HOLLADAY — Landon Quintana, Católico de Nacimiento, quien nació y se crio en el Valle de Salt Lake es un graduado de la escuela Kearns St. Ann y de la preparatoria Católica de Juan Diego, ha sido aceptado como seminarista para la Diócesis de Salt Lake City. Quintana es feligrés de la parroquia de St. Vincent de Paul y recibió un titulo en Inglés de la Universidad de Utah.
Desde su graduación ha estado trabajando en el negocio familiar, East Coast Subs, pero dijo que desde pequeño sintió el llamado al sacerdocio.
“Tenía 7 años cuando escuché el llamado al sacerdocio” dijo recordando ese momento.
Un día Viernes se le rompió la apéndice pero “mis padres pensaron que los síntomas eran de influenza,” dijo. “No fue sino hasta el sábado por la noche que mi dolor era insoportable que ellos pensaron que a lo mejor era otra cosa.”
Cuando se despertó en una cama de hospital sus papás habían llamado a un sacerdote para que le diera la unción.
“Fue en ese momento bajo la luz del cuarto, con Monseñor [Robert] Servatius dándome la unción y mi familia mirándome con miedo es sus ojos, que creo que Dios me llamó al sacerdocio,” dijo Quintana.
Monseñor Servatius fue un sacerdote diocesano, que falleció en el 2017.
Quintana recuerda ese episodio de su vida como “un regalo del Espíritu Santo en mis horas más obscuras, y uno al que le antecedió la Reconciliación y Eucaristía en mi vida. La muerte llegó antes que la vida para mí.”
Su recuperación le tomó meses y debido a su frágil condición fue aislado de la escuela. En ese tiempo comenzó a leer libros sobre la historia de la Diócesis de Salt Lake City y “ y volví a reconocer mi llamado de una manera profunda,” dijo.
Con el apoyo continuo de su familia, Quintana sirvió en su parroquia, como monaguillo, lector y Ministro Extraordinario de la Comunión.
“Mi mamá, papá y hermano siempre reconocieron que deseaba estar cerca de Dios y siempre me han animado a hacerlo,” dijo Quintana. “Mi familia siempre me han dado un lugar amoroso de apoyo y de oración en el que yo siempre puedo encontrar refugio y confort. Ellos saben que he sido llamado al sacerdocio desde que tenía 7 años de edad y han esperado pacientemente conforme mi camino se ha ido formando al paso de los años.”
Ahora que ya ha sido aceptado como seminarista diocesano, “no me siento ansioso, nervioso, asustado o de alguna manera emocional,” dijo. “He encontrado que mis emociones han sido parte de mi camino, y cuando el momento para que finalmente dijese ‘sí’ y activamente siguiera el sacerdocio, me llene de paz y un profundo contento que nunca había sentido.”
El entrar al seminario había estado en su mente por décadas y “algo por lo que había orado y pensado rigurosa y abiertamente,” dijo. “Estoy en paz conmigo y con el llamado de Dios. Deseo lo que Él tiene planeado para mí con un corazón abierto y humilde.”
En el seminario Mount Angel, Quintana se une a los demás seminaristas diocesanos.
“Mt Angel es un lugar con una historia de mucha fe y de hombres santos,” dijo Quintana. “Muchos sacerdotes de nuestra diócesis han estado allí en este lugar especial y si yo puedo lograr por lo menos la mitad de lo que ellos han logrado, estaré contento. Es un gran honor y privilegio ingresar a un lugar tan sagrado para discernir y continuar con mi formación… Deseo crecer más cercano a Dios y darme cuenta de mi potencial como su humilde siervo.”
A quienes están considerando una vocación religiosa Quintana evoca las palabras del Papa León XIV: ‘No tengan miedo! Acepten la invitación de la Iglesia y de Cristo nuestro Señor.”
“Mi camino al seminario ha sido uno largo,” dijo Quintana, “He encontrado que mi llamado ha permanecido conmigo a través de todo. A quienes están discerniendo el llamado al sacerdocio, pero están esperando o dudando, oro para que confíen en su llamado. Dios sabe lo que desea, y Él es muy paciente.”
Quintana ingresará al seminario a partir del mes de julio en la fase (propedéutica) inicial de formación; típicamente un seminarista estudia por nueve años antes de su ordenación sacerdotal.
Stay Connected With Us