¡Saludos de paz y amor de Cristo! Este domingo marca el comienzo del Adviento. El comienzo del año litúrgico de nuestra Iglesia. Este es un tiempo de preparación para la llegada de Cristo en nuestras vidas. Hace más de 2,000 años en Belén Jesús, el Hijo de Dios, asumió la naturaleza humana exento de pecado. El 25 de diciembre conmemoramos su nacimiento como el Salvador prometido lleno de dones y alegría.
Las cuatro Semanas del Adviento nos invitan a enforcar nuestras vidas en la espera piadosa de la llegada de Cristo. Las lecturas de esta temporada nos recuerdan que debemos de estar preparados y vigilantes por su retorno. Este tono resulta claro en el Fuerte aviso de Jesús: Dénse cuenta de que sus corazones no están somnolientos por las fiestas y la ebriedad, por la ansiedad de la vida diaria, y entonces ese día te toma por sorpresa como una trampa,” San Juan el Bautista imita las palabras del Profeta Isaías: Preparen el camino para el Señor.” La Virgen Maria y San Jose ejemplifican la humildad, obediencia y entrega ante el plan divino de Dios, de las virtudes esenciales en la preparación de una morada para Jesús, “Emanuel- Dios con nosotros” en nuestros corazones.
La preparación de Adviento significa el tomarse un tiempo en silencio en nuestras mentes, para así examinar el cómo hemos permitido que las atracciones y preocupaciones del mundo nos induzcan hacia el camino del Reino de Dios. El carácter penitencial de la temporada nos invita a renovar nuestros corazones, a volver a descubrir a Cristo en nuestras vidas, y a encontrar la alegría en el perdón de nuestros pecados y la reconciliación con Dios.
Durante esta temporada los animo a leer la Palabra de Dios, a ir más seguido a Misa y a recibir la Santa Eucaristía. Oremos a diario la Liturgia de las Horas y el Rosario y vayamos a nuestro Retiro Diocesano de Adviento, manifestando así el amor y compasión de Dios a través de sus trabajos de caridad, para que el mundo se dé cuenta de que Dios existe y de que Cristo está con nosotros.
El Papa Francisco ha declarado el 2025 como el año del Jubileo de la Esperanza. En su Bula de Convocación del Jubileo Ordinario Spes Non Confundit (La Esperanza no decepciona), el Papa transmite un mensaje de confianza y esperanza en esta era de incertidumbres y de sufrimiento global. El Papa nos invita a que todos los creyentes nos embarquemos en un camino espiritual hacia una mayor conciencia de la divina misericordia y a un más profundo compromiso de propagar el amor y compasión de Dios en el mundo.
Entre la obscuridad y frio de la estación, la vela del Adviento brilla fuertemente recordándonos que “la luz ha llegado al mundo. Brillando en la obscuridad, y la obscuridad no la vence.” Preparémonos para recibir al Emanuel, la luz que Cristo es en la Navidad. Junto a María aclamamos “el Señor ha hecho grandes cosas por nosotros, estamos llenos de alegría.”
¡Bendiciones para todos!
Traducción: Laura Vallejo
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