Los candidatos se preparan para su ordenación al diaconado

Friday, Jan. 17, 2020
Los candidatos se preparan para su ordenación al diaconado
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By Linda Petersen
Intermountain Catholic

Traducido por: Laura Vallejo

SALT LAKE CITY — El 31 de enero el Reverendísimo Oscar A.Solis, Obispo de Salt Lake City, ordenará a cinco hombres como diáconos, durante una Misa a celebrarse en la Catedral de la Magdalena a las 7 p.m.  Los cinco hombres son: Jeff Allen de la parroquia de St. Vincent de Paul; Jeremy Castellano de la Catedral de la Magdalena; Robert Cowlishaw de la parroquia de St. Francis Xavier; Thomas Devereux de la parroquia de St. Mary y Greg Werking de la parroquia de St. Thomas More. Ellos forman la quinta clase de diáconos patrocinada por la diócesis.

Estos hombres han pasado más de siete años preparándose para su diaconado ya que todos se han graduado del programa de formación para ministros eclesiales laicos, para después asistir a tmás de tres años en un programa acelerado de formación para diáconos. Esta es la primera vez que la Diócesis de Salt Lake City ha llevado a cabo el programa acelerado para preparar a los diáconos; típicamente el programa de preparación dura cinco años.

“Me da mucha alegría el poder ordenar a estos cinco caballeros Católicos, quienes han pasado por algunos años de retos formativos en su preparación para ser diáconos permanentes,” dijo el Obispo Solis. “Esta ordenación marca el comienzo de su compromiso como diáconos para una vida de servicio a Dios y a la Iglesia, ayudando a los sacerdotes en su ministerio consumado de la Eucaristía, la Palabra y la caridad.”

“Con la necesidad de sacerdotes y religiosos en nuestra diócesis, ellos tienen papeles ministeriales  significativos en la vida pastoral de nuestra Iglesia al oficiar en los bautismos, bodas, y funerales, además de proclamar el Evangelio y predicar en Misa y por su alcance caritativo al pobre y a los necesitados.” dijo el Obispo Solis. “Ellos son la respuesta de Dios a nuestras oraciones para que envíe obreros a los viñedos y a nuevos discípulos misioneros quienes compartirán nuestra fe con alegría y entusiasmo como lo mencione en mi Carta Pastoral del 2017’ Una Primavera de Evangelización’. Me uno con todos agradeciendo a Dios por esta bendición y oro por estos candidatos quienes han respondido con sus corazones a este llamado.”

El diácono Drew Petersen director del programa diocesano de formación para el diaconado, dijo que estos hombres en esta clase en particular lo han hecho bien, pero dijo dudar en recomendar otro programa acelerado ya que la mayoría de los candidatos al diaconado necesitan de cuatro años enteros y de un programa estándar para estar listos para asumir sus responsabilidades.

“Este grupo fue un grupo muy maduro, por eso tuvo éxito,” dijo el diácono, pero aquellos hombres que desean ser diáconos “deben de tener el tiempo para transformar sus vidas, ya que esto es un cambio mayor en ellas.”

Después de la ordenación del 31 de enero, el diácono Petersen planea consultar con el Obispo Solis sobre comenzar una nueva sesión. Ha habido un gran interés en el programa en los últimos años, “Tenemos cerca de 59 nombres en lista de espera”, de hombres que han expresado su deseo por el diaconado.”

El diácono Petersen dijo que piensa que el interés es tan grande ya que la mayoría de los candidatos, entre las razones han expresado, “que quieren poder servir en un nivel diferente, quieren sentir que están poniendo sus vidas enteras en el servicio que brindan.”

 Conforme se preparan para su ordenación, dos miembros de esta clase Jeff Allen y Greg Werking, compartieron sus perspectivas sobre el programa.

Jeff Allen

Jeff Allen se considera como un convertido a la fe, aunque, cuando bebé, fue bautizado en la Catedral de la Magdalena. Eso es porque después del divorcio de sus padres, cuando él tenía 1 año de edad, su madre se volvió a casar y abandono la Iglesia.

“Crecí sin ninguna religión real,” dijo.

