SALT LAKE CITY El primer paso para la vida de un sacerdote o para la vida religiosa no se da por el hombre o la mujer que considera tal vocación. Es el mismo Dios quien inicia este llamado. "Ellos son elegidos por los ojos de Dios", dijo el Padre Javier Virgen, director de la Oficina de Vocaciones de la Diócesis Católica de Salt Lake City. En el momento en que una persona comienza a explorar una vida dedicada a Dios, los rastros de su llamado son relativamente evidentes ya que por ejem-plo, su devoción se expresa en su asistencia diaria a misa. "Uno puede ver los signos externos", dijo el Padre Virgen. Internamente el joven estará pensando en disfrutar de una vida de servicio, de escuchar confesiones, de dar testimonio y de visitar a los enfermos. El Padre Virgen dijo que el primer paso para él, se convierte entonces en hablar con sus padres y con su sacerdote. En cierto momento se reunirá también con el Padre Virgen ya que es el director de vocaciones. Una vez que el Padre Virgen ha determinado que el joven verdaderamente está interesado en la vida sa-cerdotal, en caso de que no se cuente con un director espiritual él sugiere al candidato uno. "A través de su director spiritual, Dios habla más claro, más directamente", dijo el Padre Virgen. Así mismo la hermana de la Santa Cruz, Joseph Cecile Voelker, quien está encargada de las vocaciones en su orden en Utah, sugirió que la joven que esté considerando l vida religiosa platique con una persona de confianza para poder discernir su llamado. "Discernir el llamado es lo primero", dijo la Hermana Cecile, agregando que la mayoría de las candidatas tienen una relación personal con Dios. "Realmente es una respuesta al llamado". El llegar a ser una hermana o una monja es "más profundo que una ca-rrera", dijo la hermana. "Este es un modo total de vida. No es solamente lo que uno hace para sustentarse". La hermana Cecile dijo que la joven podrá a llegar a tener éxito dentro de las órdenes religiosas si esta es adaptable, busca el bien para los otros, no es egoísta y da la bienvenida a una vida activa de oración y devoción a un ministerio que bien sea apoya a la comunidad religiosa o ayuda a predicar la Palabra. Hoy en día las candidatas para la vida religiosa típicamente tienen alrededor de veintitantos aņos de edad, muy diferente a aquellos días antes del Vaticano II en donde muchos jóvenes entraban a los seminarios en su adolescencia. La hermana Cecile dijo que el gran número de jóvenes que abandonaron las órdenes entre 1960 y 1970 dejó la lección de que los candidatos deben de ser más maduros. "Necesitan contar con experiencias en el mundo fuera de la Iglesia", dijo el Padre Virgen, y la regla es que algunas de estas experiencias las obtengan a través de su carrera universitaria. La Diócesis de Salt Lake requiere que los candidatos sean menores de 40 aņos de edad. La Hermana Cecile dijo que la mayoría de las órdenes religiosas cuentan también con este requisito. Si un hombre es considerado candidato para el seminario, una de las primeras determinaciones que se debe de hacer es cuales son los estudios que necesita: La mayoría de los seminaristas se gradúan con una maestría en divinidad o teología antes de ser ordenados. Los estudios también requieres dos aņos de filosofía. El Padre Virgen seņaló que algunas excepciones a estos requisitos pueden ser realizadas por varias razones, al final es el Obispo quien decide que candidatos avanzan hacia el seminario. El Padre Virgen enfatizó que no todos los hombres que consideran el sacerdocio están interesados en ser un sacerdote diocesano. Invitó a aquellos quienes están considerando unirse a una orden religiosa a contactar a la oficina de vocaciones para información. "Somos una sola Iglesia", dijo el Padre Virgen. "Nos gustaría contar con candidatos para la diócesis, pero tenemos que estar abiertos. El Espíritu Santo trabaja siempre abiertamente". La Hermana Cecile dijo que la joven debe explorar las diversas comunidades religiosas antes de decidir a la que desea unirse. Aun después de haber tomado sus votos. "Hay paz, seguridad, pero cada vida tiene sus retos y cada vida está llamada a una relación única con Dios para poder dar el siguiente paso", dijo la Hermana. "Es un acto de fe, y es por eso que una relación muy fuerte con Dios resulta esencial". Para informes acerca de las vocaciones al sacerdocio o a la vida religiosa contacte a la Oficina de Vocaciones de la Diócesis de Salt Lake City al 801-328-8641.
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