Marietha Góngora V.
En marzo, el Departamento de Estado anunció un cambio, que entró en vigencia en abril, en el procesamiento de residencias permanentes para la categoría EB-4, donde se incluyen los trabajadores religiosos nacidos en el extranjero. La consecuencia de este cambio es que algunos sacerdotes y religiosos nacidos en el extranjero que desempeñan ministerios fundamentales en las diócesis estadounidenses no podrán permanecer en el país.
Una de las organizaciones que ha abogado por esta y otras preocupaciones en materia de inmigración ante el Congreso y el gobierno federal es Catholic Legal Immigration Network (CLINIC), que cuenta con un grupo de Servicios Religiosos que “ayuda a más de 170 arquidiócesis, diócesis y comunidades religiosas de todo Estados Unidos a traer sacerdotes, hermanos, hermanas, novicios, seminaristas y otros trabajadores religiosos internacionales a Estados Unidos para servir a la Iglesia”.
Miguel Naranjo, director de Servicios Religiosos de Inmigración de CLINIC, explica que la visa R-1 les permite a los trabajadores religiosos estar en el país máximo cinco años. Los trabajadores temporales acogidos a esa visa que deseen convertirse en residentes permanentes en Estados Unidos deben solicitar el visado EB-4, que incluye a trabajadores religiosos, empleados oficiales y diplomáticos, menores inmigrantes especiales que ha-yan sufrido abusos o negligencia por parte de un progenitor, entre otros que cumplan los requisitos.
Los cambios en la tramitación de la residencia permanente para la categoría EB-4, anunciados por el Departamento de Estado en marzo, afectarían a los trabajadores religiosos de diferentes religiones, explicó.
“En años pasados cuando una persona religiosa entraba al país en el transcurso de esos cinco años podía recibir la residencia en ese tiempo”, aseguró el experto. “Ahora con estos cambios la persona no va a obtener la residencia porque va a tomar mucho más tiempo. … Los religiosos que están cerca de cumplir los cinco años no podrán avanzar en el proceso de la residencia por estos cambios del servicio de inmigración”.
Naranjo dijo que ese impacto lo sufrirán tanto los religiosos como las comunidades de fe a lo largo del país. Este abogado explicó que la creciente demanda versus los límites anuales de residencia otorgadas al personal religioso genera un retroceso en los tiempos de espera que se puede extender de hasta diez años.
“Esto va a ser duro, encontrar la manera en que los religiosos puedan quedarse porque no hay muchas opciones desafortunadamente”, dijo Naranjo, quien ha trabajado los últimos 15 años en la dirección de este grupo en CLINIC que gestiona anualmente entre 100 y 120 aplicaciones para residencia permanente de trabajadores religiosos católicos.
Por otra parte, una portavoz del Departamento de Estado dijo a OSV News, que el cambio -- publicado en un aviso del Registro Federal -- era necesario “para aplicar de manera consistente las disposiciones de asignación de visas de la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA) a todos los países”.
La funcionaria agregó que “la importancia de los ministros y trabajadores religiosos, así como de sus empleadores estadounidenses, que dirigen instituciones religiosas. Este cambio reciente puede afectar a algunos ministros y trabajadores religiosos ya presentes en Estados Unidos en estatus de no inmigrante R, si pretenden permanecer en el país”.
“Dichos ministros y trabajadores religiosos no inmigrantes pueden utilizar otras vías existentes para permanecer legalmente en Estados Unidos. mientras esperan un visado EB-4 disponible”, concluyó la portavoz.
Representantes de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos han escrito a los legisladores, se han unido a una petición de grupos interreligiosos y “han mantenido varias conversaciones con el Departamento de Estado, el Departamento de Seguridad Nacional y la Casa Blanca” sobre este tema, dijo David Spicer, asesor político de la oficina de Servicios de Migración y Refugiados de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, siglas en inglés).
Los obispos han instado al Congreso a que apoye la Ley de Protección de Jóvenes Inmigrantes Vulnerables (S. 1885/H.R. 4285), presentada en junio. Este proyecto de ley básicamente eximirá a los jóvenes inmigrantes especiales de la categoría de visado EB-4, explicó Spicer en una entrevista previa.
Spicer dijo que esta sería la mejor solución ya que “la Iglesia tiene una preocupación significativa por estos niños que son vulnerables y en muchos casos han experimentado un trauma significativo” y quiere “ver a estos jóvenes protegidos y asegurarnos de que tienen un camino hacia la seguridad permanente en los Estados Unidos”, dijo. Al mismo tiempo, “estos niños no son inmigrantes basados en el empleo de ninguna manera y si los eximimos de esta categoría de visado basado en el empleo, realmente proporciona la mejor solución para todos los que se ven afectados por este retraso actual”, añadió.
En la actualidad, el sitio web de referencia legislativa GovTrack pronostica que la Ley de Protección de Jóvenes Inmigrantes Vulnerables tiene un “2 por ciento de posibilidades de ser aprobada por el comité” y un “0 por ciento de posibilidades de ser promulgada”.
Algunos religiosos familiarizados con los efectos que esta medida tendrá sobre los trabajadores religiosos y las personas a las que sirven compartieron sus pensamientos con OSV News.
La hermana Elizabeth Guerrero, directora ejecutiva de la Asociación de Hermanas Latinas Misioneras en América (AHLMA), explicó que lleva mucho tiempo ganar la confianza de la gente y que este cambio podría deshacer parte del progreso de las hermanas nacidas en el extranjero que están sirviendo en Estados Unidos.
“Después de tanto trabajo, (las comunidades) se quedan sin un líder o alguien que los pueda acompañar”, dijo. “Es difícil también para las hermanas después de enamorarse del pueblo tener que dejarlo ir empezar de nuevo”.
El padre Juan José Molina Flores, presidente de la Asociación Nacional de Sacerdotes Hispanos en los Estados Unidos (ANSH), añadió que “lo más doloroso es que impacta a personas que ya han estado en el proceso y a las instituciones y sus líderes que también tenían esperanzas de que estas personas pudieran quedarse en el país para poder ofrecer servicios a sus comunidades”.
“Las parroquias son las que van a sufrir al no tener ministros ordenados y no ordenados que puedan ofrecer servicios pastorales en sus propios idiomas”, aseguró el religioso, agregando que este cambio También afecta a las comunidades de habla inglesa ya que muchos sacerdotes y hermanas apoyan a varias poblaciones y proveen importantes servicios.
“Creo que lo más importante es darse cuenta de que es el país el que pierde cuando no hay suficientes trabajadores religiosos”, comentó este sacerdote que sirve a la Arquidiócesis de San Antonio, Texas.
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