Lorena Needham
Traducción: Laura Vallejo
Conforme el nuevo año litúrgico comienza con la temporada del Adviento, nuestra diócesis se renovará en sus esfuerzos de formación de fe, especialmente para los jóvenes no bautizados.
Bajo circunstancias normales, la Iglesia le pide a los padres presentar a sus hijos para el bautismo a pocas semanas de su nacimiento. Frecuentemente eso no es posible por una variedad de motivos. Hoy en día los padres esperan para levar a sus hijos a bautizar, y para que realicen su formación de fe hasta que cumplen 8 años de edad. Cuando los padres de familia se acercan a la Iglesia para esto, el párroco debe de discernir el mejor camino posible para preparar a esos niños basándose en su edad y los recursos de la parroquia. El Obispo Oscar A. Solis conoce esta situación y está tomando los pasos necesarios para asegurar que un proceso de formación de fe completo y comprensivo esté disponible para esos niños.
Para entender el reto al que se enfrentan nuestros párrocos, es importante reco-nocer que los dos caminos principales para los Sacramentos de Iniciación (Bautismo, Confirmación, y Comunión). El primer camino es el bautizo de infantes, el cual típicamente se realiza con niños menores de 7 años de edad. Para este, los padres de familia son entrevistados para ver su preparación para vivir una vida cristiana, para ver su compromiso en la crianza de sus hijos dentro de la fe católica, y para registrarlos en una parroquia. Las instrucciones se dan a los papás y a los padrinos y el Sacramento del Bautismo es administrado después de un mes o dos meses de que este fue solicitado.
La preparación para la Comunión se alinea con los programas regulares de formación de fe de cada parroquia y escuela Católica. Este es un proceso que lleva por lo menos dos años, siguiendo con la Confirmación de estudiantes de séptimo y octavo grado.
Cuando el bautismo se retrasa por varios años, se incorpora un proceso diferente. Esto es porque mayor a 7 años de edad , la Iglesia considera a los niños “estar en la edad de la razón.” En otras palabras, ellos pueden realizar sus decisiones en cuanto a la fe y hacerlas sin pecado. La formación de estos jóvenes requiere un alcance a la iniciación Cristiana similar al de los adultos.
Para los adultos la Iglesia utiliza la forma antigua de Iniciación llamada Orden de Iniciación Cristiana para adultos. Este es un proceso que comienza con un periodo de evangelización, es un tiempo de gracia en el cual, con la ayuda de Dios, la persona se siente “alejada del pecado ante el profundo misterio del amor divino,” como se lee en la Orden de Iniciación Cristiana.
Durante este tiempo de Iniciación, el Evangelio es proclamado y explicado. Y cuando la persona voluntariamente confirma su intención de ser Cristiano, ellos entran a la segunda fase de conversión, la cual es formalmente conocida como Rito de Entrada al Catecumenado. Este periodo dura por lo menos un año litúrgico (de la Cuaresma a la siguiente Pascua) y puede llegar a tomar varios años. No existe un límite de tiempo. Esa incluye la Instrucción en la doctrina, bendiciones, experiencias en las obras de misericordia/Vida Cristiana, rituales de purificación, participación en la Liturgia y el entendimiento de las Escrituras.
El catecúmeno concluye con el Rito de Elección y con un periodo de Purificación e Iluminación que dura hasta la Vigilia Pascual, en donde el Sacramento de la Iniciación es administrado. Desde la Pascua hasta Pentecostés, sigue un periodo final de instrucción el cual es el Sacramento de Reconciliación, el cual se explica y se pone a disposición, y los nuevos Cristianos tienen la oportunidad de entender su nueva experiencia de fe e incrementar su participación en la vida parroquial. El proceso de aprendizaje a vivir la fe se extiende hasta el final de nuestra vida terrenal.
Como pueden ver, la Orden de Iniciación Cristiana para Adultos es más compleja que una simple catequesis y sesiones formativas. Para los niños, las parroquias, para los párrocos y los padres de familia. El seguir los rituales de la Iniciación Cristiana Adulta pueden ser un reto.
Debido a estos retos, nuestra habilidad para sobreponerse en una diócesis misionera, el Obispo Solis ha determinado la necesidad de poner una Moratoria temporal en el uso de la Orden de Iniciación Cristiana para Adultos en los niños de 7 a 17 años de edad. Una moratoria en este caso, simplemente significa que temporalmente estaremos utilizando un camino alternativo para la formación de niños de esas edades. La moratoria terminará cuando los esfuerzos del Plan Pastoral de nuestra diócesis resulten en un plan de formación de fe comprensivo.
