La Misa Crismal es una expresión de “la unidad sacerdotal"

Friday, Mar. 15, 2024
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By IC Staff

SALT LAKE CITY — Cada año durante la Misa Crismal los sacerdotes de la diócesis se reúnen con el Obispo en la Catedral de la Magdalena para renovar sus promesas sacerdotales, resolviendo estar mas unidos con Jesús y ser corresponsales fieles de los misterios de Dios. El Obispo le pide a la congregación orar por su sacerdotes, para que el Señor derrame abundantemente sus dones en ellos y los mantenga fieles al ministerio de la Iglesia. El Obispo también le pide a los presentes orar por él, y por su fidelidad a su oficina así como para ser la imagen perfecta del Buen Pastor.

Típicamente la Misa Crismal se celebra la mañana del Jueves Santo, sin embargo, puede ser celebrada en una fecha anticipada si es que el clero y las personas tiene dificultar para reunirse ese día. En la Diócesis de Salt Lake City, por las distancias varios sacerdotes deben de viajar, la Misa Crismal usualmente se celebra varios días antes del Domingo de Ramos. Este año, el 21 de marzo, el Obispo Oscar A. Solis presidirá la Misa Crismal en la Catedral de la Magdalena. Todos están invitados.

Durante la Misa el Obispo consagrará el Santo Crisma y bendecirá los Santos Oleos. El Santo Crisma es usado para “ungir a los recién bautizados, sellando a los candidatos para la confirmación, y para ungir las manos de los presbíteros y la cabeza del Obispo durante sus ordenaciones, así como para los ritos de unción pertenecientes a la dedicación de las Iglesias y altares. El Oleo para los catecúmenos es usado en la preparación de los catecúmenos para su bautizo. El Oleo para los enfermos es usado para confortar y apoyar a los enfermos en sus dolencias,” se lee en el Ceremonial de Obispos.

Agregando que “los presbíteros se reúnen y concelebran esta Misa siendo testigos y cooperadores con su Obispo en la consagración del Crisma que ellos comparten  en la sacra oficina del Obispo en la construcción, santificación, y guía del Pueblo de Dios. Esta Misa es así una clara expresión de la unidad del sacerdocio y sacrificio de Cristo, quien sigue presente en la Iglesia.”

El Intermountain Catholic le preguntó a varios sacerdotes diocesanos, ¿qué es (significado) para usted la promesa sacerdotal que renueve en esta Misa? Sus res-puestas fueron las siguientes:

 Monseñor Colin F. Bircumshaw, vicario general, Diócesis de Salt Lake City

Todos los Cristianos son ungidos dos veces con el Santo Oleo - durante el Bautismo y en la Confirmación, Los sacerdotes son unidos una tercera vez con este Oleo, para servir al Pueblo de Dios como sacerdotes de Su Hijo. Los sacerdotes diocesanos realizan dos promesas:

– celibato y obediencia como parte de su ceremonia de ordenación antes de ser ungidos. Estas promesas son para unirnos de manera especial con Cristo, “el ungido” (eso es lo que Christus significa) quien comparte la alegría del Espíritu Santo quien es la fuente en el amor de Dios el Padre. Jesús, el Hijo, quiere que sus sacerdotes tengan esa alegría, la alegría en él, aun durante Su pasión, la alegría del amor de Su padre y la alegría de cumplir la voluntad de su padre (obediencia).

Al renovar nuestras promesas, que realizamos cada año, en unión con nuestro Obispo quien representa a Cristo, para que nuestro ministerio no sea para nosotros, o para nuestra agenda o para nuestras necesidades, sino sobre el servicio al Pueblo de Dios de quien tenemos mucho que aprender, y en acuerdo con la dirección de nuestro Obispo. Estas promesas de “obediencia y celibato” van paralelas a las promesas que las parejas cristianas realizan en un matrimonio – para que sus vidas sean sobre el amor no sobre ellos, sino de la rendición al servicio de su cónyuge y de sus hijos. El servicio sacerdotal al Pueblo santo de Dios, esas ‘piedras vivientes’ frecuentemente sacan lo mejor de nosotros sacerdotes cuando lo permitimos.

Padre José A. Barrera, párroco, Iglesia Católica de San Felipe, Wendover

La renovación de la promesa sacerdotal en la Misa Crismal está en estrecha relación con el sacerdocio de Cristo.

De igual manera que Jesús en obediencia al Padre se entregó a la muerte, el sacerdote al aceptar la ordenación sacerdotal se entrega para dar su vida entera a la Iglesia.

Por lo tanto, la renovación de la promesa sacerdotal hecha públicamente ante el Obispo y la Comunidad reunida hace eco perfecto de la entrega de Cristo hasta la muerte de Cruz.

Renovar es volver a vivir. Sería como decir que después de la renovación de la promesa, todos los sacerdotes debemos sentirnos recién ordenados, pues el mi-nisterio no envejece; solo a la persona le salen canas o se le cae el cabello. Gracias por ponerme a pensar un poco y prepararme para ese día.

