Traducción: Laura Vallejo
MIDWAY — Durante su retiro anual celebrado del 2 al 5 de junio en el Resot Homestead, los sacerdotes diocesanos reflexionaron sobre su vocación. El presentador del retiro fue el padre Jaime E. Robledo, PSS, miembro de la facultad de formación del Colegio Teológico.
Durante su homilía el 4 de junio el padre Robledo les recordó a los sacerdotes que ellos son seres humanos, con la tentación del pecado y por ello con la necesidad de cuidarse y participar en los Sacramentos de Reconciliación, teniendo un director espiritual y una vida solida de oración, entre otras prácticas más.
“Necesitamos las herramientas que la Iglesia nos ha dado para poder cuidar de nuestra fragilidad,” dijo el padre.
La oración no se trata de una recitación de oraciones formales sino de tener una re-lación personal con Dios. Citando a Santa Teresa de Ávila, el padre dijo que la oración contemplativa “no es nada más que compartir de manera cercana con buenos amigos. Significa frecuentemente hablar con El, quien sé que nos ama.”
“Es un tema de amistad, es una relación,” dijo el padre Robledo.
El padre también urgió a los sacerdotes a tomarse tiempo en soledad y desarrollar por lo menos una buena amistad con otro sacerdote cadenas de tener un buen amigo afuera de la comunidad.
El padre le pidió a los sacerdotes “ser fieles al Misal” y no hacer cambios a la rúbrica, o a las instrucciones de como celebrar la liturgía, o a la administración de los Sacramentos. “Cuando uno es fiel a la liturgía uno ayuda a que el Pueblo de Dios sea fiel a la Iglesia,” dijo el padre.
El Obispo Oscar A. Solis ofreció la Misa de clausura celebrada el 5 de junio. El Obispo reforzó el mensaje del padre Robledo de que ese tiempo fue para que los sacerdotes contemplaran su vocación, la cual tiene la intención de “estar basada en una relación íntima y personal con Dios, con nuestros semejantes, con la Iglesia y con el Pueblo de Dios a quien servimos.”
Reflexionando sobre el Evangelio del día Jesús y la Ultima Cena’, el Obispo Solis dijo que la lectura era un recordatorio de la identidad como sacerdotes y de la “dignidad de ser llamado a ser testigos del amor de Dios para el mundo a través del ministerio sacerdotal.”
El manifestar este don es un reto con un sentido de gratitud y “el ser visto como un Cristo alterno entre las distracciones que nos rodean,” dijo el Obispo. “Y aún más, somos personas de esperanza para la conversión de corazones para que las personas a las que servimos reconozcan que tenemos a un Dios que sana, que perdona y quien nos salva.”
En medio de la polarización en la Iglesia y en el mundo de hoy en día, “estamos llamados a ser instrumentos de unidad y comunión,” dijo el Obispo Solis. “Por la virtud del sacerdocio estamos llamados no solo a ser la fuente sino también a derramar la unidad al representar a Cristo y al amor que él le tiene a nuestro mundo.”
El Obispo Solis le pidió a los sacerdotes examinar como ejercitan su sacerdocio para ver si la divinidad y voluntad de la unidad con Dios y con sus semejantes se lleva a cabo, “a través del testimonio de nuestras vidas. Este es creíble ya que es algo que es integral en nuestras vidas porque es la fuente de nuestra esencia, de nuestro ser y de nuestra misión. Ese amor. El amor y la relación entre las personas con amor y comunión como Cristo desea para ser uno con Dios y con nuestros semejantes.”
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