Reflexiones sobre los cambios en el Proceso de Anulación Matrimonial de la Iglesia Católica
Friday, Oct. 30, 2015
By Fr. Langes J. Silva, STL, JCD
Parte III
Reflexión sobre el matrimonio, el divorcio y sus desafíos
La actual serie de artículos sobre la reforma del proceso de anulación ha sido presentada en tres partes: la Parte I, se refirió al anuncio y las circunstancias en el momento de la promulgación del Motu Proprio Mitis Iudex Dominus Iesus y Mitis et Misericors Iesus. En la Parte II, se presentó un comentario sobre el Sínodo de la Familia. Y la Parte III, presenta ahora algunas reflexiones sobre las perspectivas bíblicas y pastorales referentes al matrimonio y las anulaciones.
No es coincidencia que la reforma que el Papa Francisco, promulgara sobre las leyes relativas al matrimonio, se anunció el 8 de Septiembre de 2015, antes de su visita a Cuba y a los Estados Unidos, en la tarde del inicio del Sínodo de los Obispos, y poco antes de que el Año Santo Extraordinario de la Misericordia, que comenzará el 8 de Diciembre de 2015, el mismo día en que estos cambios a la ley del matrimonio entren en vigencia. La promulgación hecha por el Papa Francisco “de los dos Motu Proprio, fue impulsado por un deseo pastoral de levantar la oscuridad de la duda en los corazones de las personas con respecto de su estado marital”.
Es importante remitirse a las Escrituras para ver de cerca las relaciones de Jesús con situaciones dolorosas, situaciones humanas. Por ejemplo, en el Evangelio de Marcos (10: 2-16) los fariseos confrontan a Jesús con el tema divisivo del divorcio y su legitimidad: “¿Es lícito al marido divorciarse de su mujer?”
“¿Qué os mandó Moisés?”, Preguntó Jesús. Ellos respondieron que Moisés permitió a un marido que escriba una carta de divorcio y despida a la esposa. Jesús declara que la ley de Moisés permitió el divorcio (Deuteronomio 24: 1) sólo a causa de la dureza de los corazones (Marcos 10: 4-5). Al citar Génesis 1:27 y 2:24, Jesús proclama la intención divina de la permanencia en los principios del matrimonio humano (Marcos 10: 6-8). El reafirma esto con la declaración de que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre (9).
Jesús sabia y prudentemente responde a la capciosa pregunta, apelando al plan de Dios, sobre una completa unidad e igualdad en la unión del hombre y la mujer juntos en el matrimonio. Afirma que marido y mujer se unen tan íntimamente que en realidad se convierten en uno e indivisible (la unidad y la indisolubilidad del matrimonio). Al responder a una pregunta directa que fue deliberadamente diseñada para entramparlo, Jesús estaba hablando de la naturaleza del matrimonio y sólo de eso. El énfasis está en la santidad y el pacto de fidelidad y no sobre la ilegitimidad del divorcio. El objetivo del matrimonio no es el divorcio y nulidad, sino más bien una comunión de vida y amor.
Jesús no condenó a las personas que a pesar de hacer su mayor esfuerzo, siempre terminaron divorciándose. Él no estaba juzgando a estas personas, arrojándolas fuera de la comunidad de la Iglesia, o asignándoles lugares en el infierno. Él sólo estaba afirmando la perspectiva adoptada por estas mismas parejas, cuando están ante el ministro de la Iglesia y pronuncian sus votos matrimoniales. La Iglesia ha adquirido conciencia de que una vez que casadas, las parejas enfrentan un importante número de desafíos en su vida conyugal.
Algunas personas han comunicado erróneamente a hombres y mujeres divorciadas que dada su situación marital, están excomulgados de la Iglesia católica, lo que desde luego, no es cierto. Su dolor es a menudo enorme; y grande es su necesidad de comprensión y aceptación. Ellos necesitan la enseñanza católica, inequívoca para iluminarlos y guiarlos a Cristo. Necesitan amigos, gente que ore por y con ellos, y necesitan a Dios en sus vidas, en medio de la ruptura y el quebrantamiento. Ellos merecen oraciones, comprensión y afecto.
Como un posible instrumento para entender las implicaciones del matrimonio y los pasos del proceso de anulación, una enseñanza positiva sobre nulidades debe ofrecerse a través de diferentes lugares de los ministerios. Aunque puede ser un proceso tedioso y doloroso para algunas personas, la anulación puede ser un instrumento de la gracia, la curación, el cierre y la paz de la mente y el corazón. En nuestras estrategias pastorales, ¿cómo damos la bienvenida a la labor santificadora de Jesucristo en el matrimonio de un hombre y una mujer? ¿Estamos listos para ofrecer las enseñanzas de Jesús sobre el matrimonio con apertura a los niños? ¿Cuáles son algunas de las debilidades y situaciones dolorosas que afectan a los matrimonios de hoy? ¿Pueden estos matrimonios salvarse y la ruptura de las relaciones entre esposos curarse? ¿Cuál es el papel de la fe en todo esto?
Las nuevas normas promulgadas por el Papa Francisco nos llaman a orar por las personas casadas, para que puedan crecer en la conciencia de la sacra mentalidad del matrimonio y de su capacidad para reflejar el amor de Dios en nuestro mundo. No olvidemos nunca a aquellos que han amado y perdido, y los que han sufrido el dolor de la separación, el divorcio y la alienación. Que puedan encontrar sanidad en la comunidad de la Iglesia, y la bienvenida por parte de aquellos cuyos matrimonios han sido tan fructíferos.
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