Hace veinticinco años el Papa Juan Pablo II, publicó un reto para los obispos, sacerdotes, diáconos, hombres y mujeres religiosas, los fieles laicos, y para que todas las personas de buena voluntad consideraran el valor y la volatilidad de la vida humana.
El Santo Padre publicó su reto en su encíclica Evangelium vitae (Evangelio de la Vida). Su mensaje permanece relevante en el mundo de hoy, en donde el aborto, el suicidio asistido, la pena de muerte, las pólizas federales que permiten que los niños sean separados de sus padres en las fronteras y el rechazo a los inmigrantes y refugiados todos reflejan una cultura que no valora la vida de cada ser humano.
Ahora, esta es una importante reflexión, conforme comenzamos el mes de octubre, el cual es el Mes de Respeto por la Vida.
Durante este mes, se nos pide a nosotros los Católicos, reflexionar más profundamente sobre la dignidad de cada vida humana- en todas sus etapas de la vida desde su concepción natural hasta la muerte.
Este año, el tema de Respeto por la Vida elegido por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos es ‘Vive el Ecangelio de la Vida’, honrando el 25 avo aniversario de la encíclica del Papa Juan Pablo II. En el mes de marzo, los Obispos del comité de actividades pro vida lanzaron un esfuerzo nacional para aumentar los esfuerzos de la Iglesia para el apoyo de las mujeres que enfrentan embarazos inesperados o difíciles.
Este esfuerzo llamado “Caminando con las madres necesitadas: Un año de servicio”, invita a todas las parroquias a orar para y por la ayuda de las mujeres embarazadas y las madres necesitadas.
En el sitio en línea walkingwithmoms.com, los obispos brindan recursos para parroquias que desee ayudar a madres necesitadas.
Otro aspecto, muy diferible, con respecto al valor de la vida humana fue diriguida por los obispos en el mes de septiembre, cuando lanzaron una solicitud para que el gobierno federal detuviera las ejecuciones.
En los últimos 60 años sólo hubo cuatro ejecuciones federales.
Sin embargo, desde que la administración de Trump este año volviera a comenzar con las ejecuciones, han habido 7 más de las “que se han llevado a cabo en cualquier año del siglo pasado,” dijeron en un documento con fecha del 22 de septiembre el Arzobispo Paul S. Coakley de Oklahoma City, presidente del comité de Justicia Doméstica y Desarrollo Humano del USCCB, y por el Arzobispo Joseph F. Naumann de Kansas City, presidente del comité de actividades por la vida del USCCB.
“Después del primer asesinato registrado en la Biblia, Dios no terminó con la vida de Caín, sino que la preservó, advirtiendo a los demás no matar a Caín (Génesis 4:15). Como Iglesia, debemos brindar ayuda concreta a las víctimas de la violencia, y debemos animar a la rehabilitación y restauración de quienes han cometido violencia. La responsabilidad y castigos legítimos son parte de este proceso.
La responsabilidad por el daño es necesaria si es que se espera que suceda sanación y puede ser instrumental en la protección de la sociedad, pero las ejecuciones son completamente innecesarias e inaceptables, como el Papa San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco han articulado,” escribieron los Obispos en la carta.
A través de su encarnación en carne humana, Jesús “revela la profunda dignidad de cada ser humano. Esta dignidad dada por Dios no cambia con las etapas de la vida, habilidades nivel de independencia, o cualquier circunstancia,” notaron los Obispos en la reflexión de Respeto pro la Vida de este año.
Conforme consideramos esto, nos damos cuenta de que tenemos muchas oportunidades para seguir los pasos de Cristo y ayudar a la construcción de una cultura que valore cada vida humana. Podemos unirnos a los esfuerzos de 40 Días por la Vida que se están llevando en nuestra diócesis, y orar en las afueras de una clínica la cual se realizan servicios de aborto.
Podemos participar en el Rosario Costa a Costa del 11 de octubre, y orar para que la dignidad de cada ser humano sea respetada. Podemos donar panales y formula a nuestro banco de alimentos local. Podemos ofrecerle a una amistad cuidar a sus hijos pata que ellos puedan disfrutar de tiempo para ellos. Podemos escribir una carta y enviarla a nuestros legisladores, pidiéndoles que lo terminen. “Habiendo recibido el don del Evangelio de la Vida, somos el pueblo de vida y el pueblo por la vida.”
Es nuestro deber proclamar el Evangelio de Vida por el mundo, dicen los Obispos de los Estados Unidos en el sumario del Evangelium vitae, que es parte de los materiales del Respeto por la Vida de este año.
Los Obispos siguieren reflexionar sobre como personalmente podemos vivir el Evangelio haciendo estas preguntas: ¿hablo acerca de y actuó con los demás de la misma manera que Jesús lo hizo?, ¿me informo de las enseñanzas de la Iglesia y me comprometo en la arena cívica como seguidor de Cristo?, ¿apoyo y defiendo las leyes y políticas que protegen y defienden la vida humana?, ¿ayudo a las mujeres embarazadas y a las madres en necesidad?, ¿estoy listo para apoyar a un ser querido que está apunto de fallecer?
Estas son buenas preguntas para todos, no solo durante nuestro Mes de Respeto por la Vida, sino siempre, conforme seguimos trabajando para la construcción de una cultura de vida y para una civilización de amor.
Como dice el Arzobispo Joseph F. Naumann de Kansas City, Kansas, presidente de las actividades por vida del USCCB en su declaración sobre el Mes de respeto por la vida, “el trabajo importante de la transformación de nuestra cultura comienza permitiendo que el Evangelio de Cristo toque y transforme nuestros corazones y las decisiones que tomamos.
Hagamos todo lo posible por imitar a Cristo siguiendo sus pasos, cuidando a los más vulnerables entre nosotros. A través de la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, que Dios nos otorgue la gracia para vivir valientemente y fielmente el Evangelio de Vida.”
Traducido por: Laura Vallejo
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