Traducido por: Laura Vallejo
SALT LAKE CITY — Cerca de medio siglo ha pasado desde que siete de las nueve Cortes de Justicia de los Estados Unidos votaran a favor de una legislatura que hizo legal el aborto para mujeres cuyo embarazo estuviese en el primer semestre.
Durante los 47 años desde la legislación de Roe VS Wade, la cual fue decidida el 22 de enero de 1973, más de 61 millones de abortos han sido realizados en los Estados Unidos.
Anualmente, más de un millón de abortos se realizaron de 1975 al 2012. Desde ese entonces cada año los números han bajado. Se estima que el año pasado 862 mil niños fueron abortados, más que la población de San Francisco.
Esos millones de no-natos fueron conmemorados en una solemne ceremonia realizada en la Catedral de la Magdalena el 21 de enero, en la cual el Obispo Oscar A. Solis celebró la tercera Misa anual por el No-nato y la Ceremonia de la Luz.
Los ministros de la Misa, vistiendo de blanco procedieron a la Catedral conforme se escuchaba ‘O Lord, the Giver of All Life’ en el órgano. A cada lado de las escaleras que conducen al altar estaba una mesa con 14 velas blancas sin encender.
Concelebrando la Misa estuvieron Monseñor Colín F. Bircumshaw, vicario general; el padre Martin Diaz, rector de la Catedral, así como números s sacerdotes diocesanos. El diácono para la Misa fue el diácono John Kranz. El diácono George Reade, canciller de la diócesis, fue el capellán.
Las bancas estaban casi llenas de jóvenes y adultos de toda la diócesis y el Obispo saludó a los presentes en inglés y en español. Entonces, hablando en inglés, subrayó que tan solo hace unas semanas se celebró el nacimiento del Salvador.
“La alegría del nacimiento de nuestro Señor Jesús es conocida como la base y la alegría del nacimiento de cada niño en el mundo.” dijo el Obispo Solis. “Conforme Jesús comienza su misión redentora entre nosotros. Ellos deben de tener una vida y esta debe de ser abundante.”
El Obispo Solis dijo que cada ser humano tiene gran valor y dignidad y debe de ser protegida y salvaguardada. “Cualquier amenaza a la dignidad de la vida debe de ser necesariamente sentida en el corazón de la iglesia. Es así que esta noche nos reunimos para orar y comprometernos una vez más para promulgar el Evangelio de Luz proclamado por nuestro Salvador, especialmente entre los más vulnerables e indefensos.”
La primera lectura Isas 57:15-19, habló del enojo de Dios y de la avaricia de las personas, pero se prometió sanación. La segunda lectura Efesios 1:3-14, habló del perdón de las transgresiones ofrecida a través de la sangre de Cristo. La lectura del Evangelio Marcos 9:30-37, narró la historia de Jesus colocando a un pequeño niño entre los apóstoles diciendo “el que recibe a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe, no me recibe a mí, sino al que me ha enviado.”
El Obispo Solis ofreció su homilía en inglés y en español.
“Hoy es un gran momento para reflexionar sobre la santidad y belleza de cada ser humano incluyendo las vidas indefensas en los vientres de sus madres, abortadas y depravadas de la oportunidad de ver la luz del día. Es triste pensar e imaginar que nuestro mundo ha caído tan bajo permitiendo el asesinato de vidas inocentes a través del aborto.”
El mundo de hoy en día está consciente de la necesidad de preservar el medio ambiente, y las personas tienen gran cariño por los animales. Lo cual es admirable, pero el Obispo cuestionó si las vidas de los no-natos, los pobres, los enfermos y los ancianos han sido olvidadas.
“Hermanos y hermanas, es tiempo de cambiar nuestras mentes y nuestros corazones,” dijo el Obispo Solis. “Necesitamos romper el ciclo de violencia y división entre nosotros – entre el derecho a la vida y el derecho a la elección, entre aquellos que son pro vida o pro elección, entre la cultura de la vida y la cultura de la muerte. El desperdicio de la vida con la destrucción de vidas humanas especialmente de quienes al final son los más vulnerables.”
La velada fue un tiempo para “estar de luto por los no-natos y para confiar nuestras almas a Dios. También oramos por las mujeres, las familias, doctores y otros quienes participaron en esta tragedia, por nuestros líderes gubernamentales quienes permitieron que esto sucediese, y también por la penitencia y reparación de nuestros pecados al ser negligentes e indiferentes.”
Las velas colocadas en las mesas ante el altar fueron encendidas después de la Comunión “en memoria de las victimas del aborto, así como en búsqueda de la luz de Cristo para iluminar nuestras mentes y corazones disipando la oscuridad del pecado,” dijo el Obispo Solis. “No podemos permanecer en silencio. El mundo necesita nuevos profetas testigos de la verdad de que la vida es sacra. Invoquemos la gracia de Dios para que nos fortalezca para así volver a comprometernos con las enseñanzas de Cristo construyendo una civilización de amor y una cultura de vida.”
Después se encender las velas miembros del ministerio diocesano de jóvenes las tomaron y se formaron en fila enfrente del altar. Las luces de la Catedral fueron bajadas y el padre Joseph Delka, vicario de la Catedral, guió las oraciones para los afectados por el aborto.
Después de las oraciones, las velas fueron llevadas a las afueras de la Catedral y fueron puestas en forma de cruz en los escalones de la misma ofreciendo así “un tributo y una luz como testimonio a nuestra ciudad y a nuestro mundo de nuestro compromiso por la vida,” dijo el padre Delka.
A las afueras de la Catedral el Obispo Solis invocó el Salve Regina. Miembros de la congregación agregaron pequeñas velas al memorial. Los Caballeros de Colón de Utah realizaron una guardia de honor en el memorial hasta las 10 p.m.
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