Empleada diocesana recordada como ‘una reflexión especial de la luz de Cristo’

Friday, Dec. 22, 2023
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By Laura Vallejo
Intermountain Catholic

SALT LAKE CITY — Durante 34 años Debra Lee Candelaria sirvió en el Centro Pastoral de la Diócesis de Salt Lake como asistente, en la oficina de finanzas e “inclusive como nuestra contestadora, y me refiero a una contestadora ya que su voz es quien ha estado contestando en la máquina principal indicándonos como contactar a las personas en el Centro Pastoral,” dijo el padre Kenneth Vialpando, Vicario para clero durante el servicio funerario realizado el 14 de diciembre en la Catedral de la Magdalena.

El padre dijo que el nombre Candelaria significa vela en español señalando que el 2 de febrero el día de la Presentación del Señor, también conocido como Día de la Candelaria, día en que la Iglesia Católica enciende y bendice velas que se usan en la Iglesia a lo largo del año. Miembros de la congregación también llevan veladoras a la Misa para ser bendecidas, “para iluminar sus hogares, sus corazones y sus almas,” dijo el padre agregando que Candelaria, quien falleció el 4 de diciembre, se ha convertido en una luz perpetua con Cristo.

El padre Vialpando dijo que Candelaria fue bautizada el 7 de abril de 1957; recibió su Primera Comunión el 25 de abril de 1965 y el Sacramento de  Confirmación el 30 de junio de 1986. “Fue durante estos Sacramentos de iniciación que Debra recibió en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, justo después de que Debra recibiera la Luz de Cristo y el poder del Espíritu Santo, lo que le permitió y la empodero para hacer la diferencia en las personas que la rodearon, enfocándose en su bienestar en lugar de en el suyo propio,” dijo el padre agregando que Candelaria fue una mujer independiente, fuerte y muy trabajadora quien pusó sus necesidades en segundo plano siempre ayudando primero a los demás.

El padre subrayó que, en el Centro Pastoral, Candelaria siempre dio la mano para mejorar todos los mi-nisterios.

“Como sacerdotes diocesanos, ¿cuántos de ustedes pueden afirmar que Debra literalmente estaba a una llamada telefónica para apoyarlos con la información que necesitaban?,”  preguntó el padre Vialpando. “Esta de más decir que Debra respondía todas nuestras llamadas, ofreciendo sus consejos profesionales y dirigiéndonos hacia la dirección correcta, así es que tal vez muchos podemos decir que fue la epitome de la frase Una llamada es suficiente.”

El padre agregó que “la muerte no es la extinción de la luz; es solo apagar la lampara porque el amanecer llegó.”

El Obispo Oscar A. Solis presidió la Misa funeraria. Concelebrado estuvieron monseñor Colin F. Bircumshaw, vicario general; monseñor J. Terrence Fitzgerald, vicario general emérito; el padre Vialpando; el padre Langes J. Silva, vicario judicial así como varios sacerdotes diocesanos. Apoyando la celebración estuvieron el diácono George Reade, chanciller y el diácono Lynn Johnson.

Durante la Misa el Obispo Solis extendió sus condolencias a la familia y amigos  de Candelaria expresando su gratitud por su servicio en la diócesis.

Durante una entrevista Candice Greenwald, CFO dio-cesano, dijo que lo que más recuerda de Candelaria es su risa y “el como le gustaba trabajar para la diócesis. Este fue su lugar feliz.”

Como parte de su trabajo Candelaria se hacía cargo de liquidar las cuentas, “pero una de las cosas que más le gustaba hacer, fue trabajar con y para nuestros sacerdotes activos y jubilados, para sus necesidades en cuanto a sus seguros… Ella fue muy buena con los sacerdotes y los sacerdotes solo querían que ella los asistiera.”

Como su supervisora Greenwald apreció mucho que Candelaria tuviera la iniciativa de ayudar con las tareas sin que se le pidiera, y cuando se le pedía algo ella lo rea-lizaba sin dudarlo.

Jacqueline Rivera, parte de la Oficina diocesana del Ministerio Hispano, recordó a Candelaria como a una hermana con la que siempre podía contar para todo, desde lo más sencillo hasta situaciones más complicadas.

“Ella siempre venia a la oficina a ver como estábamos y si necesitábamos algo,” dijo Rivera.

El mismo sentimiento fue compartido por María Vélez Tuero, recepcionista diocesana, quien dijo que Candelaria la visitaba en su escritorio todos los días para ver cómo estaba.

“Un día ella bajó por las escaleras y vio que mi taza de café seguía igual que hacia varias horas… ella quería asegurarse que yo siempre tuviese café fresco,” dijo Velez Tuero agregando que Candelaria fue como una tía favorita.

Yvonne Martínez, quien también trabaja para la oficina de finanzas dijo que Candelaria “ofreció su corazón y su alma en todo lo que hacía… a ella le gustaba mucho reir. Ella siempre puso a los demás primero.”

Los padres, abuelos, su tía Mary Sandoval y su tio y cuñada Tommy y Joy Duran murieron antes que Candelaria.  Le sobreviven su hijo John Jaramillo; su hermana Cindy Martinez; José Guanajuato, a quien consideraba su hermano;  su prima  Mary Valerio; así como su nieta  Nicolette; y varios primos, sobrinas, sobrinos y ahijados.

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