Reflexión por el Aņo de la Misericordia

Friday, Apr. 29, 2016

Jesús les dijo a sus discípulos la paz este con ustedes.
Este saludo significa “Dios está contigo”. Solo podemos encontrar la paz en Dios, pues Dios es Paz.
La misericordia del amor es paz, la paz que está en nuestras almas, la cual pertenece al creador. El Padre nos envió a su Hijo, invitando a todos a su eterna felicidad en Su perfecta integridad.
La paloma blanca es el símbolo del Espíritu Santo. La flama blanca es el infinito estado del alma. El Espíritu Santo está vivo en nuestras almas y nos da la luz y el poder para la vida diaria.
El alma siempre necesita la Misericordia de Dios para poder volver a ser pura y limpia.  Nuestra almas son como piedras escondidas que necesitan la transformación para brillar como el cristal. El cuerpo es el templo visible de Dios.
El cuerpo está sometido a tentaciones, y si elegimos pecar, rompemos nuestra relación con Dios. Las confesiones nos vuelven a hacer uno mismo. Nuestra alma necesita sentir la armonía y la seguridad de la presencia de Dios. 
 Todos tenemos almas. No necesitamos realizar sacrificios, ya que Dios los hizo por nuestra salvación. Para evitar el pecado, necesitamos evitar pecar y dejar que el Espíritu de Dios nos guie.
Podemos construir el reino de Dios en nuestras vidas aquí y ahora, ya que el reino de Dios está en nuestras manos – en nuestras manos y en neutras almas en nuestra comunidad.
La Misericordia de Dios comenzó con Jesús, el hijo de Dios. Dios es eterno. Necesitamos la misericordia de Dios en cada día de nuestras vidas siendo guiados por el Espíritu Santo.
Este Año de la Misericordia es especial, y está lleno de muchos dones. Nos brinda más oportunidades para cuidar a nuestras almas en estos difíciles tiempos, y practicar el perdón, para glorificar a Dios con neutras vidas, a semejanza de Jesús y de María.
Margaret Horvath
Ministra eclesial laica
Parroquia de St. Thomas More 

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