Allen nació y creció en el Valle de Salt Lake City en donde asistió a escuelas públicas. No fue sino hasta sus 30 años de edad cuando conoció a Mindi, su ahora esposa quien había recibido el bautismo Católico, y fue así que Allen comenzó a asistir nuevamente a la Iglesia.

Mindi Allen creció dentro de la fe LDS pero se desencanto de la religión cuando adulto. Ella buscaba a Dios en su vida y cuando su padre, quien era Católico, le sugirió asistir a Misa con él, poco después ella se unió a la Iglesia.

“Ella estaba activa en la Iglesia y comencé a asistir a Misa con ella,” dijo Jeff Allen. “Me reconecto con mi bautismo y con mi pasado.” Entonces, a sugerencia de los líderes de la parroquia Jeff Allen cursó el programa de RICA en 1990.

“Pude haber hecho solo el programa para la confirmación, pero mis conocimientos sobre la Iglesia estaban realmente limitados, así es que esto fue lo que me sugirieron,” dijo Allen.

La pareja se casó y tuvo cinco hijos, tres hijas y dos hijos. Ahora tienen cuatro nietos.

Desde el comienzo los Allen han estado involucrados con la Iglesia. Ellos continúan ese compromiso a través de su matrimonio. Ambos sirven como Ministros Extraordinarios de la Comunión y Jeff Allen también es lector.

Él dijo que la primera vez que sintió el llamado al diaconado fue hace varios años pero primero e inscribió en el programa de formación para ministros eclesiales laicos y a su término le dijeron que el programa para el diaconado había concluido y que no había planes para uno nuevo. Dos años después de su entrenamiento como LEM, la diócesis abrió un nuevo programa y él se inscribió.

“Cuando estaba en el programa LEM, mi llamado y mi espiritualidad se profundizaron. Así es que el unirme al programa del diaconado cuando tuve la oportunidad fue una continuación del crecimiento.”

El programa de tres años incluye clases de un día cada dos sábados de mes cuando los participantes y sus esposas reciben enseñanzas de diferentes aspectos de la teología y de estudios de la Iglesia, así como practicum en sus parroquias y en otras parroquias que les son asignadas.

Allen dijo que especialmente disfrutó los aspectos prácticos del programa. El sirvió su practicum en su parroquia de St. Vincent de Paul y después realizó otra más en la parroquia de St. Thomas More.

“Fue una experiencia sobresaliente,” dijo Allen.

 “Los dos diáconos en la parroquia [St. Thomas More] Mark Solok y John Keyser, junto al párroco, el padre John Evans, fueron muy bondadosos y me mantuvieron involucrado.”

Durante el programa de formación, Allen dijo que cel visitar a los enfermos en el Hospital de St. Mark’s descubrió una afinidad por el trabajo pastoral clínico.

“Me gustaría involucrarme más en el alcance al servicio en general,” dijo.  Como diáconos “nuestro enfoque es realmente en el servicio, no solo en el servicio en el altar, sino en el servicio a nuestros hermanos y hermanas ya sea en la Iglesia o en nuestra comunidad.”

Allen cree que existe una gran necesidad para que las personas laicas se involucren en el servicio en la iglesia, “no es solo para la Iglesia sino para las personas... Es una manera de acercarse a Cristo, de ser más fieles, de llegar a ser santos estando más involucrados en su fe.”

A Allen le sorprendió el lazo que se desarrolló entre los cinco candidatos quienes todos se graduaron del programa LEM y juntos cursaron el programa para el diaconado.

“Creo que existe un sentimiento de hermandad, una amistad y una habilidad de entendimiento entre nosotros,” dijo Allen.

Su experiencia en el programa ha sido exitosa.

“Totalmente lo ha sido,” dijo Allen. Su participación en el programa le ha dejado un sentimiento de gratitud, humildad y de un entendimiento de que todos somos hijos de Dios,

“Todos estamos llamados a ser parte del Cuerpo de Cristo, y a servir de diferentes formas,” dijo Allen agregando que se siente honrado al llegar a ser un diácono “y de ser parte de eso. Siete años es un largo tiempo para ir a la escuela, Me entusiasma poder poner en práctica lo que he aprendido y pasar el tiempo siendo diácono.”

