El Reverendísimo John C. Wester, Obispo de Salt Lake City, responde a la firma de las cuatro leyes migratorias en Utah

Friday, Mar. 25, 2011
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By The Most Rev. John C. Wester
Bishop of Salt Lake City

Agradezco lo sinceros esfuerzos del gobernador Gary Herbert y de algunos le-gisladores por adoptar soluciones humanas cuando el gobierno federal ha fallado en cuanto a una reforma migratoria. Cada le-gislador quiso hacer lo que él o ella conside-raron lo mejor dentro de las circunstancias que se presentaron durante el debate. Particularmente respecto la decisión del gobernador Gary Herbert de firmar varias leyes migratorias a pesar de la oposición extrema.

Sin embargo, las personas razonables y de buena voluntad pueden diferir en cuanto a las estrategias para lograr las meta comunes. La Diócesis Católica de Salt Lake City encuentra que la HB 497(Utah Illegal Immigration Enforcement Act),la HB 116 (Utah Immigration Accountability and Enforcement Amendments) y la HB 469( Immigration Related Amendments) fueron mal aconsejadas.

Estamos preocupados por los efectos prácticos de la HB 466. Las cuatro propuestas de ley fueron firmadas por el gobernador Gary Herbert convirtiéndose así en leyes.

La HB 116 trata de crear un permiso para trabajadores temporales que además de inconstitucional es inaplicable. Muy similarmente la HB 369 creará un permiso migrante de residencia para inmigrante patrocinados por ciudadanos locales para que trabajen o estudien en el estado. Ambos permisos serán emitidos por el estado el cual no tiene la autoridad para hacerlo. De hecho consejeros señalaron que los permisos muy probablemente serían inconstitucionales. Este consejo no debió ser tomado a la ligera.

Mientras que reconozco a la legislatura de Utah por reconocer el valor que los trabajadores inmigrantes y sus familias aportan a nuestro estado, el estatus legal sólo puede ser dado por el gobierno federal. Uno podría tener la esperanza de que la estrategia política de Utah de primero dar el sí a una ley y después buscar la aprobación federal pueda ser exitosa. Sin embargo a nivel humano esta estrategia política conlleva varios riesgos para los inmigrantes vulnerables en el estado. Por ejemplo, mientras que las previsiones para los permisos no entran en efecto hasta el 2013 o hasta que el gobierno federal de su prorroga (lo cual es muy inusual ya que no existe una previsión para una nueva prórroga dentro de la ley inmigratoria federal) la ley HB497 será efectiva a partir del 10 de Mayo, siendo así que los inmigrantes indocumentados serán orillados aun más a las sombras por los próximos dos años mientras esperan la oportunidad de un estatus legal.

La HB 497 no reconoce la dignidad y valor de los inmigrantes indocumentados en Utah. La medida requiere que todas las personas de Utah porten una identificación o se sometan a un interrogatorio en cuanto a su estatus.

A pesar de los esfuerzos de la legislatura para remover el aspecto racista de la propuesta, los policías pueden decidir, si quieren, bajo ciertas circunstancias, investigar el estatus migratorio de las personas. Me temo que varias de esas decisiones vayan a ser debido al color de la piel de las personas o debido a su apellido.

Mientras que la diócesis no se opone al concepto de la HB 466, la cual crea un camino para que trabajadores migren de Nuevo León, México. Entren legalmente a trabajar a los Estados Unidos, nos preocupan los efectos de la ley. Esta trabaja dentro de la ley federal, pero no mejora la vida de los migrantes que ya viven en Utah. Más aún sin una reforma migratoria a nivel federal, las reformas a nivel estatal corren el riego de hacer que un grupo se ponga en contra de otro. Mientras que si el gobierno federal cita la inmigración esto será en el mejor interés de todos que se aseguren que estas leyes protejan adecua-damente a los trabajadores inmigrantes que actualmente residen en los Estados Unidos, a los trabajadores que buscan inmigrar a los Estados Unidos y a los trabajadores que ya son ciudadanos.

Junto a la conferencia de Obispos Católicos, el Centro Nacional de Leyes Migratorias y la Diócesis Católica de Salt Lake City han sostenido que a nivel estatal de manera poco sistemática no puede y no debe cubrir ade-

cuadamente las necesidades de las personas que buscan una vida con la dignidad propia del ser humano y con respeto dentro de nuestras fronteras. Como dijimos muy claramente en el Utah Compact, el cual fue firmado por varios negocios locales, por líderes religiosos, y por miles de miembros comunitarios, la inmigración es un tema federal.

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