Obispo lleva mensaje papal, oraciones, oído atento a hombres detenidos

Friday, Dec. 22, 2017
By Catholic News Service

Por Anne Marie Cox

Catholic News Service

DES MOINES, Iowa — El obispo Richard E. Pates de Des Moines pasó por la entrada de seguridad y caminó por un largo pasillo escoltado por guardias. La puerta se cerró mecánicamente detrás de ellos.

En la fría mañana del 7 de diciembre él se dirigía al centro de detención del Departamento de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés), una sección dentro de la cárcel del condado Polk, donde unas 30 personas estaban detenidas.

La sección aloja a personas detenidas por ICE y a algunos reos de la población general de la cárcel.

El obispo llevaba tarjetas de oración de Nuestra Señora de Guadalupe. Iba con el deseo de orar y escuchar las historias de los hombres en el centro de detención como parte de “Comparte el Camino”, un esfuerzo de dos años del Papa Francisco para aumentar consciencia y compasión por los inmigrantes y los migrantes.

“Mientras muchos de nosotros nos preparamos para la temporada navideña compartiendo tiempo con nuestras familias, quise venir y pasar tiempo con personas que están separadas de sus familias en el centro de detención”, él dijo en un mensaje preparado.

En una conferencia de prensa después de la visita, el obispo Pates le pidió al Congreso aprobar la propuesta Ley de Fomento para el Progreso, Alivio y Educación para Menores Extranjeros que ofrecería protección a los jóvenes cuyo estatus legal está bajo el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia.

Joe Simon, jefe de la oficina del alguacil del condado Polk, feligrés de la parroquia St. Joseph en Des Moines, escoltó al obispo hasta el espacio donde viven los reclusos. Veinte hombres, aproximadamente dos tercios de los que estaban en las habitaciones ese día, llegaron uno por uno.

Con padre Luis Mejía Mejía interpretando, él comenzó: “Estamos aquí representando al Papa Francisco. El Papa Francisco tiene un gran amor por todas las personas humanas sin importar dónde estén. Él quiere asegurar que estemos compartiendo el camino de ustedes.

“Ustedes son importantes para él, para mí, y le pedimos a Dios que los acompañe en su camino, tan difícil como puede ser”, él les dijo. “Somos sus compañeros, sus amigos. No estamos aquí para juzgarlos. Tenemos un lugar en nuestros corazones para cada uno de us-tedes”.

El diácono Dennis Wright leyó del Libro de Éxodo y el obispo Pates compartió palabras de esperanza de parte de la Iglesia Católica, tomadas de la “Carta Pastoral Sobre la Migración”, coescrita por los obispos católicos de México y Estados Unidos, “Juntos en el Camino de la Esperanza ya No Somos Extranjeros”.

Entonces el obispo Pates invitó a los presos a compartir sus historias y lo que escuchó fue una petición de ayuda.

“Necesitamos más rehabilitación de las drogas”, dijo un hombre. “Mi adicción es a la metanfetamina. Sigo regresando porque no puedo entrar en el tratamiento. Necesitamos tratamiento en la cárcel”.

“No estamos recibiendo la ayuda que necesitamos”, dijo otro hombre que dijo que lucha con su salud mental. “Al final del día ustedes de van a casa. Yo me quedo aquí”.

Como en muchas cárceles, no hay suficientes recursos para atender las necesidades de los adictos o los que sufren enfermedades mentales, dijo el jefe Simon más tarde.

Un hombre separado de su familia enfrenta la deportación por un delito que, él dijo, cree que otra persona podría haber recibido una sentencia aplazada o que él fue detenido simplemente debido a su aspecto.

“Aunque uno haga un trato, miran a uno como una persona distinta”, él dijo.

Él teme y está preocupado por su esposa y dos hijos pequeños.

“Si me envían de este país a otro país, ¿cómo ellos se las arreglarán?”, él preguntó. “¿Por qué no nos dan una oportunidad? Muchos de nosotros no tenemos antecedentes criminales. Solamente porque no tenemos papeles no significa que somos criminales.

“Sé que la oración ayudará”, él continuó. “Dios siempre encontrará una manera. Pero a veces la gente no piensa en eso. No ven dentro de nosotros. Deben ver lo que nuestra familia realmente significa”.

El temor a los criminales y la falta de empleos en su país, él dijo, “son el porqué venimos aquí, para buscar un futuro mejor para nuestras familias”. Él sueña que sus hijos reciban una buena educación y vayan a la universidad.

“Esa oportunidad no está disponible en mi país”, él dijo. “No entiendo. Todos necesitamos una segunda oportunidad”.

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