Negocio de abejas ayuda a que el sueño de un refugiado sea realidad

Cortesía de CCS

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Siendo un ingeniero agricultor en Irak, Sahar vivía su pasión por la vida siendo una cuidadora de abejas en la granja de abejas de su padre. Juntos, trabajaban mano a mano, atendiendo a más de 80 abejas al día.

Desafortunadamente la vida de Sahar se pondría de cabeza debido a la guerra. Cuando las batallas llegaron a su ciudad, Sahar se vio forzada a llevarse a sus dos pequeños hijos y huir a un país vecino por su seguridad.

Allí, durante años permanecieron en el limbo, esperando regresar a su hogar o tratando de comenzar una nueva vida en un nuevo país. En el 2016 sus oraciones fueron respondidas al ser aceptados para reasentarse en Utah.

Por segunda vez en su vida, Sahar tuvo que comenzar de nuevo. Viajando a una tierra nueva, en donde no conocía a nadie.

Sahar fue recibida en el aeropuerto por un trabajador de Catholic Community Services de Utah (CCS) quien la ayudó a encontrar un departamento y a buscar un trabajo. Muy pronto Sahar se dio cuenta que su sueño de trabajar en la agricultura y con abejas todavía estaba allí y lo quería volver a hacer realidad. Trabajo con CCS para encontrar los recursos comunitarios para tomar los primeros pasos hacia el cuidado de abejas. Encontró un terreno para rentar para sus abejas y encontró micro préstamos para ayudar a comprar el equipo necesario así como las colmenas. Una abeja una colmena a la vez, Sahar ha visto como su sueño se hace realidad.

Hoy, Sahar se encuentra expandiendo su negocio y espera algún día tener más de cien colmenas.

Sahar es una de los miles de refugiados que cada año llegan a los Estados Unidos con habilidades valiosas queriendo contribuir en sus nuevas comunidades.

Cortesía de CCS

Traducido por: Laura Vallejo