El 28 de julio 10 sacerdotes de la Diócesis Católica de Salt Lake City asumirán sus nuevas asignaciones como párrocos , administradores o capellanes, en las parroquias designadas. Aquí una breve presentación de cinco de ellos y de sus vidas; los cinco restantes serán publicados en la edición del 23 de julio del Intermountain Catholic.
Padre Kenneth Vialpando
El padre Kenneth Vialpando, nativo de Utah, nació y se crió en Tooele en donde fue bautizado y asistió a la escuela. Después de un tour en Marine Corps, ingresó al seminario Mount Angel y recibió un título en Ciencias. También asistió a la seminario ST. Thomas en Denver y a Colegio Pontificio Josephinum en Columbus Ohio en donde recibió una maestría en Divinidad.
El 24 de agosto de 1991 fue ordenado al sacerdocio para la Diócesis de Salt Lake City por el Reverendísimo William K. Weigand, séptimo Obispo de Salt Lake City. Ha servido en numerosas asignaciones en la diocesisi incluyendo ma-estro y capellán en la preparatoria Católica Judge Memorial y asistente capellán de los scouts, y miembro del Comite de Espiritualidad. Otras asisganciones especiales han incluido miembro del consejo personal de sacerdotes, Decano de la decanatura del noreste y consejero diocesano. Ha servido en las pa-rroquias de Santa Teresita del Niño Jesús, St, Ambrose, St. Piux, St. Joseph (Monticello), Nuestra Señora de Guadalupe, St. Jseph (Ogden), y St. Marguerite. En el 2019 fue asignado como Vicario de Clero, posición que seguirá conforme el 28 de julio, comienza su nueva asignación como párroco de Our Lady of Lourdes (Salt Lake City) .
¿Qué le gustaría que sus nuevos feligreses supieran de usted?
Lo primero que quiero que los feligreses sepan acerca de mí, es que estoy muy honrado al ser el 16 avo párroco de Our Lady o Lourdes, la cual fue establecida en 1913 y la cual ha “salvaguardado un rico depósito de fe, durante estos 108 años a través de los sacerdotes, hermanas y laicos quienes han servido como “piedras vivas’ de esta histórica Iglesia a través de su tiempo, talentos y tesoros, de su sangre, sudor y lágrimas. Lo segundo es que estoy muy contento y animado de ser parte tanto de la Iglesia como de la escuela. Cuando el Obispo Oscar me preguntó si estaría dispuesto a ser parte de Our Lady of Lourdes, no tuve que pensarlo. Inmediatamente respondí con un ¡Sí, por favor envíeme!.
¿Qué espera de esta nueva asignación?
Lo que espero acerca de Our Lady of Lourdes es trabajar junto con las familias. Hay mucho que decir acerca de trabajar en una parroquia con miles de familias, pero cuando un párroco trabaja en una parroquia del tamaño de Our Lady of Lourdes, tiene la oportunidad de pasar tiempo de calidad con una gran parte de las familias quienes han perfeccionado el arte de la alabanza, del trabajo en equipo, ya que no pueden ‘pasar la moneda’ a cientos de otras personas; ellos dependen el uno del otro; confían el uno del otro y se respetan como miembros en una sola familia, un cuerpo de Cristo. Espero conocer a estas familias y escuchar sus historias acerca de como sus bisabuelos, abuelos y padres construyeron esta Iglesia y la han mantenido viva junto con sus familias y lazos. Espero poder unirme a la familia de Our Lady of Lourdes si ellos esta dispuestos a adoptarme como uno más de ellos.
Como sacerdote, ¿cuál ha sido su mayor reto?
Uno de los mas grandes retos como sacerdote ha sido mudarme de parroquia en parroquia o de ministerio a ministerio. El término normal de un sacerdote en una parroquia es de seis años, si no, no más de 12. Este término o dos términos pueden ser vistos como una gra cantidad de tiempo para hacer ministerio con las personas, pero en realidad ese tiempo como párroco vuela y uno tiene que recojer sus cosas y mudarse a otra parroquia o asignación, dejando así a la familia con la que se había sentido acogido o los amigos hechos con el paso del tiempo. La relación entre el párroco y los feligreses se puede comparar con un matrimonio, por lo cual no es fácil empacar y mudarse a otra parroquia. Dejar una parroquia no es un ‘divorcio’ pero frecuen-temente y definitivamente puede sentirse como uno.
Como sacerdote ¿Cuál ha sido su experiencia más satisfactoria?
Una de mis experiencias más satisfactorias como sa-cerdote ha sido el reconocer el hecho de que si no fuese por la gracia de Dios, nunca habría podido estar de frente a una multitud, celebrar la Misa, administrar los Sacramentos, evangelizar y venerar. Como sacerdote me veo como el niño en el Evangelio quien sólo tenía cinco hojazas de cebada y dos pequeños peces. Con esta pequeña porción el pequeño no tenía suficiente para alimentar a la multitud, hasta que le permitió al Señor llevarse sus dones y multiplicarlos. Durante los 30 años desde mi ordenación, ha sido muy satisfactorio que, aunque yo solo poseo unos pocos dones y talentos, el Señor los ha multiplicado combinándolos con los dones de quienes me rodean, haciendo que sea posible para todos en la parroquia, experimentar el Pan de la Vida eterna y juntos construir el Reino de Dios.
Traducido por: Laura Vallejo
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