina del Ministerio de Jóvenes y Jóvenes Adultos de la Diócesis Católica de Salt Lake City.