La propuesta 'muerte con dignidad' legislativa va en contra de las enseñanzas Católicas
Friday, Jan. 22, 2016
By Jean Hill
Director, Diocese of Salt Lake City Office of Life, Justice and Peace
El ver como una persona querida lucha en contra de la muerte es algo que te rompe el corazón. Ver a una persona que quieres sufrir es algo insoportable y las personas compasivas no quieren nada más que aliviar los dolores físicos y mentales de la persona. El movimiento de la ‘muerte con Dignidad’ explota esos momentos de vulnerabilidad insistiendo que uno puede llevar a su ser querido que sufre a una dignidad dándole muerte a su vida. Como la Conferencia de obispos Católicos de los Estados unidos nos dice “la verdadera compasión nos lleva a compartir el sufrimiento; no mata a la persona cuyo sufrimiento no sabemos sobrellevar”.
Los propulsores de la Muerte con dignidad estarán apoyando una propuesta en la sesión legislativa de Utah del 2016, que permitiría que una persona con una muy vaga definición de enfermedad terminal o incurable busque la prescripción para una dosis letal de medicamentos de un doctor con el propósito de terminar su vida. Las personas que apoyan dicen que el permitir que la persona cometa suicidio es luna opción compasiva para las personas que quieren mantener su dignidad. La realidad es que el suicidio asistido ignora la dignidad humana reduciendo al individuo a algo más que una colección de partes físicas: Una vez que esas partes comienzan a fallar, es tiempo de deshacerse de ellas. Además en este escenario la decisión final sea que el suicidio es la opción del tratamiento ‘correcto’ le pertenece al doctor no al paciente.
La motivación de quienes proponen el suicidio asistido es entendible- para aliviar el sufrimiento, bien sea físico o psicológico. Pero destruir a la persona que sufre no es la solución. Muchas de las preocupaciones expresadas por aquellos que buscan el suicidio en cualquier etapa de la vida puede ser tratada mediante acciones mucho menos mas drásticas, tales como el tratamiento de la depresión, mejor calidad de cuidados paliativos del paciente, y la creación de sistemas de apoyo más fuertes para la persona que sufre así de sistemas de apoyo más fuertes para la persona que sufre así como para sus seres queridos que tratan e darle cuidados y confort.
En Oregón, en donde el suicidio asistido es legal, pocos buscan esa opción debido al dolor; en su lugar tienen miedo a perder su autonomía o la habilidad de hacer cosas que antes les eran fáciles. Para aquellos quienes sienten que a su vida les falta dignidad debido a que su enfermedad los hace dependientes, debemos de servir como recordatorios constantes de que la dignidad viene del simple hecho de haber sido creados a imagen y semejanza de Dios.
El hombre indigente que duerme en las calles, la mujer que lucha para vencer una drogadicción y la persona discapacitada que busca acomodaciones tienen la misma dignidad que una persona con mucho dinero, que un padre amoroso, o que un muy respetado profesional. Ninguno de estos individuos tiene más dignidad que los otros, a pesar de la economía, posición social o habilidad para valerse por si mismo.
Quienes proponen el suicidio asistido también fallan en reconocer que toda vida es sagrada. Mientras que el movimiento de la ‘muerte con dignidad’ maneja el mercado del suicidio asistido presentándolo como una respuesta compasiva al sufrimiento, aun así, tiene la intención de matar una vida humana. Quienes apoyan esta ley dicen que es diferente ya que le permite a las persona escoger el tiempo, lugar y manera de su muerte.
Esto es lo que también hace la persona que se suicidara. La mayoría de nosotros haríamos todo lo posible para convencer a la persona suicida que su vida tiene valor; esto es lo que por lo menos debemos hacer por la persona que sufre una enfermedad debilitante.
El suicidio asistido últimamente envía el mensaje opuesto, el cual es que matarse es la solución del problema.
Para la mayoría de los individuos que han buscado en suicidio asistido en Oregón, el problema que buscan resolver a través de la muerte típicamente es algo que podrían haber lidiado de otra manera que no fuera letal, tal cual como el darle acceso a cuidados de fin de la vida mejores y mejores opciones de seguros médicos para que la persona no sienta que es una carga económica para su familia.
En la enseñanza Católica, los humanos no significan el término. Aun cuando nuestros cuerpos ya no son capaces de darnos confort, todavía tenemos valor. Durante la sesión legislativa 2016 en Utah, las voces católicas necesitan ser escuchadas recordándoles a nuestros legisladores que cada vida es sagrada y digna y que un suicidio nunca será la respuesta al problema.
Para mayores informes sobre la propuesta sobre el suicidio asistido y las enseñanzas Católicas sobre el fin de la vida visite
http://www.dioslc.
org/ministries/governmentliaison.
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