Reflexión por el Aņo de la Misericordia

Friday, Oct. 14, 2016

Vivimos en un mundo lleno de inequidad, así es que noblemente buscamos la justicia. He tenido charlas con personas que fervientemente creen en la justicia de Dios. Las conversiones en el lecho de muerte no son justas. ¿y qué tal Hitler?, ¿y Judas?
Afortunadamente, la justicia de Dios no es la justicia del hombre. La justicia de Dios está llena de misericordia. Si la justicia de Dios no estuviera llena de misericordia nos hundiríamos.
El sacrificio increíble de Dios no solo fue cuestión de justicia. Fue misericordia más allá de lo comprensible. ¿Por qué es que podemos creer en la justicia de Dios, pero tenemos problemas creyendo en su misericordia?
Como el hermano grande de la historia del Hijo Pródigo, no podemos entender que el perdón es sinónimo de misericordia. Yo creía que el hermano fiel tenía un buen punto. Justificando su queja, él se olvidó del AMOR. Pero entonces crecí y me di cuenta de que yo también fui una hija pródiga y me alegré al comprender que Dios es como el padre en la historia de Jesús.
El Papa Francisco nos recuerda que Dios = Misericordia. No existe la posibilidad de que Dios nos deje de querer – sin importar por qué. Su amor no depende de lo que hagamos. Depende de Dios Mismo – la encarnación de la misericordia. Nada nos puede separar del amor de Dios. Dios no se va; nosotros sí. Pero a pesar de eso Dios no para de querernos. Simplemente no podemos sobrevivir sin la misericordia de Dios. Dado el bajo concepto que el hombre tiene de la justicia, ¿realmente preferiría la justicia de Dios o la Misericordia de Dios? ¡Yo elijo la misericordia!.
Mi oración antes de irme a dormir es: “Jesús, confió mi pasado en tí Misericordia, el futuro a tu providencia y el presente a tu amor. Amen”. (¡y nunca le recuerdo de la parte de la justicia!) 

Jane H. Mruczek
St. George Parish

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