«La pornografía es un problema que va más allá de las películas y las revistas»

Friday, Jun. 01, 2007
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El Arzobispo de San Francisco George Niederauer advierte de los peligros de la pornografía en un discurso como presentador principal en una cena el 8 de mayo en el Little America en Salt Lake City organizada por el grupo Lighted Candle Society.foto IC por Barbara Stinson Lee

SALT LAKE CITY — Diciendo que ahora la pornografía genera un ingreso anual mayor al de los tres deportes profesionales principales combinados, «y es causa de la adicción que está creciendo más rápidamente en el mundo», el Arzobispo de San Francisco George H. Niederauer urgió a los Americanos a que tengan cuidado con las estadísticas, y que mejor se concentren en el daño que la pornografía le causa a la dignidad humana y a la sexualidad de las víctimas.

En su discurso de presentador principal durante la cena anual organizada el 8 de mayo en el hotel Little America de Salt Lake City por el grupo Lighted Candle Society y en la cual se otorgaron los premios Guardian of Light Awards, el Arzobispo Niederauer describió el actual «tsunami electrónico de pornografía» que está afligiendo al país.

«La pornografía no es un nuevo reto al amor humano sencillo del corazón y al respeto de la dignidad de los individuos y de la sexualidad humana», él dijo. «Sin embargo, el aumento explosivo de la facilidad con la que se puede tener acceso a la pornografía y la disponibilidad de la misma, es nuevo y es profundamente alarmante. La pornografía ahora es un problema que va más allá de las películas y las revistas. Cada terminal de computadora es su conducto, y los teléfonos móviles y otros aparatos de mano, muchos de ellos dirigidos a niños y jóvenes, literalmente llevan la pornografía a todos lados y a todos.»

El arzobispo habló de «cifras desalentadoras: diariamente hay 68 millones de búsquedas por sitios pornográficos en la Red que equivalen al 25 por ciento de todos las búsquedas diarias; 70 por ciento de hombres entre 18 y 24 años visitan sitios pornográficos en un mes típico; un tercio de todos los que visitan sitios para adultos en la Red son mujeres; 40 por ciento de adultos creen que la pornografía daña las relaciones entre hombres y mujeres; 90 por ciento de individuos entre 8 y 19 años han visto pornografía en la Red; y la edad promedio a la que los niños son expuestos por primera vez a material pornográfico en la Red es de 11 años.»

Cuando fue obispo de la Diócesis de Salt Lake City, el Arzobispo Niederauer actuó como presidente de la Coalición de Utah en Contra de la Pornografía (Utah Coalition Against Pornography: UCAP). Él recibió el premio Guardian of Light Award en el 2005.

Como Arzobispo de San Francisco, él actúa como presidente del Comité de Comunicaciones de los Obispos de los EE.UU. y es un miembro del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales.

«Lo que debe motivarnos más profundamente no es la cantidad de pornografía que existe, sino el tipo de daño que causa», dijo el Arzobispo Niederauer. «La pornografía asalta la dignidad humana y convierte al ser humano y a la sexualidad humana en mercancías. La pornografía priva al alma humana de su dimensión espiritual… El ser humano, un obsequio irreemplazable, se convierte en un juguete descartable.»

Cada año el grupo Lighted Candle Society, con su oficina central en Washington D.C., y presidio en Salt Lake City por John Harmer, honra a un individuo a nivel local y a otro a nivel nacional por sus esfuerzos para frenar la pornografía. Durante la cena del 8 de mayo se honró a Michael Reagan, conductor de un programa de radio, con el premio nacional, y Pamela Atkinson, activista de la comunidad, fue reconocida por sus esfuerzos locales. Atkinson es ahora la presidente de UCAP.

«La pornografía conduce aún más a la soledad humana y a la baja auto-estima, a un mundo de fantasía que se aleja del mundo real de gente real involucrada en relaciones», dijo el Arzobispo Niederauer. «Porque la lujuria aísla, mientras que el amor une, la pornografía daña las relaciones familiares y sociales, pervirtiendo insidiosamente la belleza del amor íntimo propio del matrimonio. Tampoco debemos ignorar las implicaciones sociales de la pornografía: explota al pobre desesperado y al joven inocente. Con mucha frecuencia la pornografía está asociada con, y contribuye a, actos de violencia sexual o abuso.»

El arzobispo explicó que la mayoría de las adicciones, incluyendo la pornografía, «prosperan con el secreto y el silencio. El primer paso del adicto tiene que ser admitir el problema, nombrarlo. Él o ella no tiene que sobrepasarlo solo o sola, y probablemente no lo puede lograr así. Responsabilidad y apoyo son esenciales. Nosotros el clero debemos de predicar sobre este tema con modestia y prudencia».

Él les pidió a todos que vean primero sus propios gustos y hábitos en libros, películas, y comunicaciones en la Red.

El Arzobispo Niederauer, un gran aficionado del cine, no escatimó la responsabilidad que Hollywood tiene en la epidemia actual de pornografia. «El mundo del cine», él dijo, «es capaz de producir tanta belleza y tanta basura».

Citando a Ken Auletta, escritor para la revista The New Yorker, quien preguntó retóricamente: «¿Por qué es "censura" si un crítico de películas como Michael Medved urge a los que hacen películas que piensen más sobre las consecuencias de lo que ponen en las pantallas?»

«Los que asisten a las películas no pueden ser esponjas», dijo el arzobispo. «Necesitamos ser capaces de llamar bueno a lo bueno y malvado a lo malvado. Así como con nuestras experiencias con otros medios, al ver películas necesitamos convertirnos en nuestros propios filtros…«

«En su discusión de violencia excesiva en las películas, Kenneth Turan de The Los Angeles Times… dice que la industria del entretenimiento, el lobby de armas, y otros grupos de presión deberían probablemente dar la cara y aceptar la culpa», dijo el Arzobispo Niederauer.

Dan Morris Young, editor de Catholic San Francisco, contribuyó a este artículo.

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