Monja Carmelita profesa sus votos solemnes

Friday, Oct. 24, 2025
Monja Carmelita profesa sus votos solemnes
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By Marie Mischel
Intermountain Catholic

Traducción: Laura Vallejo
SALT LAKE CITY — La Hna. Mary Genevieve de Saint John, OCD, tomó el paso final en su camino para ser una miembro permanente del Carmel of the Immaculate Heart of Mary en Salt Lake City al profesar sus votos solemnes durante una Misa rea-lizada el 11 de octubre en el convento.
El Muy Reverendo Matthew Williams, OCD, Provincial de la Orden de las Carmelitas Descalzas, de  la provincia del Oeste presidió la Misa. Concelebrando estuvieron el padre Michael Augustine Amabisco, capellán del Centro Católico Skaggs en  Draper; el padre Sebastian Chacko, en residencia en la parroquia de Saint Francis Xavier en Kearns; y el padre  Adrian Komar, párroco de la Iglesia de Saint Thomas More en Cottonwood Heights. El diácono Steve Hillmann asistió a la celebración.
El padre Williams ofreció sus felicitaciones a la familia de la Hna. Genevieve, así como a sus amigos y a los miembros de la comunidad del monasterio, “por esta gran ocasión,” dijo. “Es un gran día para el Carmel y para nuestra provincia, y estamos muy agradecidos con Dios por las muchas bendiciones que ha derramado sobre nosotros.”
Durante su homilía el padre Michael Augustine dijo que Dios le había revelado a la Hna. Su plan para ella, así como el Todo Poderoso lo hace para cada persona, y el que ella abriese su mente y corazón “al infinito amor de Dios.”
Para llegar a ese punto ella tuvo que ir “por un camino de muchos años, de muchas oraciones, probablemente de muchas dudas y muchas lágrimas,” dijo el padre. 
“Dios llama, Dios provee, Dios envía,” dijo el padre, agregando que él espera que el ejemplo de la Hna. Genevieve de seguir el llamado de Dios hiciera que los presentes reflexionaran en lo “¿qué significa para nosotros- ¿cómo se nos llama?, ¿qué se nos está dando?. Y el ¿cómo seremos enviados?.  ¿Estarémos abiertos a todo eso?.”
Durante la profesión de sus votos solemnes los cuales sucedieron después de la Homilía, la Hna. Genevieve dijo que deseaba “vivir fielmente con La Virgen María una vida en alianza con Jesucristo,” y que esta incluyera la castidad, pobreza y obediencia.
“Con todo mi corazón doy todo mi ser a esta ins-titución religiosa restaurada por Santa Teresa buscando la perfecta castidad en el servicio de nuestra Madre Iglesia por la gracia del Espíritu Santo y la ayuda de la Madre de Dios, a través de la oración constante y para dar la gloria eterna a la santísima Trinidad,” dijo en sus votos. 
Durante una entrevista después de sus votos, la Hna. dijo que ella sintió que en lugar de haber llegado a una meta, ella apenas comenzaba su camino, “Me he preparad tanto por tantos años para este momento, y ahora es como si Dios me diera ‘Todavía tengo algo preparado para tí.” Creo esto está entre las frases que mi confesor me dijo ‘Ahora el trabajo realmente comienza’.”
La Hna. dijo estar contenta por este camino ya que “Dios me ha preparado para este punto, y ahora realmente me ha equipado para seguir adelante y acoger lo que me envié, sea lo que sea.”
La vida en claustro no es algo que ella planeaba cuando estaba pequeña. Fue bautizada de infante y asistió a clases de educación religiosa hasta que cumplió los 9 años de edad a pesar de que su mamá no era Católica y su padre no practicaba la fe.
Después del divorcio de sus papás ella dejó de ir a las clases de CCD pero leía la Bi-blia de su mamá escogiendo pasajes aleatoriamente. Después de la preparatoria asistió a la Universidad de Redlands en el sur de California en donde participó activamente en el Centro Newman. Uno de los estudiantes recibió el Sacramento de Confirmación “y cuando vi eso. Pensé. Eso es lo que deseo,” dijo la Hna.
