Mensaje del Obispo: Domingo de la Divina Misericordia

Friday, Apr. 17, 2020
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Nuestra Iglesia continúa celebrando el infinito amor de Dios mediante el Domingo de la Divina Misericordia, que este año se celebra el 19 de abril.
Esta celebración de devoción personal a la Divina Misericordia, fue agregada al calendario de la Iglesia universal en el año 2,000 por el Papa Juan Pablo II, siendo el año cuando Santa Faustina Kowalska fue canonizada. Ella era una monja polaca que recibió una serie de revelaciones privadas centradas en la Misericordia de Dios. Sus experiencias espirituales fueron redactadas en su diario. Su revelación es una conformación de la gracia de Dios para una humanidad pecaminosa, así como de su constante invitación a la reconciliación para así poder experimentar Su gran Misericordia.
Durante sus visiones, Jesús le dio a Santa Faustina la misión de promulgar el mensaje de la Divina Misericordia en todo el mundo. Esto conllevó a la poderosa oración de la Coronilla de la Divina Misericordia.
La imágen de la Divina Misericordia que fue descrita por Santa Faustina desde su revelación, expresa la hermosa realidad del amor de Dios: los dos rayos de luz representan la sangre y el agua del corazón de Cristo que iluminan al mundo recordándonos del sacrificio de Cristo en la Cruz y de los dones del bautismo y del Espíritu Santo. (Diario, 299). El corazón herido de Cristo se transforma en la fuente de la misericordia del amor de Dios y del don de la reconciliación.
El Papa Juan Pablo II declaró a Santa Faustina como “La secretaria del amor de Dios”. Y que el segundo domingo de Pascua sería reconocido como el Domingo de la Divina Misericordia. Este día dirige a los corazones de la humanidad hacia la infinita misericordia y amor de Dios.
Juan Pablo II dijo que la celebración también es el don de la Pascua que la Iglesia recibe del Cristo resucitado y ofrece a la humanidad al alba del tercer milenio; Santa Faustina se convirtió así en la nueva mensajera de la misericordia de Dios para el mundo.
Esto no es una nueva idea, sino está en la base misma de las Sagradas Escrituras: El corazón del Evangelio es el amor y la misericordia de Dios para Su pueblo. Es la Divina Misericordia que nunca termina y el amor infinito que se celebra y se enfatiza en esta celebración.
El mensaje de la Divina Misericordia perfectamente resuena durante la Pascua. La resurrección de Cristo es la culminación de Su trabajo de salvación y la última manifestación de la misericordia de Dios. El Domingo de la Divina Misericordia es una maravillosa oportunidad para experimentar más profundamente el amor redentor y transformador de Dios en Cristo resucitado, un amor que transforma cada corazón arrepentido a la santidad. Tal y como Santa Faustina escribió en su diario: “El amor es un misterio que transforma todo lo que toca en cosas bellas y agradables a Dios. El amor de Dios hace al alma libre. Es entonces como una reina, que no conoce el constreñimiento del esclavo.”
Nuestra devoción a la Divina Misericordia de Dios, eleva nuestros corazones a Dios, nos anima a no desesperarnos, a no dudar de la voluntad de Dios de perdonar, sino de confiar en su misericordia. 
A pesar de nuestros pecados, Él nunca se cansa de perdonarnos. La misericordia de Dios es nuestra esperanza y reconciliación.
El Papa Francisco a menudo usa la palabra misericordia y esta es una actitud la que tanto la Iglesia Católica como todos los creyentes deben practicar y vivir. No dudemos en pedir este don a nuestro Padre misericordioso a través del Sacramento de la Reconciliación. 
El don La bendición de la misericordia de Dios, como cualquier otro don, no son para ser guardada sino para ser vivida y compartida con los demás. Al celebrar el Domingo de la Divina Misericordia, tengamos el valor de decir “Jesús en tí confío,” para renovar nuestra confianza en la misericordia de Dios, abrir nuestro corazones a su amor salvador y convertirnos en misioneros de Su misericordia.

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