Llevando los Problemas de la Reforma Migratoria al gobierno

Friday, Jun. 01, 2007
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El Padre Martín Díaz le dice que hay asuntos de inmigración que aún no han sido considerados, como ayudando a mejorar las economías de los países de donde vienen los inmigrantes. foto del IC por Barbara Lee

MIDVALE — El Padre Martín Díaz, administrador pastoral de la Parroquia de Sta. Teresita del Niño Jesús, en Midvale, y miembro de la Comisión de Paz y Justicia de la Diócesis de Salt Lake City, llevó sus preocupaciones acerca del candente asunto de migración a Washington.

«En realidad, la iglesia me llamó a Washington», dijo el Padre Díaz. «Fui invitado a asistir a seminarios sobre "Justicia para los Inmigrantes," la campaña católica para la reforma migratoria».

Armado con una carta para el único Diputado Demócrata de Utah, Jim Matheson, de parte de la alcaldesa de Midvale JoAnn Seghini, un miembro de la Parroquia de Sta. Teresita, y representando a la Diócesis de Salt Lake City, el Padre Díaz también se detuvo por las oficinas de tres de los cinco representantes de Utah. Él está en espera de poder hablar con ellos o con sus representantes acerca del atolladero legal en el cual 12 millones de gentes indocumentadas están atrapadas.

Estos días, el cruzar la frontera de los Estados Unidos lo convierte a uno no solo en «un ilegal», pero también en «un criminal». En todos los programas de discusión los domingos por la mañana los expertos en política mencionan la palabra «amnistía» como si fuera la última cosa que se les debería de dar a los que trabajan en este país y contribuyen con sus impuestos. Tomen dos propuestas acerca de la solicitud de residencia permanente, por ejemplo.

Tanto la Casa Blanca como la Cámara de los Representantes han avanzado propuestas sobre una reforma migratoria integral. La preocupación del Padre Díaz es el decidir cual propuesta coincide más con los principios de reforma migratoria de la Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos (United States Conference of Catholic Bishops, USCCB).

«La propuesta de ley H.R. 1645, (el STRIVE Act) introducida por los Representantes Jeff Flake (R-Ariz.) y Louis Gutierrez (D-Ill.) coincide más con los principios de la USCCB que la propuesta de la Casa Blanca», dijo el Padre Díaz. Citando un escrito de la USCCB donde se establece la posición de la misma, él dijo, «Aquí la prueba consiste en que cualquier programa de legalización no debe ser tan oneroso que desaliente a los participantes y debe de ser justo, viable y alcanzable. La fórmula aquí pasa la prueba, siempre y cuando la estipulación "touch-back" (el requisito de que todos los participantes regresen a sus países de origen y re-entren a los Estados Unidos legalmente), que requiere salir de los EE.UU. brevemente y re-entrar, no cambie. Ya que es salir del país mientras están siendo procesados aquí, esto se puede lograr en un periodo de seis años, es alcanzable y viable.»

En comparación, con la propuesta de la Casa Blanca «se requeriría muchísimo tiempo, hasta 20 años… para obtener la residencia permanente».

¿Y haciendo las fronteras más seguras? El Padre Díaz dijo que los Estados Unidos deberían de hacer nuestras fronteras más fáciles de cruzar, en lugar de más difícil.

«Si fuera más fácil cruzar la frontera, algunas gentes vendrían a trabajar por un tiempo, y luego regresarían a sus países. De esa forma ellos podrían mantener a sus familias, y no se tendrían que enfrentar con tantas dificultades y peligros cuando cruzan.«

«Las leyes que tenemos ahora son hostiles para las familias», él dijo. «Mamá y Papá pueden venir a este país ilegalmente buscando una forma de sobrevivir. Pueden tener hijos que nacen en los EE.UU. Si uno o ambos padres son deportados, la familia se parte a la mitad, a menudo dejando a los niños sin ningún padre.»

El Padre Díaz dijo que él cree que la mayoría de los inmigrantes vienen a los EE.UU. buscando seguridad económica. «Ellos contribuyen a nuestra sociedad, y ellos quieren trabajar.»

Otro enfoque de la reforma migratoria integral que no está siendo examinado ampliamente, él dijo, es buscar formas de mejorar las economías de los países de donde los inmigrantes están viniendo.

«De cualquier forma, esperar que 12 millones de gentes regresen a sus países es simplemente absurdo», él dijo. «La gente se está dando cuenta que los inmigrantes aportan contribuciones valiosas a este país, y además ellos contribuyen a nuestra base de impuestos. Tenemos que trabajar para lograr una legislación que coincida más de cerca con los principios de los obispos; un sistema basado en la familia y que no sea servitud voluntaria. Necesitamos sacar a esas gentes de las sombras.»

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