SALT LAKE CITY — La Asociación Universalista Unitaria (UUA por sus siglas en inglés) patrocinó "Estando del lado del amor", una reunión en el centro Gallivan que se llevó a cabo el 26 de junio para promover el respeto por el valor y la dignidad inherentes de cada persona. "Esta es una campaña patrocinada por la UUA", dijo Adam Gerhardstein, miembro de la asociación. "Lo que estamos haciendo es ponernos del lado de personas que enfrentan exclusión, opresión o violencia solo por su identidad. Queremos estar del lado de la gente a pesar de cómo ustedes se sienten acerca de las normas de inmigración o de cuál es la dirección que nuestro país debe tomar respecto a inmigración. Necesitamos preservar la dignidad humana y ésta es la razón por la que estamos aquí hoy día". El reverendo Thomas Goldsmith, Pastor de la Primera Iglesia Unitaria de Salt Lake City, fue el anfitrión de la reunión. "Apoyamos a las familias inmigrantes de una manera completa e inequívoca", dijo el Rev. Goldsmith. "A través de todo el espectro religioso, encontramos un acuerdo total en la creencia fundamental de que solo la compasión puede hacer de este mundo uno justo y seguro. "Así es que estamos aquí para ser testigos de que es la compasión lo que nos une", dijo el Rev. Goldsmith. "Estamos aquí para ser testigos de que este grupo de personas de distintas creencias religiosas está del lado del amor. El amor nos pide que cuidemos los unos de los otros, que aliviemos el sufrimiento humano masivo y enfrentemos los sistemas que causan la pobreza y el dolor humano. Por lo tanto estamos aquí para ser testigos de que el amor de Dios es universal y que todos nosotros somos instrumentos de ese amor". Miembros del clero de todo el valle de Salt Lake se dirigieron al grupo reunido incluyendo el monseñor John C. Wester, Obispo de la Diócesis de Salt Lake City; la reverenda Carolyn Tanner Irish, Obispo de la Diócesis Episcopal de Utah; el reverendo doctor Pablo Ramos, Canónigo de Ministerio Hispano de la Diócesis Episcopal de Utah; y el reverendo William Sinkford, presidente de la UUA. "Desde hace un tiempo, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) ha ido tras la pista de empleadores que le dan trabajo a indocumentados usando la fuerza para entrar a los lugares de trabajo y arrestar a trabajadores inmigrantes", dijo el obispo Wester, quien sirve como Presidente del Comité de Migración y Refugiados de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. "Hemos tenido varias redadas en Utah. Tristemente una de ellas tomó lugar el 12 de diciembre, el día de la Virgen de Guadalupe, en el 2006. Durante el transcurso del año pasado, 6,000 inmigrantes fueron deportados, pero solo 10 empleadores fueron procesados. "En el proceso de estas redadas, niños que son ciudadanos estadounidenses han sido separados de sus padres por días, si no es que por más tiempo", dijo el obispo Wester. "A inmigrantes arrestados no se les ha otorgado el derecho a un proceso justo, y comunidades locales, incluyendo residentes permanentes legales y ciudadanos estadounidenses, han sido trastornados y desubicados. "La naturaleza arrebatadora de las redadas, las cuales seguido involucran a un personal de cientos de agentes con armas, causa miedo en las comunidades inmigrantes y hace difícil que los arrestados aseguren sus derechos para obtener un proceso justo, incluyendo consejería legal. Niños ciudadanos estadounidenses son forzados a ir a un país que no conocen o a vivir con parientes y amigos, perdurando la separación de sus familias", dijo el obispo Wester. "Muchas comunidades viven con miedo a la deportación y con miedo a cooperar con las autoridades locales mientras son forzados a vivir en la oscuridad". El obispo Wester dijo que estamos preocupados por las repercusiones de las redadas en la unidad familiar. Pero muchas iglesias, estacas, sinagogas y templos locales han ayudado a responder a las necesidades humanas generadas por las acciones de las autoridades. Han proveído consejería, servicios legales a padres e hijos y han cubierto las necesidades básicas de las comunidades inmigrantes. "A pesar que no cuestionamos el derecho y el deber de nuestro gobierno de aplicar la ley, si cuestionamos si las redadas en el lugar de trabajo son el método más eficiente y humano de llevar a cabo este deber", dijo el obispo Wester. "Al respecto, le pedimos al DHS que se comprometa inmediatamente a tomar las siguientes acciones para mitigar los costos humanos de estas redadas: • El departamento debe abstenerse a llevar a cabo actividades en ciertas áreas que proveen ayuda humanitaria, por ejemplo, en iglesias, hospitales, centros de salud comunitarios, escuelas, bancos de comida y otras organizaciones de la comunidad que proveen servicios caritativos. • Los tutelares principales deben ser liberados después de una redada para que puedan ocuparse de sus hijos. • El departamento debe facilitar el acceso a una representación legal para que los arrestados sepan sus derechos legales y sus opciones. • Las acciones del departamento deben ser conducidas