Mensaje Navideņo del Obispo Solis
Friday, Dec. 23, 2022
Saludos de la Paz y amor de Cristo para todas las comunidades de fieles, clero, religiosos y ministros de la Iglesia de la Diócesis de Salt Lake City, así como para el Pueblo de Dios en Utah.
La Navidad es un momento especial cuando Dios con su amor infinito, envía a Su Único Hijo al mundo proclamándolo de una manera inusual y sorpresiva como el Mesías. En el misterio de la encarnación Dios se hizo hombre dentro el vientre de la Virgen María, quien concibió a través del poder del Espíritu Santo dando a luz a Jesús para salvarnos del pecado. El profeta Isaías proclama: “El pueblo de los que caminaba en la noche divisó una luz grande; los que habitaban el obscuro país de la muerte fueron iluminados… Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; le ponen el nombre el distintivo del rey y proclaman su nombre: ‘consejero admirable, Dios fuerte, Padre que no muere, príncipe de la Paz’”. (Isais 9:1-5)
Esa primer Navidad permanece como un tiempo que define y que brinda alegría y paz en nuestro turbulento mundo. El Magnífico regalo de Dios brinda Esperanza a una humanidad rota por la guerra, por la degradación moral y espiritual, por la descarada ignorancia de la santidad de la vida y dignidad humana, así como la contaminación ecológica de nuestro hogar común ante el agravio del pobre. En medio de estas sobrias realidades una luz sigue brillando y disipando la obscuridad. Jesús el Emanuel permanece acompañándonos en el camino de la vida para inundar nuestros corazones con esperanza.
El poderoso mensaje de la Navidad es el amor infinito de Dios por nosotros. Ese mismo amor que ha sido conocido por los siglos, pero que se obscurece por el pecado y por la indiferencia del mundo ante la presencia perdurable de Cristo nuestro Salvador. Aun así, la bendición preciosa que recibimos no se queda con nosotros, sino que es compartida con otros para así poder hacer de nuestro mundo un mejor lugar. En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2023, el Papa Francisco dice que, “… Nuestro mayor tesoro, aunque también el más frágil, es la fraternidad humana, fundada en nuestra filiación divina común, y de que nadie puede salvarse solo.”
En medio de este mundo problemático e inestable, Dios nunca nos abandona. El misterio de la Encarnación nos recuerda que Dios está cerca y que se hace visible en Jesús. Esta es Su manera única de llegar a nosotros, de compartir nuestra vida como humanos con sus alegrías, luchas y sufrimientos. Es por eso por lo que la Navidad esta aquí. La luz continúa brillando en la obscuridad y en la ‘cultura de cancelación’ que nos priva de la experiencia de vivir el amor salvador de Dios.
Al igual que como el niño Jesús en el pesebre, cada vez que vayamos a Misa a celebrar la Santa Eucaristía, encontramos la presencia divina de Dios; en El debemos poner toda nuestra confianza. Démosle la bienvenida a nuestro Salvador tanto en nuestros corazones como en nuestros hogares para que las bendiciones de amor, alegría y paz que la Navidad conlleva, estén con nosotros y con el mundo.
Oro por el Pueblo de Dios en nuestra Diócesis y en el mundo, y les deseo todas las bendiciones y una ¡Muy Feliz Navidad!
El Reverendísimo Oscar A. Solis
Obispo de Salt Lake City
Traducción: Laura Vallejo
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