SALT LAKE CITY — Enfermera del Centro médico de la Universidad de Utah, Alisa Vigil ha experimentado el impacto de la pandemia del coronavirus. Mientras que ella no tiene planes de trabajar directamente con pacientes con la infección, ella sabe que esto puede cambiar en cualquier momento.
El virus no solo la afectado profesionalmente sino también e manera personal. Vigil tenía planes para ser bautizada en la Catedral de la Magdalena durante la Vigilia Pascual, algo que ha sido puesto de manera indefinida.
La espera primero la dejo consternada, pero Vigil ha recibido respuestas a sus oraciones y ha sido testigo de Dios, “el momento de ser bautizada será cuando el momento sea el correcto,” dijo.
Vigil está acostumbrada a pasar por los desvíos en su vida, aún en su decisión de ingresar a la Iglesia. Mientas que su papá era Católico ella ocasionalmente asistía a Misa con sus amigos, pero nunca fue bautizada. A los 12 años de edad con la ayuda del primo de su papá, comenzó las clases de RICA, pero las dejo antes de ser bautizada. Más adelante, su familia se mudó a Utah procedentes de California, y ella volvió a las clases de educación religiosa acompañada por su amiga Blanca. Inclusive consideró a los papás de su amiga como padrinos, pero una vez más eso no sucedería.
Durante 30 o más años Vigil en ocasiones iba a Misa, pero nunca se volvió a sentir cercana a realizar el compromiso de ser Católica. Entonces en septiembre del 2018 su mamá falleció a los ocho días de haber sido diagnosticada de cáncer. En lugar de que su pérdida la amargara, Vigil sintió gratitud al padre celestial.
“Creo que Dios es misericordioso y Él me enseñó Su misericordia al no hacer que mi mamá sufriera con la enfermedad... Él me enseño que perdona uy que hará siempre lo mejor para su rebaño.”
La muerte de su mamá la llevó a darse cuenta de que era tiempo e ser responsable de su fe.
Vigil renovó su determinación de ser bautizada, pero cuatro meses después de la muerte de su mamá, su fe fue puesta a prueba cuando su sobrina de 26 años fue asesinada.
“Me cuestioné si Dios era realmente misericordioso,” dijo Vigil. “Ya no estaba segura, pero Dios me respondió. Me dijo ‘No, si soy misericordioso; esto era necesario.’”
Vigil dijo que Dios renovó su fe. “Pensaba que no era justo, que no valía la pena, pero Él me hizo saber que ‘Yo valgo la pena; tu alma vale la pena, “tú eres mi hija y te protegeré.”
En lugar de darle la vuelta a Dios Vigil se acercó a Él y a la Iglesia. Quería ser bautizada, y ella sabría quien debería de ser su madrina Linda Bruemmer.
“He conocido a Linda de toda su vida, y ella esta comprometida con la Iglesia, sabía que era importante para ella ser mi madrina y para mí también lo era,” dijo Vigil. “Mi espíritu me lo dijo, ‘ella protegerá tu alma, Ella seguirá enseñándote.’ ”
Bruemmer dijo sentirse honrada de que Vigil la haya seleccionado para ser su madrina y para aprender que ella era un ejemplo de fe.
“Cuando por primera vez me involucré con la Iglesia, Lisa también estaba interesada,” dijo Brummer. “Realmente se impactó al ver lo mucho que la Iglesia significa para mí.”
En su camino hacia el bautismo Vigil ha sido una fuerza en la vida de quienes la rodean, dijo Anthony Martínez, director de educación religiosa de la parroquia de St. Patrick.
“Ella definitivamente es una mujer con un gran corazón, y ella está haciendo esto por amor a Dios y por su alma, no solo para recibir un Sacramento,” dijo Martinez.
“Ella ha pasado por varios problemas, pero los ha tomado como como un proceso. A ella le ha gustado pa-sar por ellos, aunque se ha enfrentado por situaciones difíciles, pero de todas ha aprendido.”
Una de las situaciones a las que Martínez se refiere fue un impedimento inesperado.
Cuando Vigil comenzó las clases de RICA, su párroco le informó que ella iba a tener que encontrar resolución a una relación que había tendió por 20 años, aunque ya hacia 5 años que la relación había terminado.
A pesar de que Vigil nunca se casó con un hombre y nunca estuvieron registrados civilmente como esposos, ellos tuvieron un hijo y al párroco le preocupaba que ante los ojos de la Iglesia ellos aparecieran como casados.
Vigil busco vías legales hasta que pudo mostrar a los representantes diocesanos que ningún lazo legal o de relación existía entre los dos.
Quitando ese obstáculo, Vigil continuo en su camino hacia el bautismo, el 29 de febrero participó en el Rito de Elección celebrado en la Catedral de la Magdalena y esperaba con ansias la Vigilia Pascual, cuando la pandemia del coronavirus eliminó toda la posibilidad hasta un futuro desconocido.
Vigil admitió que esto ha sido difícil, pero dijo que ha estado llevando consigo la Biblia a su trabajo desde que el coronavirus llegó a los Estados Unidos, y en ella ha encontrado el confort leyéndola regularmente.
Como muchos profesionales de la salud ha estado preocupada por su seguridad y la de su familia, pero, “una vez más nuestro Padre celestial me aseguró que todo iba a estar bien.”
“Manténgan su fe y continúen orando ya que la oración es poderosa,” urgió a quienes se sienten abrumados por los miedos del coronavirus y por estar aislados de la Iglesia en estos tiempos.
La directora de la Oficina de Liturgia de la Diócesis de Salt Lake City, Ruth Dillon, expertos sentimientos simi-lares a los de Vigil.
“Aunque el sacramento de Iniciación, el cual normalmente se celebra durante la Vigilia Pascual, será pospuesto, y la mayoría lo celebraremos virtualmente, el verdadero significado de la Pascua, la Resurrección de Dios y la promesa de la vida eterna no cambian... Cristo ha resucitado y siempre estará entre nosotros hoy, mañana, por siempre. Sigamos en oración por todos quienes se preparan para ingresar a la Iglesia conforme esperamos el tiempo en donde podremos celebrar con ellos el Sa-cramento el Bautismo, Conformación y Eucaristía todos llenos de gracia.”
Traducido por: Laura Vallejo
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