de una manera que preserve la dignidad humana: los inmigrantes que se encuentran trabajando para sobrevivir y mantener a sus familias no deben ser tratados como criminales. • Mecanismos deben ser instituidos para permitir que los miembros de familia permanezcan unidos y puedan localizarse durante y después de una acción del departamento. Las redadas deben ser abandonadas en la ausencia de la implementación eficiente e inmediata de estas protecciones. "Hay esperanza", dijo el obispo Wester. "En marzo, los Obispos de EE.UU. se reunieron con la secretaria del DHS, Janet Napolitano, y le pidieron que reconsiderara la norma de las redadas. Ella está preocupada por estos asuntos. Desde la junta, el DHS ha anunciado que se enfocará más en procesar a empleadores sin escrúpulos en vez de en las redadas. Hemos visto una reducción en el número de redadas y esperamos que algún día terminen. Mientras tanto, yo oro por que la ahora ley SB81 no cause más miedo e incertidumbre a muchos inmigrantes. "La última vez que nos reunimos en el capitolio para testificar acerca de la propuesta, hablamos de un muro en blanco", dijo la obispo Irish. "Todo ya está decidido. Fue decepcionante. Pero, aún así, llegamos, hicimos nuestra presentación y defendimos a toda la gente. "La Iglesia Episcopal no es grande en Utah, pero ha estado aquí por mucho tiempo", dijo la obispo Irish. "Siempre hemos estado del lado del amor y la justicia. Nuestra fe no solo tiene un conjunto de creencias y esperanzas, también tiene valores, comenzando con la justicia. Estos valores son el amor, la compasión y todas aquellas cosas que tenemos que sacar de nosotros mismos y de nuestras comunidades para solucionar esta grave situación que estamos afrontando. "La peor parte de esta ley, en mi perspectiva, es que ignora completamente un proceso justo", dijo la obispo Irish. "Si tenemos una propuesta que permite a los policías actuar como agentes de migración, podemos ver cómo se presta para que se hagan suposiciones raciales, y si los arrestados no tienen sus papeles, son deportados sin acceso a un abogado o sin la oportunidad a tener un proceso justo. Eso me lastima más que cualquier otro aspecto de la ley porque la justicia es lo que los EE.UU. y nuestra constitución representan". "El tema de la inmigración ilegal se ha convertido en el centro del debate público, no solo en la arena política, también en nuestros vecindarios, escuelas, hogares e iglesias", dijo el Dr. Ramos. "La mayoría de estas discusiones se caracterizan por la falta de un conocimiento profundo de los asuntos de migración. En general, las preguntas y afirmaciones de implicaciones económicas y de seguridad nacional dominan las discusiones, olvidándose que la dignidad y el bienestar de las familias de los inmigrantes son lo que realmente importa. Igualmente debemos poner este asunto y sus consecuencias en una dimensión global. "Nuestra fe cristiana nos llama a involucrarnos más allá del debate", dijo el Dr. Ramos. "Nuestra fe nos llama a tomar acciones concretas para ayudar a aliviar el dolor de nuestros hermanos y hermanas con el espíritu de amor y caridad". El Dr. Ramos dijo que las consecuencias de la ley que entró en vigor el primero de julio, incluyen a latinos siendo despedidos porque no pueden comprobar un estatus legal, detenidos por la policía y deportados. Las familias latinas están perdiendo la mitad de sus ingresos porque la madre de familia tiene que permanecer en casa por miedo a que la pareja sea arrestada por agentes de inmigración y no pueda comunicarse con sus hijos que están en la escuela o en la casa. Las remesas representan la segunda fuente de ingresos más importante para el gobierno de América latina", dijo el Dr. Ramos. El Rev. Sinkford dijo, "Ama a tu prójimo como a ti mismo, pero ¿quién es tu prójimo?" Cada generación de estadounidenses ha tenido que hacerse esa pregunta. La realidad es que 12 millones de prójimos indocumentados viven entre nosotros y nos enfrentan a esa pregunta una vez más. "Como una comunidad de fe, afirmamos el valor y la dignidad inherentes de no solo unas personas, pero de todas las personas", dijo el Rev. Sinkford. "Mientras esperamos, sabemos que nuestro sistema de inmigración está roto. Sabemos que las redadas no son la solución. No podemos deportar a 12 millones de personas aunque lo quisiéramos. Sabemos que el proceso de peticiones de familiares para arreglar el estatus migratorio deja a millones sin posibilidad a una ciudadanía. Sabemos que nuestra nación ha creado una clase de residentes a quienes se les niega la dignidad y las protecciones civiles que vienen con la ciudadanía". Larry Love, un miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, compartió la historia de su esposa, quien cruzó la frontera ilegalmente. Ella fue arrestada cinco años después y la dejaron salir con brazalete del gobierno en el tobillo. No le quieren dar una audiencia y será deportada. Tiene tres hijos ciudadanos y no puede sacar permiso para quedarse en el país.
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