SALT LAKE CITY — Cada año el Sábado de Gloria durante la Vigilia Pascual, miles de personas son bautizadas en la Iglesia Católica en los Estados Unidos y en todo el mundo.
Este año una de esas personas fue Erika De León, feligrés de la Catedral de la Magdalena, quien también realizó su Primer Comunión y fue una de las 12 personas seleccionadas para participar en el rito del Lavado de los pies por el Reverendísimo Oscar A. Solis durante la Misa del Jueves Santo.
El 17 de abril, día después de la Pascua, ella y su esposo recibieron el Sacramento del Matrimonio.
Su historia está llena de retos, pero estos lo han llevado a ser la mujer que hoy es. “Una persona muy feliz, una católica fiel, con tres hijas,” así es como ella se describe.
Criada en una familia católica, De León fue dejada bajo los cuidados de su abuela cuando solo tenía 8 meses de edad; su madre partió a los Estados Unidos en busca del sueño americano.
“Cuando cumplí 9 años de edad mi abuela decidió traernos a los Estados Unidos, y en ese momento comencé con clases religiosas,” dijo De León.
Antes de terminarlas, fue separada una vez más. En esta ocasión fue su madre quien se la llevó por cuatro años para que entonces una de sus tías la trajera a Utah.
No pasó mucho tiempo de su llegada al estado cuando su tía decidió ingresas a la Iglesia de Los Santos de los Últimos Días.
Conforme pasó el tiempo, De León veía como sus familiares profesaban su fe, pero ella no se involucró.
“Dios siempre estuvo presente, pero yo no pertenecía a una determinada fe,” dijo De León.
Una noche decidió ir a bailar a un club y fue ahí en donde conoció a José Guadalupe Vázquez.
“Cuando lo conocí, el estaba realmente involucrado en la Iglesia Católica, iba a retiros, a Misa… realmente me impresionó lo feliz que él era con su fe Católica y como siempre lo ha sido,” dijo De León.
Después de 15 años de vivir con Vásquez, y de tener tres hijas con él, De León decidió regresar a la iglesia Católica, así es que comenzó el proceso de RICA.
“Antes de comenzar RICA, las personas tienen que tener conocimientos de Jesucristo, considerar si su relación con Jesucristo y si la Iglesia Católica los atrae. Este es un periodo conocido como Evangelización y Pre- catecumenado,” se lee en el sitio en línea de la Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos.
Este periodo puede ser uno grande o uno pequeño. Para De León comenzó cuando inscribió a sus hijas al Catecismo.
“Las pláticas me ayudaron a decidir que quería hacer Mi Primer Comunión y casarme por la Iglesia,” dijo De León, agregando que su esposo siempre la ha apoyado en sus decisiones y que nunca la presionó para hacer los Sacramentos Católicos.
El Sueño de De León era casarse en la Catedral de la Magdalena, lo cual se volvió una realidad cuando ella y su esposo realizaron el Santo Sacramento del Matrimonio en una boda comunitaria el 17 de abril.
“Las personas siempre me decían, ‘pero si ya están juntos’, para que quieres hacer eso si ustedes ya son pareja’… pero ahora que ya estamos casados en la Iglesia tengo una felicidad que no puedo describir, una paz que en verdad no tengo palabras,” dijo De León.
El haber ingresado a la Iglesia también le ha ayudado a liberarse de resentimientos y del enojo que sentía y qu había acumulado a lo largo de su vida.
“Estaba muy enojada con mi mamá y le tenía mucho resentimiento por haberme abandonado… ahora no se bien si fue por las plátiucas y enseñanzas del RICA 0 porque ahora sé que Dios es el centro de nuestras vidas, o por ambos, pero esos sentimientos se han ido,” dijo De León.
Cuando se le ha preguntado si Dios ha sido parte de su vida, De León hace una pausa y response ‘Sí, por supuesto, sin El no sería nada. Ahora sé que estoy completa. Antes pensaba que si tenía mala suerte o que si tenía buena suerte, pero ahora sé que todo es por Dios y todo lo pongo en sus manos, en El confío y todo va saliendo,” dijo De León quien ahora espera con ansias recibir el Sacramento de la Confirmación lo cual sucederá el 3 de junio en la Catedral de la Magdalena.
“Sin Dios, no somos nada. He aprendido a valorar cada uno de los momentos que Dios nos regala,” dijo De León.
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