Ley de inmigración de Arizona – SB 1070

Friday, May. 07, 2010
By The Most Rev. John C. Wester
Bishop of Salt Lake City

SALT LAKE CITY - La nueva y dura ley de Inmigración de Arizona (SB 1070), ha provocado algunas reacciones fuertes de los ciudadanos de nuestro país, en realidad, de personas alrededor del mundo. También ha profundizado la división entre aquellos que ven al inmigrante indocumentado como el problema y aquellos que ven la necesidad de una reforma de nuestras obsoletas leyes de inmigración. Desde mi punto de vista, esta sensitiva división es buena y mala a la vez. Es buena, si la SB 1070 de Arizona anima a nuestro gobierno federal a la acción hacia una reforma, y es mala, porque seguiremos tratándo de renovar el sistema con legislaciones aisladas que han demostrado ser ineficaces una y otra vez.

La nueva ley aprovada en Arizona, programada para ser puesta en efecto dentro de noventa días, ha aterrorizado a muchas personas, ciudadanos y no ciudadanos, igualmente. Y ciertamente así es. Esta pondrá las autoridades en contra de los inmigrantes y la comunidades étnicas, quienes tradicionalmemte han tenido una buena relación con la policía. Esta legislación otorga una amplio margen para arrestar a alguien en base a su situación legal, incluyéndo su apariencia y la forma de hablar, lo cual podría conducir a una descripción étnica y racial. Cierto, ha habido algunas "correcciones" desde que la Gobernadora Brewer firmó la ley, pero lo que puedo decir, es que estas modificaciones ofrecen poca protección valiosa contra personas agobiadas en base al color de su piel o acento. Nosotros ya estamos viendo que las personas viven con miedo cuando son empujadas aún más dentro de las sombras. Y para no estar pérdidos en estos eventos recientes, está la probabilidad de que las familias una vez más estén en peligro de ser separadas; esposos, padres y niños, estarán potencialmente separados uno de otro.

Mientras que estas consecuencias de la nueva ley de Arizona son profundamente preocupantes, yo también estoy en desacuerdo con la legislación porque es más de lo mismo: la misma mentalidad de legislación aislada que ha probado ser ineficaz. El gobierno federal ha gastado más de cien billones de dólares en iniciativas para implemetar las leyes de inmigración desde el año 2000, aumentando al doble el número de agentes fronterizos, apróximadamente 20.000; cerca de 700 millas de malla fronteriza, una fallida malla "virtual" que costó billones y el triple de camas para detenidos, hasta casi 30.000. Y esto sin tener en cuenta el personal, armamento y otros recursos usados para separar en redadas a madres indefensas de sus hijos inclusive más indefensos.

A pesar de todos estos intentos usados para responder a preocupaciones válidas acerca de la inmigración ilegal, la marea de la inmigración no ha sido abatida. En cambio, hemos visto un aumento del 50% en la inmigración de indocumentados en los últimos 10 años, de 7 millones en el censo del 2000 a 11 millones hoy en día. Claramente, necesitamos una nueva estrategia- necesitamos una Reforma Integral de Inmigración.

La reforma inmigratoria desde mi punto de vista y la de muchos otros en nuestra comunidad, podría responder a las necesidades de nuestro país, al asistir a los inmigrantes que vienen buscando ayuda para sus familias y para ellos mismos y al mismo tiempo proporcionando servicios y mano de obra necesaria para el país. También podría, creo yo, ayudar a hacer nuestras fronteras más seguras y una nación más confiable.

Para mí, la Reforma Integral de Inmigración realmente tiene sentido. Esta sacaría de las sombras a 11 millones de personas indocumentadas para registrarse con el gobierno, eliminando así el deseo o la necesidad de la ley de Arizona. Podría crear más vías legales para que vengan inmigrantes y trabajen en nuestro país, dándole a las autoridades de inmigración más tiempo y dinero para perseguir aquellos que son una amenaza real- traficantes de droga, de personas y posibles terroristas. La reforma inmigratoria restauraría el cumplimiento de la ley que provee gran seguridad para la nación así como protección de los derechos humanos, ahora amenazados por legislaciones como la SB 1070 de Arizona.

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