La Diócesis celebra la Misa Crismal

Friday, Mar. 25, 2016
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El Reverendísimo George H. Niederauer, Arzobispo emérito de San Francisco, fue quien celebró la Santa Misa Crismal. IC Foto/ Laura Vallejo
By Laura Vallejo
Intermountain Catholic

SALT LAKE CITY  — El 17 de marzo la Catedral de la Magdalena abrió sus puertas dando la bienvenida al Reverendísimo George H. Niederauer, Arzobispo emérito de San Francisco, quien fue el celebrante y quien dió la homilía de la Misa Crismal bilingüe (inglés y español).
La tradicional Misa Crismal usualmente se celebra el Jueves Santo, pero debido a la extensión de la Diócesis de Salt Lake City, y a la necesidad de que los párrocos estén en su iglesia para celebrar la Ultima Cena del Señor con sus feligreses, la Misa Crismal se celebró una semana antes.
La Misa Crismal manifiesta la unidad de los sacerdotes con su obispo. También, los tres óleos ‘el Santo óleo de los catecúmenos, el Santo oleo de los enfermos y el Santo Santo óleo crismal son bendecidos’. Estos óleos son los que se utilizan en la administración de los sacramentos durante todo el año en toda la Diócesis.
“Es una gran alegría y privilegio el poder estar hoy aquí con ustedes”, dijo el Arzobispo Niderauer al comenzar la celebración y quien fuese el 8vo obispo de Salt Lake City.
El Arzobispo Niderauer enfatizó la cercanía de la Pascua en la cual celebramos la muerte y resurrección de nuestro salvador, Jesucristo, “una celebración en la que festejamos quienes somos y que somos por lo que Jesús ha hecho por amor a nosotros”.
Recordándolas palabras de la lectura del Evangelio, Lucas 4, y de la lectura de Isaías 6:  “El Espíritu e Dios está en mí, así es que es El quien me ha ungido!”, dijo el Arzobispo Niderauer. “Esta velada la Diócesis Católica de Salt Lake City celebra a Jesucristo nuestro Salvador y quien ha sido ungido por Dios. Dios ungió a Jesús como sacerdote y nosotros hemos sido  ungidos sacramentalmente para compartir esta unión en su vocación”.
El Arzobispo continuó diciendo que San Pedro enfatizó “Dios es quien firmemente nos establece junto a Cristo. El quien nos ungió y quien nos sanó, depositando así el Espíritu Santo en nuestros Corazones (2 Cor 1:21). Así pues el simbolismo de los óleos es rico en santificación, sanación, fortalecimiento, beatificación, dedicación, consagración y sacrificio”.
Concelebrando con el Arzobispo Neiderauer estuvieron Monseñor Colin F. Bircumshaw, administrador diocesano; Monseñor J. Terrence Fitzgerald, vicario general emérito; y muchos de los sacerdotes diocesanos.
Además varias de las mujeres religiosas que sirven en la diócesis, así como diáconos, candidatos y servidores laicos estuvieron presentes en la Misa.
Después de la homilía, todos los sacerdotes renovaron sus promesas sacerdotales.
Los diáconos junto a sus esposas también se pusieron de pie y pronunciaron en voz alta su compromiso de servicio al Pueblo de Dios. Las religiosas también se comprometieron ante sus comunidades y los laicos se comprometieron a seguir con su trabajo de servicio.
Entonces el arzobispo Niderauer les pidió a los laicos que “oren por sus sacerdotes, para que el Señor los llene de regalos en abundancia y para que los mantenga fieles como ministros de Cristo, para que así los guíen hacia El quien es la fuente de la salvación”.
Después de renovar las promesas, tres diferentes contenedores fueron presentados uno a uno ante el Arzobispo. Cada uno fue presentado por uno de los representantes de los diferentes ministerios: quienes cuidan de los enfermos, quienes se preparan para recibir el bautismo y quienes se preparan para el sacramento de la Conformación.
Los óleos de los enfermos y de los catecúmenos fueron bendecidos por el Arzobispo Niderauer y el Santo óleo Crisma fue consagrado.
Durante la bendición del óleo de los enfermos el Arzobispo Niderauer oro: “
“Señor Dios, Padre de todo consuelo, que has querido sanar las dolencias de las personas enfermas por medio de tu Hijo: escucha con amor la oración de nuestra fe y derrama desde el cielo tu Espíritu Santo sobre este óleo.
Tú que has hecho que el leño verde del olivo produzca aceite abundante para vigor de nuestro cuerpo, enriquece con tu bendición  +  este óleo para que todas las personas que sean ungidas con él, sientan en cuerpo y alma tu divina protección y experimenten alivio en sus enfermedades y dolores.
Que por tu acción, Señor, este aceite sea para tu pueblo, óleo santo, en nombre de Jesucristo nuestro Señor.”
Durante la bendición del óleo de los catecúmenos el Arzobispo Niderauer oro: “Señor Dios, fuerza y defensa de tu pueblo, que has hecho del aceite un símbolo de vigor, dígnate bendecir  +  este óleo y concede tu fortaleza a las personas que se preparan al bautismo que han de ser ungidas con él, para que, al aumentar en ellas el conocimiento de las realidades divinas y la valentía en el combate de la fe, vivan más hondamente el Evangelio de Cristo, y, admitidas entre tus hijos e hijas de adopción, gocen de la alegría de sentirse renacidas y de formar parte de tu Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor”.
Durante la consagración del Santo Crsima el Arzobispo Niderauer oro: 
“Pidamos a Dios Padre y Madre, que se digne bendecir y santificar este ungüento para que aquellas personas, cuyos cuerpos van a ser ungidos con él, sientan interiormente la unción de la bondad divina y sean dignas de los frutos de la redención.” 
Debemos hacer la presencia de Dios presente en el mundo a través de nuestras enseñanzas, proclamando y haciendo, como los tenemos, los sacramentos que celebramos,” dijo el arzobispo . “Es la continuación de la vida y del ministerio de Jesucristo entre el pueblo ahora es a través de la Iglesia”. 

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