Traducción: Laura Vallejo
SALT LAKE CITY — La nueva directora de la escuela Católica de Kearns St. Ann, tiene una conexión familiar con la escuela la cual viene desde hace cuatro generaciones: En 1889 sus tatarabuelos Jennie Kearns y el senador Thomas Kearns donarón $55,000 dólares para la adquisición del terreno y el costo total de un orfanatorio en esas tierras, el cual en 1995 se convirtió en un edificio educativo.
Para Dominique Aragón, existe un sentimiento de haber completado un ciclo. Tanto su padres como su abuela asistieron a escuelas Católicas. Ella misma asistió a la escuela de St. Vincent de Paul y a J.E. Cosgriff. En 1997 se graduó de la preparatoria Católica de Judge Memorial.
Después de graduarse de la preparatoria, Aragón no estaba segura de que quería hacer, así es que se tomó algún tiempo para pensarlo. Trabajó en el prescolar episcopal de St. Paul. Allí cuidó a niños de 2 y 3 años de edad, y fue en donde se enamoró de la educación.
“Fue una experiencia extraordinaria y cuando decidí regresar a estudiar e ir a Gonzoga, realmente sabía que lo que quería era la educación,” dijo. “Sé que el ser adolescente es difícil y que no siempre fue fácil para mí, así es que sentí que si estaba con niños y que si ellos sabían que eran queridos y cuidados ellos serían buenos adolescentes.”
Después de graduarse de la universidad de Gonzaga en donde recibió un título en educación primaria especial, Aragón comenzó su carrera educativa en la escuela de St. Olaf en Bountiful, en donde enseñó segundo grado por tres años. Después trabajó en la escuela Católica de J.E. Cosgriff en Salt Lake City durante seis años en donde enseñó primer grado, educación especial y fue parte del equipo de lectura. Por los últimos nueve años ha formado parte del equipo de St. Ann, en donde antes de ser la directora fue la maestra de segundo grado, de educación especial y de religión para secundaria.
Hace dos años, ella recibió su maestría en liderazgo educativo de la Universidad de St. Mary en Minnesota.
Aragón se ha encontrado con una verdadera comunidad en St. Ann y espera que como directora fortalecera esos lazos, “Los niños son maravillosos: las familias son maravillosas. Creo que una de las más grandes metas para todos aquí es realmente lograr que la parroquia y la escuela sean una gran familia, y ayudar a que los niños sean buenos ciudadanos del mundo sabiendo que son queridos y cuidados y que pueden logar cosas maravi-llosas en este mundo.”
Aragón y su equipo esperan logra que las inscripciones aumenten, impulsar el programa bilingüe de español. El cual se ha estado desarrollando en los últimos dos años, así como seguir fortaleciendo el pograma deportivo de la escuela. Junto con la inscripción de más familias hispanoparlantes quieren asegurarse de que “todos hablen inglés bien así como que lea y escriban también en español,” dijo Aragón.
Más que nada Aragón espera inculcarlo en los estudiantes de St. Ann , lo cual ha sido lo más preciado en su familia por generaciones
“Creo que es importante que el ciclo se haya cerrado,” dijo acerca de la conexión de su familia con la escuela, “estoy tratando de que la educación Católica sea accesible a todos, sin importar de donde seas. Queremos que los niños sepan que esta es una familia y que es importante continuar con la educación Católica, y que esta siga creciendo así como que todos son bienvenidos.”
Aragón su esposo Eric y su hija Jade viven en Salt Lake City y asisten a la parroquia de St. Ambrose.
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