¡Saludos en la paz y amor de Cristo! El Miércoles de Ceniza el cual este año es el 22 de febrero, marca el comienzo de la Cuaresma, cuando comenzamos el camino espiritual de 40 días con Cristo el cual nos lleva a través de la celebración de Su pasión muerte y resurrección. Este es un tiempo para reflexionar sobre nuestras vidas, sobre nuestra relación con Dios y sobre nuestra salvación.
El Papa Francisco hermosamente describe este tiempo litúrgico en uno de sus mensajes como “… un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte.” El Papa dijo que en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: “el cristiano está llamado a volver a Dios de todo corazón, … Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar.” (Cuaresma del 2017)
El Miércoles de Ceniza marca el llamado a la renovación de la fe. A “volveos a mí con todo vuestro corazón,) (Joel 2:12). Las cenizas de las Palmas bendecidas el pasado Domingo de Ramos, una celebración que llevó a la muerte y resurrección de Jesús. Expresan el arrepentimiento por nuestros pecados. Ese arrepentimiento abre la puerta a nuestra reconciliación con Dios y con sus dones de nueva vida otorgados por la muerte sacrificio de Cristo en la cruz. Las palabras, “Recuerden, de polvo vienen y en polvo se convertirán,” se dicen mientras nuestras frentes son marcadas con las cenizas, recordándonos así de que solo somos unos humildes seres mortales, y la muerte es parte de nuestra existencia. Es así, que necesitamos actuar ahora; no hay tiempo para la procrastinación.
El arrepentimiento y la conversión de corazones no son fáciles. Las disciplinas de Cuaresma de la Iglesia, oración , ayuno y limosna nos ayudan a fortalecer nuestro deseo de sanar los deseos pecaminosos, de volver nuestros corazones hacia Dios en lugar de hacia nosotros mismos. Es por eso que nuestra Iglesia nos invita a enfocar nuestra atención hacia la cruz de Cristo, el símbolo del infinito e incondicional amor de Dios, recordándonos así que a pesar de nuestros pecados existe esperanza para nuestra salvación.
El mundo pudiese pensar que esto no es creíble, que es muy bueno para ser verdad de que Dios murió por nosotros los pecadores, quienes somos polvo en la tierra. Pero que somos realmente preciosos ante sus ojos. Él nos ama sin importar nada. Aun cuando nos vamos de boca por nuestros pecados, Dios no nos aleja, ni piensa menos de nosotros. En su lugar nos recoge, nos limpia. Y nos asegura que su único deseo es que nos levantemos y comencemos de nuevo. Como San Jose Maria Escrivá dijo “el amor de Dios es una locura.”
Este es el mensaje de Cuaresma, la Buena Nueva. Todavía tenemos oportunidad de salvación: ahora es el tiempo “para regresar al Señor con todo nuestro corazón.”
Que el tiempo de Cuaresma llene nuestros corazones con las bendiciones de Dios!
Traducción: Laura Vallejo
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