Greg Werking

Junto a su esposa, Teri, el candidato al diaconado Greg Werking tiene tres hijos, y dos nietas.

Mientras que Teri Werking es una Católica desde su nacimiento, Greg Werking creció “como un niño consentido en una base aérea”, sin ninguna religión en particular. Aunque nació en Indiana, su familia se mudaba frecuentemente y le llama a Sacramento su hogar solo porque fue allí en donde asistió a la preparatoria. Sin embargo, la preparatoria a la que asistió era Católica y también la Universidad de Portland. Más adelante conoció a su ahora esposa, lo cual lo llevó a unirse a la Iglesia.

Werking dijo que en los últimos 15 años ha tratado de asistir a Misa a diario. Como piloto profesional, ha tenido la oportunidad de asistir a Misas en muchos lugares.

“Puedo ir a Misa en cualquier parte del mundo y sentirme como en mi hogar, dijo Werking.

En su parroquia, St. Thomas More, es miembro del comité de Respeto por la Vida y también es un Caballero de Colón de Cuarto grado. Lo que recibió además de su entrenamiento como LEM durante el entrenamiento para el diaconado fue “muchas normas litúrgicas - por qué hacemos lo que hacemos en el altar.”

El año pasado completó un año de practicum en la parroquia de Blessed Sacrament, en donde el padre Sam Dinsdale continuo con su entrenamiento sobre los deberes de un diácono. Allí pudo asistir durante el Tridium Pascual como monaguillo que lleva el incensario.

Su familia lo ha apoyado durante si camino al diaconado.

“Veo a mi esposa y a mis hijos y a mi padre con un sentido de respeto y orgullo,” dijo Werking. “Cada día que avanzo más, ellos están más y más contentos por mí.”

A pesar de no haber sido religioso durante una gran parte de su vida, su padre entiende el paso significativo que Werking está tomando al llegar a ser un diácono y “simplemente está a punto de estallar de orgullo. Me llama y me pregunta acerca de la Biblia y del significado de las Escrituras y le gusta mucho escuchar mis respuestas,”

Su padre ahora asiste a la Iglesia con el hermano de Werking.

Describiéndose como un jóven que dejaba todo a un lado, Werking dijo que ahora ha tenido un apetito insaciable por el trabajo que se requiere para preparar la Homilía y espera poder ser un gran homilista.

“No es que tenga que escribir una Homilía, es que tengo la oportunidad de escribir una Homilía y de practicarla.”

Espera poder trabajar con los niños en las escuelas y como un diácono para jóvenes si es que se le asigna a una parroquia con escuela.

“Soy un tipo de devociones; me encanta compartir mi amor por las devociones con el resto del rebaño,” dijo Werking.

También le entusiasma la oportunidad de evangelizar, particularmente con los jóvenes.

“Ellos son barro moldeable al que si se trata con cuidado y sabiduría y paciencia uno los puede moldear a ser algo maravilloso; uno puede llegar a tener grandes resultados.” dijo Werking.

“Creo que hemos sido negligentes al no compartirlo la belleza de la fe Católica con nuestros niños desde muy temprana edad, la belleza de todas nuestras oraciones y devociones, la belleza de todos los Santos,” dijo sobre el fenómeno de los jóvenes dejando la Iglesia.

“No creo que los niños de hoy en día sepan muchas de las maravillosas oraciones- El Anima Christi, la Santa Reina — todas las maravillosas oraciones que mi esposa y otros Católicos de nacimiento usaban en los años 60 y 70. No creo que los niños ahora son criados de esa manera.”

Durante el programa del diaconado, a Werking lo emociono mucho la experiencia de la oración junta de los participantes. “Lo mejor que me ha quedado del programa del diaconado fue la belleza dela Liturgia de las Horas.” dijo. Algo que Werkin dijo apreciar es el entrenamiento que han recibido, así como la oportunidad de ser un diácono.

“Es un gran orgullo que la diócesis haya pasado tanto tiempo dinero y energía entrenándome para llegar a ser un diácono; me siento muy endeudado,” dijo Werking.

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