Nuestras limosnas tienen el poder de transformar el mundo. Durante la Cuaresma, Plato de Arroz de CRS te invita a reflexionar sobre algunas de las vidas que han sido cambiadas gracias a las limosnas y donaciones cuaresmales. Lee las historias de esperanza de Guatemala, Bangladesh y Ruanda y reflexiona con tu familia utilizando nuestro Calendario de Cuaresma para la familia.
¿Qué son las limosnas?
Las limosnas son dinero o bienes que se dan a los pobres, u otras obras de caridad que se realizan para ellos. El Catecismo de la Iglesia Católica, nos dice que la limosna es “un testimonio de caridad fraterna” y “una práctica de justicia que agrada a Dios” (n. 2462).
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¿Qué significa dar limosna?
La limosna, junto con la oración y el ayuno, forma parte fundamental de la Cua-resma. Dar limosna es compartir con Cristo sufriente presente en nuestros hermanos más necesitados. La limosna fluye de la oración y del ayuno. Cuando nos abrimos a los demás y reflexionamos sobre las necesidades del mundo, entonces descubrimos cómo Dios nos llama a satisfacer esas necesidades al compartir lo que tenemos. En la oración, descubrimos que es importante velar por las necesidades de los demás. Me-diante el ayuno vemos cómo el Espíritu Santo obra en nosotros y nos ayuda a reconocer a Cristo en las necesidades del mundo, llevándonos al compromiso personal de actuar dando limosna.
Una parábola que ejemplifica el acto de dar limosna es Lucas 10:25.
Todos queremos ser “buenos samaritanos”. Al ver a nuestro hermano o hermana sufriendo, queremos solidarizarnos con su dolor. Queremos ayudarles. La limosna es dar de corazón. Es dar de lo que tenemos; es compartir nuestro pan.
Y eso fue lo que hizo el buen samaritano de la parábola. Cuando se va, le da al posadero unas pocas monedas y le dice: “Cuídalo. Si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta”. El samaritano da libremente y de todo corazón, sin reservas ni condiciones.
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