Reflexión por el Año de la Misericordia

Friday, Jun. 24, 2016

Fue un gran privilegio el haber sido parte de la primer clase de la historia de la preparatoria Católica de Juan Diego, en participar en una experiencia de servicio, que definitivamente cambió mi vida.

Como estudiante del último año en JDCHS tuve la oportunidad de asistir al ‘The Children’s Center’ ubicado en el centro de Salt Lake City durante la primer semana del mes de enero. Antes de esto yo no sabía del ‘The Children’s Center’, pero ahora sé que ellos logran hacer la diferencia y el saber que cambian las vidas de los niños me llena el corazón.

Para mí esta experiencia no solo fue otra cosa más que tenía que hacer para poder graduarme. Disfruté servir ya que a pesar de que estaba ayudando a otros, yo soy la que más resulté ayudada ya que mi corazón se abrió a los demás. A través del servicio se aprende a amar y a apreciar las vidas de los demás ya que frecuentemente, como lo fue en esta experiencia, uno está con otras personas durante un periodo de tiempo en el cual se puede aprender de ellos; sus luchas, sus gustos, sus deseos y sus corazones.

Si pudiera dedicar mi tiempo y el resto de mi carrera en la preparatoria como voluntaria en el ‘The Children’s Center’, créanme, lo haría. Esta experiencia me ha hecho amar y apreciar esos pequeños corazones que pude ver todos los días durante esa semana. Ellos son unos grandes ejemplos de vida.

¿Por qué sirvo? Servimos porque nos encontramos en el servicio y aprendemos a apreciar lo que el mundo nos ofrece. Aprendemos cosas nuevas que probablemente no habríamos conocido antes de que esas experiencias nos enseñan acerca del amor.

Ellie Merrill

Preparatoria Católica Juan Diego 

(Nota editorial: Esta reflexión fue originalmente presentada en el blog de Merrill blog, “Why Do We Serve?” y fue sacada de una presentación que ella realizó en el almuerzo ‘ Salt Lake Interfaith Roundtable’.)