Reflexión por el Aņo de la Misericordia
Friday, May. 27, 2016
Hace muchos años mi familia llegó a Logan y se convirtieron en feligreses de la parroquia de St. Thomas Aquinas.
Llegamos procedentes del medio oeste y de una muy grande parroquia St. Thomas nos pareció muy pequeña. A nuestra llegada los miembros de la parroquia inmediatamente nos dieron la bienvenida , convirtiéndose en parte de nuestra familia. Desde hace 40 años nuestra parroquia ha crecido, y con este crecimiento se ha hecho un poco complicado el mantener ese sentido que una pequeña comunidad tiene de familia. Habiendo dicho esto, he visto muchos actos de verdadera bondad cuando se ha necesitado, en accidentes, o cuando enfermedades o muertes suceden en nuestra parroquia.
La otra noche acudí como siempre a Misa. Antes de empezar la Misa se anunció que uno de nuestros más antiguos feligreses se encontraba bajo cuidados de hospicio en nuestro hospital local. John nunca se casó y es fue hijo único; no tenía familiares. Durante los últimos 18 meses físicamente no podía seguir activo en nuestra parroquia, a pesar de que otro feligrés que lo ayudaba dándole aventones para sus tratamientos siempre lo llevaban a Misa
Lo que se pidió en la Misa fue inscribirse para sentarse junto a John acompañándolo en su viaje terrenal. Después de Misa, vi como muchos feligreses lo hicieron. Algunos conocían a John, pero muchos no, aunque sabían las ins-trucciones del Señor de ‘amarnos los unos a los otros’ y actuaron en ello. Esto fue el ejemplo más significativo de misericordia que jamás haya presenciado; tantas personas dispuestas a dar. Esa experiencia es una que no olvidaré.
John murió la mañana siguiente. A pesar de que muchos feligreses no pudieron estar con el físicamente, su bondad y misericordia lo rodearon. John no estuvo solo en su lecho de muerte, y será por siempre recordado. Así también será recordada la misericordia que los feligreses de la parroquia de St. Thomas More demostraron.
Ginger Anderson
Parroquia de St. Thomas Aquinas
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