El padre Samuel Dinsdale creció en el área de Ogden, en donde asistió a las escuelas Católicas de St. Joseph , para entonces asistir a la Universidad Utah State, de donde se graduó con un título en artes liberales y negocios. Después ingresó al seminario de St. Patrick en Menlo Park, California en donde recibió un título en teología sacra y una maestría en divinidad. Fue ordenado al sacerdocio el 29 de mayo del 2003 por el Reverendísimo George H. Niederauer, octavo Obispo de Salt Lake City.
El padre Dinsdale ha servido en varias pa-rroquias en la diócesis: Santa Teresita del Niño Jesús en Midvale, St. John Bosco en Delta y sus misiones, St. Mary of the Assumption en Park City, St. Patrick en Salt Lake City, St. Marguerite en Tooele y más recientemente en Blessed Sacrament en Sandy.
El padre sirvió un término de tres años en la consejo directivo de este periódico, y dos términos como presidente de la Comisión Litúrgica diocesana.
El 3 de agosto comenzará su nueva asignación como párroco de la Iglesia y de la escuela de St. Vincent de Paul.
¿Qué quiere que sus nuevos feligreses supieran sobre usted?
Prefiero ser llamado padre Sam. Desde que tenia 5 años de edad he vivido o tenido conexiones con Utah. Ingresé al seminario a los 23 años de edad en Menlo Park California a la escuela de Teología de St. Patrick. A los 29 años de edad fui ordenado al sa-cerdocio para la Diócesis de Salt Lake City. Por 19 Años he sido sacerdote y St. Vincent será mi sexta parroquia y mi cuarta como párroco.
Mi última asignación en Blessed Sacrament estuvo llena de retos en el sentido de que la última parte de mi asignatura fue absorbida por el COVID. Como parroquia resolvimos como ser Iglesia durante la gran pandemia. Seguimos todas las cambiantes prescripciones y pusimos lo mejor de nuestra parte para seguir sirviendo a quienes desearon seguir conectados a la Iglesia.
¿Qué es lo que espera de su nueva asignación?
Los muchos buenos y conscientes feligreses que he tenido el privilegio de conocer y hacer ministerio con en las parroquias, hospitales, centros de convalecencia, prisiones y cárceles, me animan. Espero con alegría realizar ministerio con el buen y muy capaz personal de St. Vincent quienes tienen un gran sentido de servicio y su propia vocación.
El padre Norman fue el director de la preparatoria de St. Joseph cuando fui estudiante allí. Me honra el seguir sus pasos como el nuevo párroco de St. Vincent. Deseo compartir la rectoría con monseñor Mannion.
La última vez que viví con otro sacerdote fue cuando estuvo asignado en la Iglesia de St. Mary of the Assumption en Park City cuando fui vicario parroquial por dos años y compartí vivienda con Monseñor Bob Bussen, el padre Jim Flynn y Bennie the hound.
Como sacerdote, ¿cuál ha sido su mayor reto?
Para mí no ha habido un reto mayor ya que todas las asignaciones tienen sus retos. Cuando traté de realizar ministerio en español, me costó trabajo que me entendieran y el entender. Cuando he sido párroco de una Iglesia con escuela, ha habido una lucha perpetua por el pago de las cuentas, por subir las inscripciones, y por mantener las escuelas abiertas.
Cuando realizo ministerio con las personas en mis parroquias, existe una gran dificultad para alcanzarlos y realizar ministerio de manera adecuada ya que la mayoría (más del 70 por ciento) no asisten regularmente a la celebración de la Eucaristía ni están conectados con la comunidad Católica.
Existe un gran reto para ser entendido, ya que la mayoría interpreta los temas desde una perspectiva o liberal o conservativa. Resulta imposible entender las ense-ñanzas con estas maneras de derecha o de izquierda.
Si uno habla sobre los pobres o sobre la corresponsabilidad de la tierra, entonces uno es percibido como de izquierda. Si uno habla del aborto y de la santidad de la vida entonces a uno se le percibe como conservador. Las personas se confunden cuando la Iglesia nos se alinea con un partido político o on una ideología.
Como sacerdote, ¿cuál ha sido una de sus mayores satisfacciones?
Mi experiencia más significativa es la celebración del año litúrgico, particularmente en los días más tranquilos. Me gusta mucho celebrar la Eucaristía junto a quienes aman la Liturgia y desean participar activamente de la misma.
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