Padre Charles Cummins, administrador, Centro Newman de la Universidad Weber State, Ogden

“Creo que ahora el sacerdocio significa más para mí,” dijo el padre Cummins, quien el 27 de abril celebrará su 56 avo aniversario de ordenación sacerdotal, así es que la renovación de la promesa sacerdotal le produce varias emociones, “ya que este año podría ser el último,” dijo. Aunque él ve con esperanza la vida eterna, “el aferrarse a la vida esta en la naturaleza humana,” dijo el padre.

Padre Tristan Dillon, vicario parroquial, Iglesia Católica de St. George, St. George

Veo a los demás sacerdotes y en ellos veo a mis hermanos en oración, en celibato

 Y en obediencia llamados al servicio aquí en Utah. Compartimos las mismas promesas y la misma misión de llevar el Evangelio y los Sacramentos al Pueblo de  Dios aquí en la Diócesis de Salt Lake City. Siempre me asombra la calidad de sacerdotes que me rodean.

Padre Anil Kumar Kakumanu, administrador, Iglesia Católica de Our Lady of Lourdes (SLC)

Le agradezco mucho a Dios por el don del sacerdocio. El renovar mis promesas, me recuerda que debo volver a enfocarme en quien y que soy. ¿Cuáles son las prioridades del sacerdocio? Cada día y cada oración comienza con el signo de la cruz. El Viernes Santo es el Viernes justo antes de la Pascua es un día para recordar que lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz. Es un tiempo para reflexionar sobre el sacrificio que El realizó y del inmenso amor que tiene por nosotros. Conforme reflexiono sobre todo lo que se ha hecho por mí y la alegría que esto me da, resulta fácil transmitir el amor y compartir palabras de aliento con los demás,

Padre Edward Leondhas, administrador, Iglesia Católica de St. Helen, Roosevelt

[La renovación de la promesa sacerdotal] es muy estrecha relación con Jesús y con el servicio de Su Iglesia. El estar presentes en la Misa Crismal es una gran manera de ser testigos de la unidad de la Iglesia local. La Misa Crismal es acerca de quienes somos cómo Iglesia, le Cuerpo de Cristo, y nosotros los sacerdotes somos solo una parte del Cuerpo.

Padre Jorge Roldan, párroco, Iglesia Católica de Nuestra Señora de Guadalupe, Salt Lake City

La renovación de la promesa sacerdotal  es recordar el compromiso que hice al responder «si quiero» el día de mi ordenación a las preguntas:

¿Quieren implorar la misericordia divina en favor del pueblo que les sea confiado, cumpliendo así el mandato de orar continuamente?

¿Quieren unirse cada día más estrechamente a Cristo, que por nosotros se entregó al Padre como víctima santa y consagrarse a Dios junto con El para la salvación de los hombres?

Y renovar esta promesa frente al Obispo y frente al Pueblo de Dios que peregrina en nuestra Iglesia Particular de Salt Lake. Y así, mantener fresco nuestro compromiso de servir a Dios en su Iglesia.

Padre  Sebastien Sasa, administrador, de la parroquia de San Pedro y San Pablo, Salt Lake City  

Las promesas sacerdotales, para mí son, el renovar el compromiso que realicé el día de mi ordenación hace 27 años. Esos compromisos son el servicio al Obispo, el deseo de seguir a Cristo Jesús, ser pobre, casto y obediente, finalmente seguir mi misión en la Iglesia.

Cada día debo renovarlos para continuar siguiendo a Jesucristo, el gran sacerdote, nuestro hermano y Redentor y tener presente mi identidad sacerdotal.

Desde mi ordenación sacerdotal, libremente he aceptado “ser un sacerdote, colaborador de los Obispos en el sacerdocio, para servir.” Desde ese día hasta el día de hoy y por siempre quiero seguir siguiendo a Jesucristo y “unirme más cercanamente a Cristo.” Fui ordenado y soy un sacerdote para la Iglesia Católica. Soy miembro de esta Iglesia de Jesucristo. Seguiré con mi misión con alegría, pasión y amor. Esta Iglesia está presente en África, América, Asia, Europa u Oceanía, La amo y le doy mi vida con pasión hasta que mi ultimo suspiro deje mi cuerpo.

Estoy aquí en la Iglesia Católica de Salt Lake City en comunión con nuestro Obispo Oscar A. Solis sirviendo al Pueblo de Dios en Utah con pasión, amor y un sentido de responsabilidad.

Padre Kenneth Vialpando, vicario de clero, Diócesis de Salt Lake City

Para mí, la renovación de las promesas sacerdotales que realizamos durante la Misa Crismal nos da a los sacerdotes la oportunidad de vivir la historia de los Apóstoles: al principio, estamos listos. Dispuestos y con la voluntad de seguir al Señor a donde sea, hasta que fue condenado a la muerte y nuestras propias vidas están en riesgo. No es hasta que resucitó de la muerte, que se reunió con ellos, respiró y los empoderó con el Espíritu Santo que ellos salieron con toda fuerza como una banda de hermanos a proclamar la Buena Nueva. Durante la Misa Crismal, el Obispo respira sobre la vasija que contiene el Crisma, simbolizando el descenso del Espíritu Santo sobre los Oleos y en nuestros corazones y almas de los sacerdotes, así es que el Espíritu Santo puede contener cada aliento y renovar nuestras promesas de seguir a Cristo al ser “corresponsales fieles de los misterios de Dios en la Santa Eucaristía.”

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