Mensaje de Cuaresma 2018 del Obispo Oscar A. Solis

Friday, Mar. 30, 2018
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Reverendísimo Oscar A. Solis, Obispo de Salt Lake City
By El Rev. Oscar A. Solis
Obispo de Salt Lake City

Empezamos la Semana Santa enfocándonos en el Misterio Pascual de Cristo, en Su sufrimiento, muerte y resurrección. Conmemoramos el acto de sacrificio de Cristo al dar su vida por nosotros para el perdón de nuestros pecados.

Cristo nos sigue asegurando que el amor puede más que el odio, que la luz puede más que la obscuridad, que la vida es más fuerte que la muerte. Él se levanta de entre los muertos proclamando un fuerte mensaje de esperanza, del don sin fin de la persona de Dios y de Su amor sin fin por el mundo.

Conforme participamos en la Pascua, buscamos volver a experimentar una vez más la alegría y paz del Señor Resucitado. La semana de Pascua, tres mujeres encuentran la tumba vacía, es su fe la que les dice que Jesús sigue vivo. María Magdalena, María la Madre de Jesús, y Salomé están contentas y corren a decirle a los discípulos que el Señor realmente ha resucitado y vive.

La obscuridad de la crucifixión es opacada por Jesús nuestro Señor, la Luz que derrumba toda  obscuridad, La presencia sin fin del Señor Resucitado hace eco a través de la Santa Madre Iglesia y nos inspira a ser la luz, los embajadores de la Buena Nueva de la salvación para nuestras familias, para nuestros lugares de trabajo, para nuestras comunidades. Nuestro Santo Padre el Papa Francisco frecuentemente nos recuerda que la Buena Nueva de la Pascua es una alegría siempre nueva, una alegría para compartir. Quienes experimentan nueva vida en el Señor Resucitado deben de ser proclamadores del Evangelio, evangelizadores modernos, los nuevos discípulos misioneros de Cristo. No debemos dejar que la oscuridad del mundo nos invada o nos marque. Hemos recibido la Gracia de nuestro Señor Jesus, la luz para ser la luz de los demás, para que lleguen a conocerlo.

En su exhortación apostólica “La Alegría del Evangelio,” nuestro Santo Padre nos recuerda que ““El bien siempre tiende a comunicarse. Toda experiencia auténtica de verdad y de belleza busca por sí misma su expansión, y cualquier persona que viva una profunda liberación adquiere mayor sensibilidad ante las necesidades de los demás. Comunicándolo, el bien se arraiga y se desarrolla” (n. 9).”

Como proclamadores de la Buena Nueva, debemos asegurarnos que su bondad hechó raíces en nuestros corazones para así ser más sensitivos ante los sufrimientos y necesidades de los pobres. El Papa Francisco nos advierte sobre la cultura de la indiferencia y nos exhorta a defender la santidad de la vida y la dignidad de cada persona en contra de la mentalidad de deshecho de nuestra sociedad. Solo entonces podemos albergar ambientes de inclusión y de respeto hacia todas las personas - hacia los no natos en el vientre de sus madres, a los jóvenes y a los ancianos, a los ricos y a los pobres, a los refugiados y a los indocumentados, a los homosexuales y a quienes sean tratados de manera inhumana.

Debemos salir y asegurarnos que cada persona experimente nuestra hospitalidad cristiana, nuestro cuidado, cariño y respeto. Después de todo, todos somos una gran familia como Iglesia, como el Cuerpo de Cristo, hermanas y hermanos iguales, creados a imágen y semejanza de Dios. Esa es en verdad la Buena Nueva de la Pascua, la alegría y paz de la Resurrección.

Digamos así nuestro camino espiritual como miembros de una Iglesia local dirigiéndonos hacia “Una Primavera de la Nueva Evangelización”. Es un tiempo de alegría para nuestra diócesis, Felicito y les agradezco a los nuevos párrocos, vicarios parroquiales y administradores designados por su voluntad y disposición aceptando sus asignaciones pastorales para el servicio de Dios y su Pueblo.

Vale la pena notar y agradecer a todos quienes asistieron a la Misa Crismal anual. La presencia de tantos sacerdotes, diáconos y sus esposas, mujeres y hombres religiosos y la representación del laicado fue verdaderamente una inspiración. Fue una celebración hermosa y emotiva de unidad y solidaridad como una comunidad parroquial vibrante.

También animo a todos a que apoyen a nuestro DDD del 2018 para que podamos alcanzar la meta de este año. Recuerden que el DDD ayuda a las finanzas diocesanas de las cuales dependen varios ministerios y programas, especialmente en las parroquias y misiones más pobres de nuestra diócesis.

Por favor recuerden que el DDD no es solo un proyecto ni una campaña financiera. En su lugar, es nuestro esfuerzo de corresponsabilidad para moldear nuestras mentes y corazones para así poder hacer sacrificios con las ofrendas agradeciendo los dones que Dios nos da, partes integrales así de nuestra vida cotidiana. Por favor sean generosos y contribuyan con sus corazones, Dios ama a quien dona con alegría.

Finalmente, en los próximos meses, estaremos ingresando en la etapa final para las sesiones de discusión y escucha para la formulación de un nuevo Plan Pastoral. Mi corazón se inunda de alegría al ver el espíritu de colaboración y camaradería entre nuestro clero y laicado, lo cual es una de las partes esenciales en la construcción de nuestra Iglesia local en Utah. Les agradecemos todos sus esfuerzos.

Realmente tenemos la bendición de estar llamados a proclamar y a ser testigos de la Resurrección de Nuestro Señor Jesús. Felices Pascuas, y que la paz de nuestro Señor Resucitado esté con ustedes!

+ El Reverendísimo Oscar A. Solis, Obispo de Salt Lake City

 Traducido por: Laura Vallejo

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