Mensaje a los graduados del 2018 del Obispo Oscar A. Solis

Friday, Jun. 01, 2018
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By El Rev. Oscar A. Solis
Obispo de Salt Lake City

¡FELICIDADES! a los graduados del  2018! Me uno con cada uno de ustedes, sus padres, sus familias, maestros y personal de las escuelas así como con sus amigos conforme celebran este gran logro en sus vidas. Su graduación es un parteaguas, marcando un año académico más de éxito. Esta es una ocasión especial no sólo para celebrar sino para agradecer; es una gran bendición.

La gratitud es la habilidad de recordar las cosas buenas valorandolas y agradeciendolas. Los animo a que nunca se olviden de agradecer por todas las cosas buenas que tienen. Todas las memorias de su experiencia en la escuela no son solo coincidencias, sino parte de un plan divino. Fueron trabajos de amor y de sacrificio de sus padres, de sus maestros y del personal de la escuela, quienes trabajaron con dedicación y paciencia para ayudarlos a aprender, para ampliar así sus conocimientos y hacerlos mejores personas. Sus compañeros y amigos compartieron momentos de alegría y confort con ustedes durante los tiempos difíciles. Más importante aún, gracias a Dios, quien es la fuente de todo lo bueno y de todas las bendiciones.

La vida es un proceso continuo de crecimiento que nos afecta a todos e influencia a nuestra sociedad y el mundo en el que vivimos. Oro para que las muchas horas de estudio, tareas y otras actividades en su s escuelas los hayan ayudado a ganar conocimientos, que los hayan transformado significativamente y los hayan hecho más inteligentes, listos y sabios, formando no sólo su cerebro sino su corazón. Esto es importante ya que la misión de la educación es ayudar a moldear a la persona en su totalidad: la formación de su mente y la transformación de su carácter moral para ser más inteligentes, pero también para adquirir las bondades de la santidad del corazón para ser la mejor persona que se pueda ser para los demás, tal y como Dios los ha creado.

El camino para un genuino éxito, es el trabajo de la mente y del corazón. Los exhorto a ampliar sus perspectivas de éxito como Hijos de Dios. El Papa Francisco, en su exhortación apostólica ‘La alegría del amor’ la cual fue publicada en el mes de marzo, nos recuerda de nuestra vocación universal del llamado de la vida, la SANTIDAD: el ser santo tal como nuestros Santo Padre es santo. La santidad consiste en nuestra fidelidad a la voluntad de Dios y a los valores del Evangelio de amor y servicio. La Santa Madre Teresa bellamente expresó en sus propias palabras “Estamos llamados a no ser exitosos sino fieles”.

Nuestra gloria y éxito personal son irrelevantes si nos los quedamos para nosotros mismos. El éxito se extiende más allá de  nosotros a las relaciones personales con Dios y con las demás personas. Lo que importa es el cómo hacemos la diferencia en las vidas de los demás con la forma en que queremos y servimos a los demás. Nuestra misión es llevar el amor de Dios al mundo siendo conductores de gracia y canales de las bendiciones de Dios para los demás. Sean agentes de cambio restaurando el orden en nuestra sociedad y ayudando a construir una civilización de amor, justicia y paz.

Por último, el éxito puede ser una fuente de orgullo y gloria personal. Sean humildes. Sea lo que sea que logren, midan su éxito no solo de acuerdo con el título de sus conocimientos, sino en términos de amor y buenos hechos. Después de todo, todo lo que tenemos y todo lo que logramos no es nuestro, sino es parte del plan de Dios para nosotros y para nuestro mundo.

Conforme entran en el siguiente capítulo de sus vidas- a la preparatoria, colegio o Universidad- vayan con fe y confianza sabiendo que Dios los acompaña. Oren para que el Espíritu Santo continúe inspirando sus mentes y sus corazones, para que aprendan lo que verdaderamente es esencial y significativo en la vida. Que Dios los siga guiando, que los lleve y bendiga con muchos más éxitos en vida.

El Reverendísimo Oscar A. Solis

Obispo de Salt Lake City

Traducido por: Laura Vallejo

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