Obispo Solis termina mandato de uso de mascarillas para la Diócesis de Salt Lake City

Foto de cortesía

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El 14 de febrero el Obispo Oscar A. Solis envió un memorandum con el cual dio por terminado el mandato del uso de mascarillas en la Diócesisi de Salt Lake City. A partir del 15 de febrero, parroquias e instituciones similares, excepto para las escuelas Católicas, dejan de tener el mandato del uso de mascarillas en áreas públicas.

Sin embargo el Obispo dijo que “Una terminación del mandato similar a esta en nuestras escuelas Católicas será efectiva a partir del 1ero de marzo de 2022.”

Aunque el mandato se da por terminado, el uso de mascarillas en reuniones en lugares cerrados permanece EXTREMADAMENTE RECOMENDADO, escribió el Obispo. “Tomando en consideración a los ancianos, los vulnerables y quienes sufren enfermedades comórbidas, y otras enfermedades crónicas, la caridad para el bien común siempre esta antes que las libertades individuales.”

El distanciamiento social se sigue fomentando el distanciamiento social, conforme lo permitan cada lugar o circunstancia.  Y también se anima a que todas las personas estén totalmente vacunados.

Para el Miércoles de Ceniza, el cual este año es el 2 de marzo, “los fieles que deseen recibir las cenizas en el ritual tradicional de Contrición de Cuaresma, tendrán la opción de recibirlas de manera tradicional con la imposición de las cenizas en la frente o de una manera más tradicionalmente antigua, esparcidas en las cabezas (esto evitando ser tocados). Si se prefiere el esparcimiento en lugar de la imposición, simplemente haga una reverencia (incline la cabeza) cuando vaya a recibir las cenizas. Se pide a todos los ministros que impartirán la ceniza que lleven mascarillas.

El memorándum termina expresando el deseo de que “conforme los casos y hospitalizaciones por el COVID-19 continúan disminuyendo, seremos capaces de dar a nuestros párrocos, administradores, directores, y demás líderes una mayor autonomía en el manejo de los protocolos de seguridad. Seguiré reuniéndome regularmente con el personal jerárquico y con los decanos regionales para discutir la evolución de los protocolos de seguridad para nuestra diócesis, revisando el índice de hospitalizaciones y el número de casos, realizando así los ajustes necesarios en nuestros protocolos en forma acorde.”