Octubre es el mes del Respeto por la Vida

Friday, Oct. 01, 2021
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By El Rev. Oscar A. Solis
Obispo de Salt Lake City

 

Obispo de Salt Lake City

Mis queridos hermanos y hermanas. Saludos en la paz y amor de Cristo!

Octubre es el mes de respeto por la vida, siendo este un buen tiempo para reflexionar en como las enseñanzas Católicas nos hablan sobre los muchos retos a los que nos enfrentamos hoy en día.

Aquí en Utah, tenemos un sabor de los muchos de los temas polémicos a los que la Iglesia Universal se enfrenta. Por ejemplo, hace unas semanas, Catholic Community Services de Utah dio la bienvenida al primer refugiado de Afganistán al estado después de que los Estados Unidos retirara su fuerza militar en el país. También el mes pasado, Católicos locales se unie-ron a varias actividades para orar por el fin del aborto, aun cuando nuestra Suprema Corte Federal de Justicia se prepara para considerar un caso que puede llegar a determinar el futuro del aborto legal. Y viendo hacia el futuro, muy pronto nuestras parroquias comenzarán a colectar donativos para ayudar a que los más necesitados puedan celebrar la temporada festiva con generosas comidas y regalos para los niños- mientras Jesús fijó que el pobre siempre estará con nosotros, podemos hacer nuestra parte para mitigar el sufrimiento. Otra oportunidad para vivir nuestra fe llegará en enero, cuando nuestra diócesis una vez más dará voz en la Legislatura de Utah oponiéndose a una la ley pro-puesta en cuanto a la pena de muerte.

Todos esos temas- inmigración, oposición al aborto y la pena de muerte, tocan las necesidades del pobre y vulnerable- y están mencionadas en la hermosa enseñanza social e la Iglesia, la cual proclama que toda vida humana es sagrada.

Este año la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, eligió el tema “San José, defensor de la vida, ruega por nosotros.”

Todos sabemos que San José era el esposo de la Virgen María, y papá adoptivo de Jesús. “encontramos un profundo recordatorio de nuestro propio llamado a acoger, proteger y defender el don preciado de Dios de la vida humana,” se lee en el USCCB.

 El Papa Francisco ha dedicado todo el año como el Año de San José “Él era el verdadero “milagro” con el que Dios salvó al Niño y a su madre,” como lo dice el Santo Padre en su Carta Apóstolica Patris Corde (Con corazón de padre) del 2020, la cual fue publicada en el 150 avo aniversario de la proclamación de San José como patrón de la Iglesia Universal.

Aunque no existe un record sobre ninguna palabra pronunciada por San José, sus acciones nos dieron un modelo a seguir. La Biblia nos dice que San José al principio tuvo “muchos problemas’ por el embarazo. Pero entonces, en un sueño recibió consuelo del cielo y tomó a María como su esposa. A partir de ahí, él protegió a la Santa Madre y el niño Cristo, llevándolos a Egipto para escapar de la ira del Rey Herodes.

Reflexionando sobre la huida la de Sagrada Familia, podemos sentir la solidaridad con los inmigrantes de hoy en día. Muchos ponen sus vidas en riego al escapar de las guerras o de la hambruna, para encontrar una mejor vida para sus familias. La solidaridad es la base de nuestra enseñanza de la Iglesia en cuanto a la dignidad y santidad de la vida humana.

Como San Juan Pablo II escribió en su carta Encíclica  (Sollicitudo Rei Socialis), la solidaridad es “es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos.”

También podemos reflexionar sobre el hecho de que San José formó una familia con la Santa Madre y con el niño Cristo. Podría parecer extraño el reflexionar sobre el valor de la familia durante el Mes de Respeto por la Vida, pero “El bienestar de la persona y de la sociedad humana y cristiana está estrechamente ligado a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar.” (Gaudium et spes 47 § 1).  

Es así que debemos orar por los matrimonios, para que estos sean un Espejo de la unión Cristiana de nuestras relaciones con nuestros hermanos. Como nos dice el catecismo, “En nuestros hermanos y hermanas vemos a los hijos de nuestros padres; en nuestros primos, los descendientes de nuestros antepasados; en nuestros conciudadanos, los hijos de nuestra patria; en los bautizados, los hijos de nuestra madre, la Iglesia; en toda persona humana, un hijo o una hija del que quiere ser llamado “Padre nuestro”...

Conforme consideramos a San José, debemos recordar que él proveyó a la Sagrada Familia con el trabajo de  sus manos. San José es un modelo de la labor humana. “De él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo,” escribió el Papa Francisco en el Patris Corde.

Reflexionando en el trabajo durante el mes de Respeto por la Vida, recordemos que es principalmente a través del trabajo que las familias pueden ser sustentadas. En ausencia de un trabajo adecuado y de salarios justos, la pobreza crece y de esta llegan las muchas enfermedades. “La situación de pobreza no sólo provoca todavía en muchas zonas un alto índice de mortalidad infantil, sino que en varias partes del mundo persisten prácticas de control demográfico por parte de los gobiernos, que con frecuencia difunden la contracepción y llegan incluso a imponer también el aborto, escribió el Papa Benedicto XVI een su Carta Encíclica Caritas in veritate, en el 2009.

Estos son solo unos ejemplos de como el padre adoptivo de Nuestro Señor es de hecho un santo que es un defensor de la vida- de todas las etapas de la vida humana, desde su concepción hasta su muerte natural. Es así que unámonos en la oración  del USCCB sobre San José defensor de la vida:

Amadísimo san José:

Ante el pedido de un ángel,

amorosamente llevaste a María a tu hogar.

Como humilde siervo de Dios, guiaste a la Sagrada Familia por el camino hacia Belén,

acogiste a Jesús como tu hijo en el refugio de un pesebre,

y huiste lejos de tu patria para la seguridad de la Madre y el Hijo.

Alabamos a Dios porque tú,

siendo su fiel protector,

nunca dudaste sacrificarte por quienes fueron encomendados a ti.

Que tu ejemplo nos inspire también para acoger, atesorar y proteger el más preciado don de la vida que nos regala Dios.

Ayúdanos a comprometernos con fidelidad para servir y defender la vida humana – en especial donde es vulnerable o esté amenazada.

Obtennos la gracia de hacer la voluntad de Dios en todas las cosas.

Amén.

Traducción: Laura Vallejo

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