Celebraciones de la Semana Santa durante la pandemia, llenas de fe a pesar de los bancos vacíos
Friday, Apr. 17, 2020
By Laura Vallejo
Intermountain Catholic
UTAH — El Triduo Pascual- que va desde el jueves Santo, Viernes Santo, Sábado de Gloria y domingo de resurrección, son la cumbre del año Litúrgico de la Iglesia Católica. “A través de los tres días cronológicos, se forma un día Litúrgico que desemboca en la unidad del misterio Pascual de Cristo,” dice la Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos.
La celebración del Triduo incluye la Misa de la Cena del Señor, el Viernes Santo la Pasión de Cristo, para así llegar a la Resurrección del Señor.
Usualmente en estas celebraciones, las Iglesias Católicas están rebosantes de feligreses, pero este año debido a la pandemia del COVID-19, las bancas de las Iglesias vacías marcaron una nueva realidad.
No sólo eso, muchos de los rituales típicos de la época tampoco pudieron ser realizados, como el lavado de los pies, la reverencia de la Cruz, ni la celebración de los Ritos de la Iniciación.
Para los sacerdotes de la diócesis de Salt Lake City, los cambios a pesar de ser desalentadores, se vieron con la esperanza de la resurrección de Cristo, y la tristeza se disolvió.
Para el padre Michael Sciumbato, párroco de la Iglesia Católica de St. Joseph en Ogden, los efectos del distanciamiento social comenzarón desde antes del Triduo.
“Extrañé la celebración del domingo de Ramos con los feligreses caminando la procesión con las palmas, cantando los himnos y alabando,” dijo el padre. “Extrañé lavado de los pies en Jueves Santo- este ritual realmente me recuerda el llamado al servicio del sacerdocio. Extrañé el no poder hacer reverencia ante la Cruz, el símbolo de nuestra salvación, juntos el Viernes Santo. Extrañé no bautizar a los electos en la Vigilia Pascual.”
El padre Sciumbato dijo que también extraño el jamón de Pascua y el poder comerse las cabezas de chocolate de los conejitos de pascua, “pero en medio de toda esta tristeza y pérdida, existe algo que nos da esperanza: la Resurrección de Cristo y lo que esta significa para nosotros.”
Para el padre Sciumbato dos elementos de la liturgia del sábado de Gloria siempre han sido muy especiales.
“La primer línea del Exsultet, ese himno magnífico que proclama la resurrección,” dijo el padre. “Piensen en esto: así como somos esclavos del pecado, Dios nos da a Su hijo para que ¡ muera por nosotros! Esto es realmente profundo y es una muestra del infinito amor que Dios nos tiene (aún en medio de las directivas de quedarse en casa y del distanciamiento social.)”
El padre agregó que “en el Evangelio del Sábado de Gloria conforme María entra en la tumba vacía, se encuentra con un ángel cuya apariencia es como la luz y sus vestimentas tan blancas como la nieve y les dice esas palabras de esperanza” ¡No tengan miedo!”
El padre dijo que estas palabras siempre le llenan los ojos de lágrimas.
“Si tan soló, completamente, totalmente con todo nuestro corazón y honestidad creyéramos en esas palabras, la tristeza y miedo por el que estamos pasando desaparecieran, ya que sabemos que Cristo nos salvará, así como lo hizo en esa primera Pascua hace más de 2,000 años,” dijo el padre Sciumbato.
A pesar de la incertidumbre de cuando la pandemia terminará, el padre Sciumbato espera que las personas puedan mantener su fe fija en el hecho de que “Dios dio a Su Hijo ante la muerte, para salvarnos de la esclavitud del pecado. Es así que ningún poder, ningún virus, ni la muerte misma, nos puede asustar. No vale la pena tener miedo. Dios está con nosotros y Él nos salva. ¡Jesús ha resucitado! ¡Él ha resucitado!”
Similarmente el padre Jorge Roldan, párroco de la Iglesia de St. Bridget y de las misiones de St. Bosco, Holy Family y de Our Lady of Light ubicadas en la parte central del estado de Utah, celebró la Semana Santa sin la presencia física de los feligreses, dijo que esto fue una nueva oportunidad de mantener la fe Católica viva y fuerte.
“Como lo fue para todos, para mí fue algo que tuve que aprender a hacer... Estamos acostumbrados a ver a las personas, a predicar con ellas, a verlas cara a cara,” dijo el padre Roldan.
El ver como el Papa Francisco caminó totalmente solo, por la Plaza de San Pedro el Viernes Santo, lo inspiró.
“Si nuestro Santo Padre lo puede hacer, nosotros [los sacerdotes] también lo podemos hacer,” dijo el padre.
El aprender a utilizar la tecnología para poder estar en comunicación remota con su comunidad ha sido un reto. Por ejemplo, el padre tuvo que aprender como sostener el teléfono correctamente para las transacciones y como bloquear los sonidos externos que interferían con la transmisión de la Liturgia.
Sin embargo el ver como las personas están respondiendo a través de los medios sociales ha sido muy enriquecedor, especialmente porque los miembro de su comunidad, la cual esta ubicada en una zona remota del estado de Utah usualmente no utilizan los medios sociales para comunicarse.
“Una de mis feligreses me llamó para decirme que nunca había tenido una página de Facebook... Pero ahora la tiene, ya que quería poder ver las Misas,” dijo el padre Roldan agregando que “en medio de estos duros tiempos, Dios siempre nos esta invitando a estar con Él más y más, y es a través de estas nuevas experiencias, solo tenemos que aprender como hacerlo.”
El padre Roldan dijo que los sacerdotes están acostumbrados a estar lejos de sus familiares, “pero nunca se nos ha ensenado [como lidiar] con experiencias como esta... Yo no lo veo como algo trágico; lo veo como una nueva oportunidad para la vida Pastoral de la Iglesia, ya que nos ha enseñado a enfrentar nuevos retos.”
El padre Roldan dijo que el ver como los sacerdotes alrededor del mundo han aprovechado los recursos disponibles para seguir con su ministerio, ha sido muy alentador.
“Lo hemos hecho y creo que lo hemos hecho bien,” dijo el padre Roldan agregando que el pueblo de Dios “tiene que seguir adelante. Si nuestro Papa puede caminar solo (sin estar rodeado de una muchedumbre), todos lo podemos hacer.”
En la parroquia de St. Peter en American Fork, el padre Ariel Durian, párroco tuvo un par de razones para estar agradecido, aún en medio de la decepción de no poder celebrar las tradicionales reuniones de las celebraciones de la Semana Santa.
“Afortunadamente tenemos a un feligrés que tomó la iniciativa de grabar las celebraciones para que así los miembros de nuestra comunidad pudieran participar en las celebraciones de la Semana Santa,” dijo el padre Durian.
“Fue un poco decepcionante ya que la Semana Santa es un tiempo en el que las personas se preparan por días y días, se preparan para la maravillosa ocasión de la celebración de la Pasión de Cristo,” dijo el padre.
Debido a las restricciones sociales en efecto por la pandemia, nadie pudo estar físicamente en la Iglesia, así es que las celebraciones sin le presencia física de los feligreses fue algo totalmente inesperado.
“La Iglesia no es sólo un lugar en donde las personas se congregan, sino que también se unen como una sola comunidad. Para orar y reflexionar profundamente en la Pasión de Jesús,” dijo el padre Durian.
Sin embargo, ver como las personas participaron remotamente en los servicios fue un momento de felicidad.
Aún así “espero el día que podremos volver a celebrar juntos nuestra fe,” dijo el padre.
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