¡Saludos del amor y paz de Cristo!
Este domingo, nuestra Iglesia nos guía hacia la época de Adviento, comenzando así un Nuevo Año Litúrgico. El Adviento proveniente de la palabra en latín ‘adventus’, significa llagada, es una referencia a un período de espera y expectación. Usamos este tiempo como cuatro semanas de preparación espiritual para enfocar nuestros corazones y atención en la llegada de Cristo.
Esta primera parte de la época se enfoca en la llegada de Cristo en la gloria del final de los tiempos, y la segunda parte conduce nuestra atención a Su encarnación como humano en la Navidad. Esta época está llena de esperanza y llama a todos los cristianos a prepararse, a permanecer y preparar nuestros corazones para que Dios nos pueda encontrar vigilantes en oración por la llegada de Cristo en nuestras vidas.
Las probabilidades son que muchas personas se perderán en esta época, distraídas por el brillo de las coloridas luces, la música navideña, las fiestas, las ofertas y los planes vacacionales en los que no existe tiempo para Dios. La preparación es un antídoto para la atención exagerada en nuestro propio mundo, trabajo, intereses personales y otras preocupaciones. El Papa Francisco nos exhorta a “luchar en contra de las idolatrías de la vanidad personal, la sed de éxito, el tener la razón a todo costo y la avaricia por el dinero.”
Cristo nos advierte que su llegada es impredecible, como la de un ladrón en la noche. Así es que ¡prepárense! Durante este Adviento separen un tiempo especial para la oración y reflexión sobre el misterio de nuestra salvación. Lean la biblia, recen el Rosario, y hagan buenas obras de caridad. Acudan a Misa más a menudo y encuentren Su presencia real en la Santa Eucaristía. Reconcíliense con Dios y con los demás a través del Sacramento de Confesión, y permitan que Su gracia nos vuelva a moldear como sus hijos.
La obscuridad y frío del invierno nos recuerda al pecado, al odio a la violencia, injusticias y sufrimientos, mientras que la vela del Adviento es acerca del amor de Dios que llega a nosotros a través de Cristo con luz, sanación reconciliación, alegría y paz. Preparemos nuestros corazones para celebra el verdadero significado de la Navidad- el nacimiento de Jesús nuestro Señor, el Emanuel y Salvador quien ‘vive entre nosotros.’ Que nuestra oración resuene “Maranata, ¡Ven Señor Jesús, vive en nuestros corazones!.”
Suyo en Cristo,
El Reverendísimo Oscar A. Solis
Obispo de Salt Lake City
Traducción: Laura Vallejo
Stay Connected With Us