Mensaje del Día del Padre del Obispo Solis
¡Saludos de la paz y el amor de Cristo!
Este domingo celebramos el Día del Padre, un tiempo especial para reconocer, honrar y agradecer a nuestro padre terrenal por el don de la vida y por la imagen paternal de un amoroso y cariñoso Dios.
Para mí esta es una ocasión sentimental, ya que vívidamente recuerdo las experiencias de mi niñez que fuertemente influenciaron y moldearon mi vida. Como la mayoría de las personas que crecieron con un papá, existe una gran probabilidad de que compartamos el mismo sentimiento y perspectiva hacia Dios el padre que sentimos hacia nuestro padre terrenal.
Mi padre falleció joven pero vivió lo suficiente para inspirarme y enseñarme las virtudes esenciales y valores fundamentales que guiaron mi relación con los demás en cada etapa de mi vida.
Él fue mi primer maestro quien me enseñó de todo desde andar en bicicleta hasta manejar un automóvil. Yo lo admiré con un gran respeto y admiración como a un héroe y un modelo a seguir. Él dio testimonio a través de sus palabras, obras y especialmente con su ética de trabajo y su amor dadivoso como padre. Él nos enseñó, a sus hijos, la fidelidad y compromiso en el matrimonio, la persistencia, y la perseverancia conforme nos daba confort, seguridad, todo lo que necesitábamos mediante el sudor y lágrimas de su trabajo.
Hoy, me uno a ustedes agradeciendo a nuestros padres quienes nos ayudaron a poner la base de nuestras vidas. Es una muy grande bendición el poder reconocer tal privilegio a pesar de las inevitables fallas en su parte. En sus limitadas e imperfectas maneras, ellos son un espejo y reflejo del amor de Dios, nuestro padre celestial.
El Día del Padre nos ayuda a recordar que contamos con Dios quien nos provee con nuestro padre terrenal. Este domingo, hagamos que el día sea uno verdaderamente especial, apreciando, honrando y a gradeciendo a Dios por nuestros papás, tanto quienes han fallecido como quienes están vivos. Agradezcan a Dios por el don de nuestros papás y oren para que permanezcan fieles a su sacra vocación, para que encuentren la valentía para perseverar en medio de su trabajo, de sus retos, sacrificios y otras cargas y responsabilidades.
Que el Señor continúe acompañándolos y bendiciéndolos en sus alegrías y tristezas, y los nutra con su gracia conforme son testigos de su amor incondicional por nosotros. Mientras encuentran la paz en la tierra, que sean bendecidos con la paz eterna en el cielo.
¡Feliz Día del Padre!
Traducción: Laura Vallejo
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