La Moratoria permite que cada parroquia se asegure que está equipada con el catecismo y los conocimientos para guiar a los niños en su camino de fe. La meta es contar con programas parroquiales que continúen brindando catequesis para cada grupo conforme su edad, para cada etapa de su vida, no sólo preparación sacramental. Existen tres razones del porque esto es importante.
La primera razón es el catecismo adecuado.
La longitud del catecumenado fue reducida en algunas parroquias a menos de un año por diferentes razones. Sin embargo, un año no es suficiente para formar a los niños (o adultos) en la fe Cristiana, especialmente si no han tenido experiencias previas viviendo una vida Cristiana. Las reglas litúrgicas de la Iglesia requieren por lo menos un año en el catecumenado, o más dependiendo de la persona. Además el proceso catecúmenal de la Iglesia reconoce la necesidad e una vida de aprendizaje. Para recalcar el punto. Los niños necesitan instrucción diseñada a su edad y nivel de aprendizaje, así como de oportunidades para ponerse a prueba y crecer en la fe junto con sus compañeros.
La segunda razón es el consentimiento adecuado.
La ley Canónica dice que el consentimiento debe de venir de los padres de familia, quienes han demostrado con su ejemplo asistiendo a Misa semanal participando y recibiendo el Sacramento, apoyando a su parroquia, siendo así que sus hijos han crecido en la fe.
El consentimiento también debe de venir del niño, quien no puede adecuadamente darlo si no conocen y entienden lo que los Sacramentos de Iniciación son. En conclusión, en las palabras de nuestro Vicario General el padre John Evans, “una vez que una persona ha llegado a la edad de la razón- usualmente 7 años de edad- debe de tener suficiente información sobre los Sacramentos y la fe para poder dar el consentimiento para recibir los Sacramentos y completamente vivir en la fe.”
La tercer razón es la habilidad de un joven para asimilar y recibir los Sacramentos y así vivir una vida plena especialmente siendo jóvenes. Este es un componente esencial en la guía del Obispo para la administración de la Confirmación en el 8avo grado y no antes del 7mo grado. Mientras que se reconoce que en los Estados Unidos la edad de Confirmación varia en las diócesis entre los 7 y los 18 años de edad el deseo del Obispo Solís es que los candidatos a la Confirmación deben de prepararse para y recibir la Primera Comunión y así tener la oportunidad de participar en un programa de preparación substantivo y comprensivo. Este programa debe de incluir doctrina, formación espiritual, liturgia, escrituras, discernimiento vocacional., y una participación activa en la comunidad parroquial a través de proyecto de servicio.
Es así que, ¿qué hace un párroco bajo esta moratoria cuando los padres de familia se presentan con un hijo no bautizado de 7 o más años de edad? Para ponerlo en conciso, los prepara para su Bautismo.
Las directrices Pastorales de la diócesis requieren lo siguiente:
• Una entrevista con los padres de familia por lo menos 60 días antes del bautizo.
• El discernimiento y la preparación de los padres de familia para ayudar a sus hijos a vivir una vida Cristiana.
• Asegurarse que los padres de familia estén registrados en una parroquia.
• Ofrecer instrucción y preparación bautismal, al niño, a los padres de familia y a los padrinos.
Después del bautismo, el niño se une a una clase de formación de fe adecuada a su edad. Cuando estén listos, ingresarán a un periodo de dos años de preparación para la Primera Reconciliación y para la Comunión. La primer Reconciliación puede realizarse dentro del primer año de instrucción. Después de haber recibido la Primera Comunión y de haber participado en un programa comprensivo de educación religiosa con participación regular en la Misa Dominical, el niño podrá unirse en preparación para la Confirmación.
La Moratoria incluye una provisión para que los tres sacramentos de Iniciación no sean administrados simultáneamente a los jóvenes, aun en la Vigilia Pascual ni en ningún otro momento. Esto permitirá tiempo adicional de instrucción, para el crecimiento, para el aprendizaje, para el consentimiento, y para la asimilación de las experiencias de formación de fe, incluyendo la Misa Dominical, el estudio de las Escrituras y la participación en un grupo de jóvenes.
La esperanza para nuestros jóvenes, nuestras familias, de hecho todos en esta diócesis, es que tendremos las mejores oportunidades para aprender y para vivir nuestra fe, a pesar de cuando el espíritu nos llama o de que nuestros padres tomen el siguiente paso en la fe.
Si deseamos crecer en vocaciones y construir el Reino de Dios aquí y ahora, debemos de cuidadosamente preparar el camino. La participación fiel en la Misa, la frecuente recepción de los Sacramentos, y la participación regular en la formación de fe comprensiva nos fortalecerá para el camino hacia la vida eterna.
¡Que Dios bendiga a todos nuestros párrocos, padres de familia y a los catequistas de iniciación!
Lorena Needham es la directora de la Oficina diocesana de culto divino.
Stay Connected With Us