Después de su graduación, fue confirmada a los 22 años de edad en la parroquia de Saint Elizabeth Ann Seton en Rowland Heights, California, en donde participaba como cantor. Un colega le sugirió considerar la vida religiosa, pero ella dejo de lado la idea ya que deseaba una familia.
Cuando cumplió 28 años de edad comenzó a considerar más seriamente la vocación religiosa ya que “mi mente y corazón estaban en la Iglesia,” dijo la Hna. “y realmente deseaba hacer algo en lo que pudiera poner todo mi corazón.”
Ella platicó el tema con su mamá quien “estaba totalmente en contra,” dijo la Hna. Sin embargo, cuando un miembro de su parroquia fue ordenado al sacerdocio, ella escuchó su historia de vocación y decidió que ella debía abrirse al llamado, aunque no se sentía atraída a una orden religiosa en particular.
Entonces un día que su mamá y ella asistieron al Festival de Shakespeare en Cedar City, ella “se enamoró de las hermosas montañas y sintió la presencia de Dios,” dijo la Hna.
Cuando regresó a su hogar ella comenzó a buscar sobre las órdenes religiosas en Utah y el monasterio de las Carmelitas en Salt Lake City fue el primero que apareció. Ella les escribió preguntándoles si podía visitarlas, y fue invitada a hacerlo. El primer día, se arrodilló frente a la Eucaristía, “y sentí una profunda paz, y supe que allí era,” dijo la Hna.
Cuando la visita de cinco días llegó a su término, “al irme me sentí muy rara,” pero pasaron otros 18 meses antes de que ingresará al convento. Una de las razones fue que algunos familiares se oponían. Mientras que la hermana menor de su papá y su esposo eran Católicos devotos, “ellos realmente me apoyaron en mi fe,” la familia de su mamá no era Católica y “creo que se sintieron rechazados.” 
Aún después de haberse convertido en una postulante su camino no fue fácil, pero “creo que yo estaba, o al menos lo pienso por la gracia de Dios ya que parecía que fuese lo que fuese que pa-sara en el día o cualquier reto al que me enfrentase, el ir a orar y sentarme ante el Santísimo Sacramento me sentía en mi hogar.”
La Hna. dijo que entre las dificultades a las que se enfrentó fue el aprender a pedir permiso para hacer cosas, ya que estaba acostumbrada a estar sola y su mamá siempre al animo a ser independiente, “así es que estaba acostumbrada a tomar la iniciativa y hacer las cosas.”
A veces dudó si estaba tomando la decisión correcta. “Pienso que el demonio trata de desanimarte, o de hacerte pensar que no estas por el camino correcto,” pero no en ella pues “la gracia de Dios siempre se hizo presente. No hubo reto que llegase al punto de decir ya no más. Cuando llegaba ese momento en donde me sentía que ya no más, otro momento y al otro día sentía que, sí podía, así es que esa gracia fue la que siempre me motivó,”
La Hna. dijo que iba a clases semanales en donde le enseñaban sobre los santos Carmelitas así como las tradiciones, y también había un día para aprender a vivir en la comunidad.
“La decisión de perseverar fue una marca de mi camino, ya que al comienzo como postulante y como novicia sentí como aún estaba en discernimiento, realmente si esta era mi vocación, si es que esta vida era lo que deseaba para el resto de mi vida.”
Conforme pasaron los años, ella dijo se sintió mas segura de su vocación, y su familia aceptó su decisión, “ya que ellos solo desean que yo sea feliz. Aunque aún no entienden completamente algunas cosas como el que no puedo regresar a casa para Acción de Gracias, cosas similares a eso. Pero por la gracia de Dios su amor es algo que nunca ha cambiado.”
Ahora totalmente profesada, “siento esa gran paz,” dijo la Hna. “Lo que el futuro depara no lo sé… pero me siento bendecida y es una gracia y una bendición, esta vocación, porque si fuese por mí yo no me hubiese elegido a mí. Dios me llamó,” y eso me da la paz. 

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