Cinco nuevos diáconos para la Diocesis de Salt Lake City

Friday, Feb. 07, 2020
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By Marie Mischel
Intermountain Catholic

Traducido por: Laura Vallejo

SALT LAKE CITY — El 31 de enero  diáconos, sacerdotes y el Obispo Oscar A. Solis, ingresaron en procesión a la Catedral de la Magdalena conforme se escuchaba al coro cantando  en inglés “Servants of God, bless the Lord, praise the Lord, praise and exult him above all forever. Alleluia.”

La antífona de Peter Latona fue muy apropiada para esta Misa en donde el Obispo Solis ordenó a cinco hombres al diaconado: Jeff Allen de la parroquia de St. Vincent de Paul, Jeremy Castellano de la Catedral de la Magdalena, Robert Cowlishaw de la parroquia de St. Francis Xavier, Tom Devereux de la parroquia de St. Mary , y Greg Werking de la parroquia de St. Thomas More .

La palabra ‘diácono’ viene del griego ‘diakonia’, que significa siervo. En la Iglesia Católica Romana, los diáconos son ordenados por el obispo y pueden proclamar el Evangelio, bautizar, asistir a los sacerdotes en la celebración de la Eucaristía, ser testigos en matrimonios y presidir en funerales.

“Cristo los está enviando a ser sus discípulos, no como servidores de altar glorificados, no como decoraciones litúrgicas en los altares, ni enviados para ser pseudo sacerdotes; ustedes han sido llamados a ser siervos,” dijo el Obispo Solis a los hombres durante su homilía. “Sirvan con humildad de corazón. Sean generosos al ofrecer sus vidas al servicio. Aprender a poner de lado su agenda personal y en su lugar atiendan las muchas necesidades de la Iglesia y del Pueblo de Dios al que han sido llamados a servir.”

En las lecturas de las Escrituras en la Misa en la que se celebró el Rito de Ordenación de los Diáconos, se enfatizó el tema del servicio. La Primera Lectura Actos 6:1-7 describió como los primeros diáconos fueron elegidos “para servir en la mesa’. En la Segunda Lectura, 1 Pedro 4:7b-11, San Pedro urge a las personas quienes han recibido el don a “poner al servicio de los demás el carisma que han recibido, y de este modo serán buenos administradores de los diversos dones de Dios.” En la Lectura del Evangelio Juan 14:15-21 se narra a Jesús diciendo los mandamientos a sus discípulos.

El Obispo Solis comenzó su Homilía expresando gratitud a nombre de la diócesis por los 5 candidatos al diaconado y por haber respondido al llamado de Dios “a dar sus vidas por el amor a Dios y al servicio de la Iglesia.” El Obispo también agradeció a las esposas de los diáconos por “caminar junto a ellos durante los años de formación, dándoles su amor, tiempo y talento para así ayudarlos a prepararse para este momento tan especial en sus vidas.”

La ordenación de los cinco hombres, quienes fueron mencionados uno a uno, “es una tremenda bendición para nuestra Iglesia,” dijo el Obispo Solis.

 Durante el Rito de la Ordenación, el Obispo pone sus manos sobre cada uno de los candidatos y recita la oración de la consagración, como se describe en la primer Lectura. Los hombres reciben del Espíritu Santo un carácter indeleble de la Sacra Orden de Diáconos para ayudar con la misión de Cristo y con el ejercicio de los servicios de los diáconos: el servicio de la Palabra, el servicio de la Eucaristía y el servicio de la Caridad, “para ser llevados a nombre del espíritu de Cristo, quien vino a este mundo a servir no a que lo sirvieran,” dijo el Obispo Solis.

Hablando sobre las lecturas de la Misa el Obispo señaló que la segunda lectura “urge a quienes han sido llamados a vivir de manera digna del llamado que han recibido como seguidores de Cristo,” mientras que la lectura del Evangelio nos asegura que “ustedes no están solos; El enviará al Espíritu Santo a estar con ustedes a estar unido a ustedes para que ustedes junto a Cristo y a Dios sean uno solo: con una sola misión proclamando el Evangelio de amor y salvación ante el mundo.”

Proclamar y predicar el Evangelio “requiere más que aprender una buena técnica ya que ustedes no lo proclaman solos, ustedes proclaman la Palabra de Cristo,” dijo el Obispo Solis a los hombres. Urgiéndoles a hablar de las enseñanzas de Cristo con fidelidad, el Obispo les pidió conocer la Palabra de Dios y conocer a Cristo. El Obispo les dijo que lean y mediten sobre la Palabra. “Lean con sus corazones, con amor por la Palabra de Dios y por las personas quienes los escuchan y reciben Su palabra.”

Proclamar, servir en el altar, concelebrar los Sacramentos del bautismo y matrimonio y oficiar en los funerales “todo contribuye a la edificación de la Iglesia, del Cuerpo de Cristo,” dijo el Obispo, pero la Eucaristía debe de ser la base del ministerio de los diáconos ya que esta es la fuente y cumbre de la vida Cristiana.

Los diáconos no deben de “quedarse atorados en el altar”, sino que deben salir a las periferias a servir a quienes sufren, a los hambrientos, a los indigentes, a los adictos, a los refugiados e inmigrantes, continuó el Obispo. Para esto el Obispo Solis citó al Papa Francisco y terminó con la súplica de que “ayuden a que las parroquias sean hospitales en donde los heridos y en donde quienes sufren sientan la misericordia y compasión de Dios.”

Durante el Rito de Ordenación, los cinco hombres prometieron cumplir con la oficina del diaconado con caridad y humildad, llevando el ministerio de fe con una clara conciencia y el proclamar la fe y la palabra para ser realidades, a profundizar el espíritu de la oración, y a trazar su camino bajo el ejemplo de Cristo.

Los hombres se postraron ante el altar conforme se cantaba la Letanía.

Al final cada hombre fue envestido con la estola y dalmática, vestimentas de un diácono. Finalmente se les dió a cada uno el Nuevo Testamento, y cada candidato se hincó ante el Obispo, quien colocó sus manos sobre cada Nuevo Testamento recitando, “recibid la facultad de leer el Evangelio en la Iglesia de Dios, y de predicarlo, si para este fin fueres autorizado por el Obispo.

El Obispo Solis también les dio su bendición a las esposas de los nuevos diáconos.

Concelebrando la Misa estuvieron monseñor Colin F. Bircumshaw, vicario general; Monseñor J. Terrence Fitzgerald, vicario general emérito; el padre Martin Diaz, rector de la Catedral de la Magdalena; el padre Ken Vialpando, vicario del clero así como varios sacerdotes diocesanos.

El diácono George Reade fue el diácono para la Misa, en donde varios diáconos estuvieron presentes.

Después de la Misa, los recién ordenados diáconos saludaron a las personas, con lo que pareciesen enormes sonrisas en sus rostros. Werking dijo que se sintió como si estuviese flotando. Su primer pensamiento después de la ordenación fue… “necesito orar más, ya que estoy muy agradecido.”

Similarmente, Allen dijo, “Me siento muy bendecido por tener esta oportunidad. No puedo esperar para empezar…a hacer el trabajo de Dios.”

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