Traducción: Laura Vallejo
SALT LAKE CITY — El 1ero de Agosto el padre John Evans, quien actualmente es el párroco de la Iglesia de St. Thomas More en Cottonwood Heights, asumirá la Oficina del Vicario General para la Diócesis de Salt Lake City, ya que Monseñor Colin F. Bircumshaw se jubila después de haber estado en esa posición desde el 2011.
El padre dijo que la experiencia de los últimos años le ha servido para estar preparado para esta posición.
Católico desde su nacimiento en una familia de militares, el padre Evans llegó a Utah cuando su padre Alfred fue asignado a la Base Aérea Hill Force. En la base asistió a la escuela de quinto a noveno grado y sirvió como monaguillo. Cuando su padre fue asignado a Alaska el padre Evans cursó allí su preparatoria. Después obtuvo un título en Ciencias Económicas de la Universidad de Utah.
Después el padre Evans inesperadamente recibió una oferta para una posición en programación computacional en una compañía de laser médico. Más adelante trabajó en Franklin Quest como programador estadístico especializado. En ese entonces asistía al Centro Newman de St. Catherine of Sienna en donde su fe comenzó a crecer.
El padre dijo que un día, conforme estaba en oración en la Iglesia, comenzó a sentir el llamado al sacerdocio. “Ese no era mi plan; mi plan era casarme y tener hijos. Pero eventualmente decidí discernir el llamado. Me tomó cerca de un año, pero la paz del espíritu Santo fue lo que me dio la confirmación que necesitaba.”
Después de un retiro vocacional de un fin de semana con los padres Dominicos en California, el padre Evans decidió ingresar a la orden en el mes de agosto de 1996. En el 2004 fue ordenado al sacerdocio y asignado al ministerio de campus en la Universidad parroquial de St. Thomas More en Eugene Oregón, En el 2007 fue asignado a la [parroquia de St. Dominic en Los Ángeles.
En cierto punto el padre Evans decidió solicitar ser un capellán militar, pero durante el proceso comenzó a ponderar la gran necesidad de sacerdotes en la Diócesis de Salt Lake City. Poco después se comunicó con los oficiales diocesanos y fue invitado a entrevistarse con Monseñor J. Terrence Fitzgerald, quien ese entonces era el Vicario General.
“[Monseñor Fitzgerald] estaba muy feliz al escuchar todas mis preguntas sobre la diócesis y por mi interés en la posibilidad de ser parte de ella,” recordó el padre. “Cuando llegué a la entrevista me preguntó, ¿Cuándo pue-des comenzar?.”
Después de eso el padre Evans dijo que la decisión de dejar la orden de los Dominicos fue sencilla. “Siempre había valorado y apreciado mi tiempo con los Dominicos. De alguna manera, por siempre seré Dominico, pero los dejé por la falta de sacerdotes aquí, pro que preferí ser más independiente, y quería estar cerca de casa conforme mis padres envejecían para así poder ayudarlos.”
A su regreso a Utah, fue asignado a la parroquia de Santa Rosa de Lima en Layton, la parroquia de su familia. Sirvió como administrador parroquial pro unos meses para después ser asignado como párroco de la Iglesia de St. Andrew en Riverton. Al principio el padre Evans recibió una exclaustración (permiso de ausencia) por tres años de la orden de los Dominicos y en el mes de agosto del 2014 recibió la aprobación para ser incarnado en la diócesis.
Durante el primer año de servicio en la diócesis el Reverendísimo John C. Wester, noveno Obispo de Salt Lake City y quien ahora es el Arzobispo de Santa Fe, utilizó las habilidades y antecedentes del padre para varios comités financieros. Y cuando los retos para la expansión del centro parroquial de la Iglesia de St. Thomas More se tornaron difíciles. El Obispo Wester pidió al padre Evans ser el párroco allí, en donde sirvió en esa capacidad por 10 años.
“St. Thomas More me ha ofrecido mucho amor,” dijo el padre. “Toda asignación tiene bendiciones y retos, y las bendiciones han sido las personas, todos en la comunidad de St. Thomas More. Ellos han sido una bendición real.”
El padre dijo que la noticia de que sería el vicario ge-neral llegó un poco de manera inesperada. El año pasado mientras estaba en la cena de Confirmación, el Obispos Oscar A. Solis le mencionó que sería el próximo vicario general.
“Es un honor que se te pida realizar un trabajo como este, pero también es un reto,” dijo el padre Evans. “El trabajo de un vicario general, aunque parece completamente administrativo, tiene una gran parte pastoral, al igual que en las oficinas del tribunal y en otras oficinas administrativas, en donde estamos tocando las vidas del Pueblo de Dios, de los sacerdotes y de los empleados de la diócesis.”
“Estoy feliz al estar aquí y tratar de ayudar,” dijo el padre. “Por favor oren por mí y para que realice un buen trabajo, para poder servir al Obispo y a las personas en esta diócesis y para el gran apoyo de nuestros sacerdotes.”
El padre Evans tomará la posición del Monseñor Bircumshaw quien el 31 de julio se jubila de la posición en la que sirvió por trece años.
“Tengo la confianza de que el padre Evans será un maravilloso vicario general,” dijo monseñor Bircumshaw. “Él es un buen sacerdote dedicado y santo. Tiene muchas habilidades en gerencia y contabilidad que muchos sacerdotes no tienen al ingresar al sacerdocio, con habilidades que lo ayudaran en el servicio para la diócesis- especialmente en el manejo del presupuesto y en la coordinación, supervisión y desarrollo del personal de laicos y clero en el Centro Pastoral. El se relaciona muy bien con los puntos teológicos de la Iglesia y tiene un buen sentido del humor. Es maduro y tiene profesio-nalismo, pero maneja el ministerio de forma cariñosa y es respetado por sus compañeros sacerdotes. Con la gracia que la oficina le promete en su papel como vicario del Obispo, el debe de volar como si tuviera alas de águila.”
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