Reflexión por el Aņo de la Misericordia

Friday, Jul. 29, 2016

Mi año de la misericordia comenzó un miércoles. La fecha 23 de febrero del 2011. Un radiólogo, a quien nunca antes había visto, me confirmó lo que ya sabía. Tenía cáncer. Ese temido día comenzó uno de los más difíciles, pero a la vez mejores años de mi vida.
Mi temperamento, aunque no estoy orgullosa de él, es un poco fuerte. Estaba acostumbrada a ser quien estaba a cargo. No me gusta pedir ayuda. El necesitar ayuda, por lo menos para mí, es un símbolo de fracaso. Imagínense mi consternación conforme mi necesidad por ayuda crecía cada día. Mi lección fue aprender como aceptar misericordia y como hacerlo rápidamente.
La misericordia llegó de varias formas. De mi esposo, quien me demostró paciencia mientras pasaba por mis brotes emocionales y mis pensamientos irracionales en lo que parecía ser a diario. Para mi hija mayor, quien me demostró una sabiduría más grande de sus años. Para mi hija pequeña, quien fue valiente y fuerte. De mi padre y madre, hermanas y parientes quienes oraron por mí a pesar de la distancia. Para mi mejor amiga, quien compartió mis lágrimas, me levantó con su alegría y me obligó a mantener un diario. Para mi suegra quien cocinó, limpió, hizo las compras y me mantuvo con compañía. Para mis colegas, vecinos, personal médico, y desconocidos quienes me dieron palabras bondadosas, comida gratuita, de beber, regalos y oraciones todo en nombre de la misericordia.
 A todos ustedes, estaré siempre agradecida.
No, no siempre fue fácil. Hubo muchos días llenos de tristeza, dolor, enojo y lágrimas, pero la mayor parte, recibí la misericordia y bendiciones para toda una vida. Solo puedo esperar que mi cruz fue cargada con gracia y humildad todo en nombre de Jesús.

Liz Pellum
Parroquia Blessed Sacrament Parish

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